"¿Estás seguro de que ser como todo el mundo te va hacer feliz?"
"No conozco otro modo"
Jungkook solo hace lo que le dicen, nunca a desobedecido y a sido rebelde. Sabe que si mete la pata en donde no debe cosas malas pasaran.
Aún así, con cada adv...
No hagas con el amor, lo que hace un niño con un globo, que al tenerlo lo ignora y al perderlo llora.
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Observo el cielo despejado, las estrellas aprovecharon de lucirse está noche sin nubes. La fría brisa crea escalofríos en mi cuerpo he inútilmente me cubro con los brazos, fue mala día salir de casa con un suéter de lana. No esperaba sentir una manta tapando mi torso y parte de las piernas. Asustado me levanto y observo quien es.
Jihyo.
Me sonríe apenas, forzada. Noto lo insegura que está, si debe o no tomar asiento a mi lado. Señalo mi costado dándole el permiso innecesario.
—Porque.. ¿Por qué no contestabas mis llamadas?
Algo está pasando. Es como si hubieran raptado a mi Jihyo, la chica segura de todo lo que hace y dice, y que no le importa nada. Y en su lugar dejaron a una chica insegura, preocupada y triste.
—Le di mi celular a Seungmin, el lo necesita más que yo. Borre los contactos que tenía guardados.. —explico.
Asiente chiquito.
En ese momento me doy cuenta de cuánto la he echado de menos. Incluso cuando está furiosa conmigo, es la única persona que realmente se ha preocupado de mí porque quería, no porque tuviera la obligación familiar de hacerlo, por deber o responsabilidad o todos esos rollos que según el Manual de FSS son tan importantes. Todas las otras personas en mi vida -Hee-Sook, mis primos, los chicos del Bachillerato, incluso Jihoon- solo han pasado tiempo conmigo porque estaban obligadas.
El Manual de FSS dicta: “Los sentimientos no son para siempre. El tiempo no espera a nadie, pero el progreso espera a que el hombre lo haga realidad”. Quiero pensar que es pura mierda, pero es la realidad.
Es nuestro último verano juntos y estamos actuando así de raros, como si no nos conociéramos. Las mejores amigos durante diez años y al final todo se reduce al filo de un bisturí, al movimiento de un rayo láser que atraviesa el cerebro, a un destello del instrumental quirúrgico. Toda esa historia y su importancia son seccionadas y se alejan flotando como un globo extirpado. Dentro de dos años, dentro de dos meses, ella y yo nos cruzaremos por la calle sin intercambiar más que un saludo educado, personas distintas, mundos diferentes, dos estrellas que giran en silencio, separadas por miles de kilómetros de espacio oscuro.
La segregación se equivoca. De quien deberían protegernos es de la gente que al final nos abandonará, de toda la gente que desaparecerá o nos olvidará
