Meta : Chico normal

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El día siguiente era fin de semana, día de levantarse tarde y hacer unos pocos proyectos.

Marcaban las 10, el sol era radiante, la música re sonaba por toda la casa mientras desayunaba.

Las dos gatitas estaban frente a él, comiendo su alimento correspondiente mientras Annie movía ligeramente su cabeza y cola al ritmo de la música.

— Vaya, veo que te estoy volviendo fanática de Michael Jackson, eh? —  acarició su cabeza

Annie maulló y ronroneo por tales caricias que sentía. Admitiendo lo que Eren le dijo.

Mikasa se acercó y montó sus hombros, lamiendo su mejilla para luego recostarse en los mismos.

Eren miró por la ventana, era un buen día y hace años que no salía andar en bicicleta, los proyectos y tareas eran la excusa perfecta como para olvidarse de la diversión.

— Tengo una idea —  dijo y se dirigió a su habitación. Bajó a Mikasa de sus hombros para así poder cambiarse.

Sería el primer fin de semana en el  que saldría a olvidar un poco la aburrida rutina.

Al estar a punto de colocarse la playera, sintió como unas suaves manos acariciaban su espalda. Se avergonzó un poco y volteó a ver a la chica que provocaba eso.

Sus pupilas alargadas veían con detalle el torso moreno del chico, ladeo un poco su cabeza mientras acariciaba su abdomen.

— Eres bastante atractivo físicamente, ¿Lo sabías? —  volteó a verlo

— No...no lo sabía —  comenzó a sonrojarse

Mikasa sonrió por ello. Tomó por completo su forma humana y acarició los brazos de Eren, para luego guiar sus manos al rededor de su cintura mientras ella rodeaba su cuello.

— Bueno, ahora lo sabes, y dime; ¿Cuál es tu idea? —   comenzó a hablar con un tono atrevido y seductor

— Eh...es..salir a...pasear..., los tres —

— Mm, me gusta esa idea —  se acercó para besarlo con bastante atrevimiento, tomándolo por sorpresa.

No puso resistencia, tenía que experimentar lo que era ese atrevimiento humano. La manera de besarlo, el ritmo de sus caricias en su torso de arriba a bajo era tan único y especial.

Se separó de él, estaba nervioso pero eso le hizo sonreír a ella.

— ¿Sabes?, besas muy bien como para no haberlo hecho antes —  lamió dichos labios con una sonrisa

— Pues que raro... —  fue lo único que se le ocurrió responder a tales palabras.

— En fin, te dejo seguir, te esperamos afuera —  volvió a lamer sus labios para luego darse la vuelta, dar dos pasos y colocarse en cuatro para volver a su forma felina.

Eren continuó, teniendo ahora un sentimiento que le hacía sentirse raro, la primera vez que era tocado de esa manera. Comenzaba a tener ese gusto por imaginar otras cosas.

Era muy pronto, pero vivir lo que le correspondía años atrás y no se logró tenía que tomar su lugar en algún momento de su vida, a pesar de presentarse de manera muy veloz pero a la vez tardía.

Lo tenía claro, cualquiera soñaría con una chica fantástica, que por suerte, destino o lo que haya sido, él tenía dos. Bien, con esas dos aprendería a convivir y lo más importante, sentirse integrado a pesar de saber quienes eran esas chicas.

Se dirigió al garage, desempolvó la bicicleta, colocó una manta en la canasta de la misma para después llamar a las dos gatitas, que acudieron de inmediato.

— Bien niñas, hoy conocerán la calle completa —  dijo y las cargó para ponerlas dentro de la cesta y luego comenzar aquél paseo.

Ambas miraban con atención, las casas, las personas, la acera, los árboles, los postes de luz, todo.

El viento chocaba con sus caras, lo que volvía el momento más agradable y hasta cierto punto, aventurero.

Se detuvieron en un parque, bajaron y se subieron a una banca, observando a las personas, principalmente niños jugar, en aquel lugar verdoso.

Eren se sentó junto a ellas para hacer lo mismo, apreciar a aquellas personas, recordando su niñez cuando todo parecía ser más fácil.

Mis lindas y tiernas nekosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora