XXII. TODO O NADA

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CAPÍTULO VEINTIDÓS
ACTO TRES: CREPÚSCULO

El camino al hospital se asemejaba mucho al camino rumbo al infierno, o al menos eso pensaba Halcón con cada paso que daba

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El camino al hospital se asemejaba mucho al camino rumbo al infierno, o al menos eso pensaba Halcón con cada paso que daba. Sus sentimientos se arremolinaron y sus ojos se nublaron cuando cruzó las puertas.

Fijado entre dos galaxias. Sacudidas sobre un lecho de cemento gris desmoronado. Sol como humo en sus labios.

Y luego la encontró. La última habitación en un pasillo salpicado de silenciosas puertas plateadas. Su angustia latía a través de las paredes, a través de la ventana ovalada, oscuras vibraciones en el aire como una estrella moribunda. Halcón corrió hacia su chica, el corazón pateando sus costillas, tan salvaje de miedo que apenas estaba vivo.

Y fue entonces cuando la vio a través del cristal. El sensei Lawrence estaba al lado de la cama de Lara, agarrando la mano de ella, todo rizos de oro y algodón color ceniza, ojos como cielos azotados por truenos mientras trataba de aliviar el tormento de la chica.

Halcón entró al cuarto con lentitud, y sonrió por el bien de Lara.

—Hola.

Una sola palabra y Halcón ya estaba corriendo hacia a ella. Él tomó su mano con la suya, se la llevó a los labios, temblando juntos. Presionando besos en las yemas de los dedos de Lara, el dorso de su mano, su palma, cerrando los ojos mientras inhalaba la dulzura de vainilla que se desvanecía de su piel.

Halcón la soltó, se inclinó y le tocó la frente con sus labios fríos. Cerró los ojos y, por un instante, solo hubo serenidad. Solo estaban el uno para el otro. Y luego se apartó. Dejándola. Una despedida mutilada.

Eli... ¿Cómo están todos?

La pregunta de Lara fue aceptable y verídica pero Halcón tuvo dificultad para responder con el ex sensei Lawrence presente. El hombre rubio de ojos azules se dio cuenta de que la discusión entre ambos adolescentes era algo privado, así que después de unos segundos, Johnny salió por la puerta con una mueca, dispuesto a hacerle una visita a su otro alumno, Miguel Díaz.

—Todo está bien —la mentira le supo agria a Halcón con cada sílaba que pronunciaba—. ¿Saldrás del hospital pronto?

Lara sonrió y la sonrisa era tan hermosa como una estrella fugaz.

—Saldré pronto.

—¿A donde irás? —Halcón cuestionó con curiosidad—. Cuando salgas —aclaró.

—Quiero ir a terapia y buscar algo que me mantenga a flote. —El chico asintió, de acuerdo con sus palabras—. Tal vez un nuevo hobbie  —Lara hizo una pausa como si supiera que lo siguiente que va a decir lo fuera a destrozar —. Y quiero ir a ver a Robby.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora