Estabilidad emocional

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Al día siguiente Eren faltó la primera hora de clases para llevar a Mikasa a la clínica, ella aún se veía bien pero tenía miedo. 10 años de gato equivalente a 56 humanos, ya era alguien bastante mayor.

El doctor especializado la revisó, no había ninguna reacción secundaria a la vacuna, sin embargo...

— Su edad es avanzada, y muestra un desgaste físico muy intensificado, es probable que en algunos días muera —  dijo

Su corazón se estrechó y Mikasa dejó caer su cabeza en aquella plancha metálica. Suspiró, volvería a verse con su hermana y madre.

Sus ojos verdes se cristalizaron.

— ¿Como cuánto tiempo? —  preguntó

— Tres semanas —  dijo  — Pero siempre en buen cuidado y cariño puede alargar un poco el tiempo, no te pongas triste, no le gustará —  dijo, refiriéndose a la gatita.

Sus ojos chocaron con las de ella, una mirada tan fija y compasiva que le hicieron llorar un poco.

— Bien, gracias —  dijo y levantó a Mikasa de aquél lugar, cargándola con el estómago hacia arriba

— Sabes? Lo mejor que puedes hacer es buscar otra mascota, así no estarás solo y evitarás una enfermedad —  agregó el veterinario sin dejar de darle la espalda

— Enfermedad? —  preguntó el castaño, confuso

— Sí, enfermar por tristeza —  dijo

Eren no dijo nada más, salió del lugar para ir a casa y sentarse en el sofá aún con la gatita negra en brazos. La cual pronto tomó su forma humana.

— No estés triste, por favor —  le pidió

— ¿Quieres que con esas simples palabras mi ánimo cambie? —  se le notaba dañado

— Oye, nos vamos a volver a ver, los tres —  dijo muy segura, refiriéndose también a Annie

— No quiero a otra mascota que no sean ustedes —  dijo

— Eren, hace ya mucho que no nos tratabas como simples mascotas, nos volvimos las chicas de tu vida —  abrazó su cuello y pegó su cabeza a su pecho, escuchaba su pálpito.

— No me interesa eso, yo solo las quiero a ustedes —  de nuevo sus lágrimas caían 
— ¿De verdad nos vamos a volver a ver? —  preguntó levantándo su cabeza, mostrando su mirada rota

— Sí, te lo juro, no sé cuanto tiempo tome pero no pierdas la esperanza, los tres volveremos a estar juntos —  y con una sonrisa se acercó a su rostro, comenzando con leves roces y mordidas en los labios del chico, quien no dudó en corresponder pero de manera más dolida al imaginarse una segunda y cruel partida, no quería decir adiós de nuevo y mucho menos quería esperar por mucho. Sí, por primera vez, se enamoró de verdad.

Mis lindas y tiernas nekosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora