I. ROBBY

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CAPÍTULO UNO
ACTO UNO: AMANECER

Lara entró por la puerta principal y recibió de golpe el característico olor a hierba

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Lara entró por la puerta principal y recibió de golpe el característico olor a hierba. Incluso podía escuchar música fuerte y hablar en su sala de estar. 

—Maldita sea, Robby —Lara murmuró enfadada mientras se dirigía a la sala.

En cuanto llegó, pudo ver a Robby con sus dos amigos de siempre: Trey y Cruz.

—¡Hola! Bienvenida de nuevo cariño — Robby la saludó antes de pasarle un porro a Trey. 

—¿Qué carajo? —Preguntó la rubia—. ¿Por qué tus amigos idiotas están en la casa de mi madre?

—Dijiste que no podía hacer una reunión y no lo es. Solo hay dos personas— respondió el ojiverde, claramente sin entender. 

—Ustedes dos. Lárguense—ordenó ella mientras apagaba la música. 

—Como sea, aguafiestas.

Cuando los dos chicos salieron de la casa, Lara tiró el porro inmediatamente.

—Oye, iba a fumar eso—alegó Robby.

—No me importa —declaró la rubia—. ¿Por qué diablos pensaste que estaba bien fumar en mi casa, invitar a tus amigos como si fueras el dueño del lugar y no contarme nada de eso? —Preguntó Lara mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. 

—No pensé que fuera importante— respondió él honestamente. 

—Largo, Robby. Ve a tu apartamento y festeja con tus idiotas amigos— espetó ella mientras subía a su habitación y se dejaba caer en su cama.  Después de unos minutos, escuchó que la puerta de su casa se abría y luego se cerraba. Cerró los ojos antes de que pudiera empezar a llorar. —Que tonta fui al pensar que cambiaría.

Un suspiro de frustración escapó de sus labios.

A veces realmente odiaba a Robby.




✧✦✧




Habían pasado unas horas, Lara acababa de despertar y aún tenía los ojos un poco hinchados. Se dispuso a ir a la cocina por un vaso de agua, estaba a punto de doblar la esquina cuando alguien dobló la esquina primero; asustando a la joven.

Rápidamente golpeó a la persona, haciendo que instantáneamente el desconocido se agarrara la cara y cayera al suelo por lo fuerte que lanzó su puño. Ella miró más de cerca para ver a quién acababa de golpear. Era Robby Keene. —¡Maldita sea Robby! ¿Por qué diablos estás en mi casa a estas horas? —Lara exclamó mientras se arrodillaba frente a él. Robby se quitó la mano de la nariz, la cual sangraba.

—¡No contestabas tu teléfono otra vez! —se defendió mientras se tocaba el labio superior, ahora cubierto de sangre carmesí.

—Eso es porque eres un idiota. —estableció la rubia mientras se levantaba para ir a buscar cosas para limpiarle la cara.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora