Un fin de semana, temprano ya casi para ser las 12:00 p.m. y una hora después verse con Mikasa.
Estaba ansioso, igual que con Annie hace ya una semana. Su contacto no disminuyó, ella iba a visitarlo o viceversa para verse y seguir platicando de cualquier cosa, terminando ya pocas veces en asuntos lascivos.
Se preguntaba cómo sería su encuentro con la azabache, ya tenía claro que seguía siendo la misma chica extrovertida de siempre pero quería conocer su personalidad completa, actual.
Cuarenta minutos más, parecía eterno.
Aunque lo consideró ridículo, decidió salir a esperar fuera, tomó una chaqueta, sus llaves y abrió la puerta, llevándose la sorpresa de encontrarla justo frente a su puerta a punto de tocarla.
Sonrieron.
- Vaya, pensabas salir - dijo ella, bajando su mano
- Sí, iba a esperarte afuera - dijo con simpleza para después abrir más la puerta y dejarla pasar, lo cual hizo la azabache
Al dar tres pasos sintió algo, como si ya hubiera estando en ese lugar.
- Bueno, sé bienvenida - le dijo Eren, quien cerró la puerta y dejó las cosas que tenía en manos en su lugar
- Es la primera vez que estoy aquí, verdad? - preguntó, posando su mano sobre el sofá de la sala, llegando a su mente a ella misma llorando sin consuelo
Separó su mano y volteó a mirar a Eren.
- Tal vez - se acercó a ella
La mirada de Mikasa se volvió coqueta, notó algo en aquél acercamiento del chico.
Estiró ambos brazos y lo tomó del cuello de su camisa, acercándolo a ella con lentitud mientras sentía las yemas de sus dedos recorrer sus brazos.
- Dime algo, Eren Jaeger, tú y yo fuimos algo en el pasado?, algo que por alguna razón no recuerdo - lo miraba fijamente a los ojos
- Todo depende de lo que te acuerdes - contestó, acercándose milimétricamente
Mikasa sonrió, había algo escondido y lo descubriría, a la manera en la que el moreno insinuaba.
Acercó sus labios a los suyos para besarlos, evidentemente había algo recorriendo su memoria, no era la primera vez que se besaban, se veía a ella, pero al mismo tiempo a otra persona. Se separó.
Tomó el rostro de Eren y lo acercó, ésta vez sin beso ni nada.
- ¿Qué soy para ti? - preguntó sin quitar su mirada desafiante
- La mujer de mi vida - contestó
- Antes o ahora? -
- En los tiempos que sean - respondió
- Pero no lo recuerdo -
- No importa -
- Bieen - sonrió, rodeó el cuello del chico y con un pequeño salto rodeó la cadera del mismo con sus piernas, mientras que las manos de Eren sostenían la parte trasera de los muslos de la chica.
- ¿Qué piensas hacer? - preguntó con curiosidad paciente de deseo
Mikasa sonrió.
- Hay algo escondido entre los dos, pero con caricias y besos no logro tener recuerdos claros, así que tal vez, mi memoria se estabilice durante o después de hacer el amor, ¿Lo haz hecho antes? - acarició su labio inferior con ambos pulgares.
- Sí, claro que sí - sonrió
- Bien, entonces hazme recordar - des abotonó la parte alta de su camisa para introducir sus manos y tocar sus hombros para luego comenzar con besos desbordados de lujuria.
El chico caminaba con algo de dificultad, pero aún con eso logró llegar a su habitación, cerrar la puerta y comenzar con un nuevo resultado sexual con la azabache.
Una pregunta invadió su mente mientras besaba aquel cuello tan pálido.
¿Esto estaba bien? Sonrió por ser la misma pregunta cuando todo estaba comenzando, así que se respondió a sí mismo. Sí, está todo bien ahora.
Continuó recordando tanto la primera vez como las consecuentes, inconscientemente ayudando a Mikasa a recordar ciertas cosas, no a detalle pero sí importantes.
♦ ♦ ♦ ♦ ♦
Sentía suaves caricias en uno de sus brazos, despertó poco a poco, abriendo con lentitud y cansancio sus ojos. Sonrió.
- Hola - dijo el castaño
- Hola - respondió ella
- ¿Recordaste algo? - preguntó
La azabache asintió y suspiró.
- Es confuso, pero al menos ya sé algo -
Se creó un silencio corto, comenzó a sentir frío, debido a que su brazo estaba expuesto sobre las cobijas que cubrían su torso.
Eren tomó el borde de las mismas y las colocó sobre ella, viendo como se acurrucaba entre el calor que le otorgaban.
- ¿Quién es la otra chica? - preguntó
- ¿Eh? -
- La chica rubia, ¿quién es? - preguntó
- Alguien que igualmente, amo mucho - contestó
Mikasa se quedó seria un rato.
- ¿Y ya te la has encontrado? -
- Sí - acarició y acomodó su cabello
De nuevo sonrió irónicamente.
- No sé porqué siento ganas de decirte "te lo dije" - rió
Eren sonrió con nostalgia y la abrazó.
- No importa, puedes decírmelo -
La chica acarició su espalda, su brazo que rodeaba su cuello y su torso que pegaba con su frente, la Mikasa de hace años volvió por un instante.
- Te lo dije, no había porqué sufrir como sufriste, Eren, ahora estamos los tres, como lo juré - la azabache abrió los ojos, recordando solo haber dicho, "te lo dije".
Al chico se le cristalizaron los ojos.
- Dime, ¿Vas a trabajar en la fábrica? - preguntó cambiando el tema, separándose
- Sí, estaré en la parte de la venta de los productos - sonrió
Se levantó y se sentó en el abdomen del chico, aún con las cobijas en los hombros. Lo miró y sonrió tanto de forma coqueta como sincera y aliviada.
Acariciaba de forma deseosa todo el torso moreno de Eren, al igual que sus brazos y el cuello, tomando su rostro entre sus manos al terminar su recorrido.
A la mente, ambos recordaron la primera vez que se dijeron "Te amo" en una situación idéntica. Sus ojos mostraban una ilusión tan grande.
Mikasa se acercó y besó sus labios de forma suave y tentadora, así como la vez que chocaron en las oficinas. Por evidencia fue correspondido pero no duró mucho. Se separó, dejando a Eren con ganas de seguir con ese beso.
- Ya debo irme - dijo y regresó a su lugar, recogiendo su ropa y colocandosela con calma.
Antes de que se colocase correctamente su camisa, sintió los labios del chico recorrer su espalda con lentitud, su piel se erizó de nuevo.
- Un día, las llevaré...a ambas...a una mansión de sueños - susurró a su oído
- Seré paciente - dijo y se separó de él, terminado de vestirse y saliendo de aquél lugar.
El destino se iba escribiendo de buena manera otra vez.
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Mis lindas y tiernas nekos
FanfictionEren, chico solitario que no tiene muchos amigos, un día decide con tener algo de compañía y adopta a dos lindas gatitas las cuales guardan un secreto, comenzando desde ese día, una nueva vida para él.