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¿Que puedo hacer si
ya he caído ante tí?

¿Que puedo hacer si ya he caído ante tí?

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Me despierto pensando en Taehyung.

Cuando intento incorporarme, una oleada de dolor me recorre la pierna. Al subirme el pijama, veo que un pequeño punto de sangre ha atravesado la camiseta con la que Tae me envolvió la pantorrilla. Sé que debería lavarlo o cambiar el vendaje o hacer algo, pero me da demasiado miedo descubrir la gravedad de la herida. Lo que ocurrió en la fiesta, los gritos, los empujones, las balas girando letalmente en el aire, los perros..., todo regresa como una inundación y por un momento, siento que voy a vomitar, una descarga eléctrica me atraviesa la columna al recordar a Jihyo.

Nuestro teléfono está en la cocina, tengo cuarenta segundos para hablar con ella antes de que el gobierno pueda rastrear la llamada. La tía está en el fregadero lavando los platos, y me lanza una pequeña mirada de sorpresa cuando aparezco en el piso de abajo. Me veo en el espejo del pasillo. Tengo un aspecto horrible, el pelo de punta y unas bolsas horribles bajo los ojos; me sorprende muchísimo que alguien pueda pensar que soy bonito. Pero hay alguien que lo piensa.

—Más vale que te des prisa —dice Hee-Sook—. Llegarás tarde al trabajo. Estaba a punto de despertarte.

—Solo dame un momento—digo. Desenrollo el cable todo lo que puedo y me llevo el teléfono hasta el armario de las escaleras.

Pruebo primero su casa. Uno, dos, tres, cuatro, cinco toques. Luego salta el contestador. «Ha llamado a la residencia Park. Por favor, deje un mensaje no superior a dos minutos...».

Cuelgo rápidamente. Mis dedos han empezado a temblar y me cuesta trabajo marcar su número de móvil. Directo al buzón de voz. Su saludo es exactamente el mismo de siempre,
“Hola, siento no poder responder. O quizá no siento no poder responder. Depende de quién llame.”

La voz no suena nítida, burbujea con risa reprimida. Escucharla tan normal después de lo de anoche me produce una sacudida, como si de repente soñara que vuelvo a un lugar en el que no he pensado durante mucho tiempo. Me acuerdo del día que grabó el mensaje. Fue a la salida de la escuela; estábamos en su cuarto, y probó un millón de saludos antes de decidirse por este. Yo estaba aburrido y no hacia más que golpearla con una almohada cada vez que anunciaba su intención de probar «solo uno más».

—Jihyo —digo al teléfono en voz tan baja como puedo. Soy demasiado consciente de que mi tía está escuchando—-. Hoy trabajo. Me puedes localizar en el súper. Sintiéndome insatisfecho y culpable, cuelgo el teléfono.

—Jungkook —mi tía me llama desde la cocina con voz cortante, justo cuando me dirijo arriba para prepararme.

—¿Sí?

Se acerca unos pasos. Algo en su expresión me produce ansiedad.

—¿Estás cojeando? —pregunta. Yo he hecho todo lo posible por caminar con normalidad. Aparto la mirada. Es más fácil mentir si no la miro a los ojos.

DELIRIUM | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora