10

156 21 1
                                    

Estoy perdido buscándote
Eres el sueño en dónde vivo,
el sueño del que nunca puedo despertar.
Todos los días y noches te perseguire.

Varios meses antes de la fecha prevista para su operación, mi hermano contrajo los deliria

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Varios meses antes de la fecha prevista para su operación, mi hermano contrajo los deliria. Se enamoró de un chica llamada Sana, que también era incurada. Se pasaban el día tumbados en un campo de flores silvestres, protegiéndose los ojos del sol, susurrándose promesas que nunca pudieron mantener. Ella lloraba todo el tiempo, y Jihoon una vez me confesó que besaba a Sana para déjese de llorar. Todavía en este momento, cuando pienso en aquellos días en que yo tenía solo ocho años, me viene a la boca el sabor salado de las lágrimas.

Poco a poco, la enfermedad se fue introduciendo más y más en el, como un animal que la mordisqueara desde dentro.

Mi hermano no podía comer. Lo poco que conseguíamos que tragara lo vomitaba casi instantáneamente, y yo temía por su vida.

Sana le rompió el corazón, yéndose con otro. Por supuesto, lo que no sorprendió a nadie.

Los deliria nervosa de amor producen cambios en la corteza prefrontal del cerebro, lo que provoca fantasías y falsas ilusiones que, una vez rotas, conducen a su vez a la devastación psíquica» («Efectos», p. 36).

Después de la decepción, mi hermano no hacía otra cosa que quedarse en la cama y mirar las sombras que se movían lentamente por las paredes; las costillas se le marcaban bajo la piel pálida como trozos de madera asomando del agua. Incluso entonces se negó a ser intervenido y rechazó el consuelo que le podía proporcionar la cura. El día de la operación hicieron falta cuatro científicos y varias jeringuillas de tranquilizante para que se sometiera, para que dejara de arañar con aquellas uñas largas y afiladas que no se había cortado desde hacía semanas, para que dejara de gritar y maldecir y llamar a quien ya no estaba a su lado. Los vi venir a por el para llevarlo a los laboratorios; yo estaba sentado en un rincón, asustado, mientras el escupía, bufaba y daba patadas, y me acordé de mi madre y de mi padre.

Esa tarde, aunque a mí todavía me faltaba más de una década, empecé a contar los meses para mi operación.
Al final, mi hermano fue curado. Volvió a mí sereno y contento, con las uñas redondas e impecables, el cabello tan largo que lo tenía, corto y bien peinado. Varios meses más tarde, se comprometió con alguien más o menos de su edad, y algunas semanas después de que Jihoon terminara la carrera, se casaron con las manos ligeramente unidas bajo el toldo, ambos mirando hacia delante como si pudieran ver un futuro de días libres de preocupación, descontento o desacuerdo, un futuro de días idénticos como una hilera de burbujas bien formadas.

Sana también fue curada. Se casó con la antiguo mejor amigo de mi hermano, y ahora todos son felices. Jihoon me dijo hace unos meses que las dos parejas se ven a menudo en picnics y fiestas del barrio, ya que viven bastante cerca. Los cuatro se sientan y mantienen conversaciones serenas y educadas, sin que un solo destello del pasado perturbe lo tranquilo y lo perfecto del presente.

DELIRIUM | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora