XXVII. OSCURIDAD

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CAPÍTULO VEINTISIETE
ACTO TRES: CREPÚSCULO

La convergencia de Miyagi-Do y Colmillo de Águila Karate no estaba saliendo del todo bien, había caras descontentas y ojos decaídos

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La convergencia de Miyagi-Do y Colmillo de Águila Karate no estaba saliendo del todo bien, había caras descontentas y ojos decaídos. La rendición no era opción y Demetri lo sabía a ciencia cierta, lo cual lo forzó a abrir la boca:

—¡Oigan, nenitas!

Eso captó la atención de los ex Cobra Kai, el lenguaje rudo siempre les ha picado como polvo pica pica.

—Esto es lo que quieren esos idiotas de Cobra Kai —Demetri alzó la voz, llamando a los desertores—. Tu fuiste uno de ellos así que eres un imbécil. Lara y esos de ahí también. Maldición, yo también. Bueno, no fui parte pero quise serlo —el chico de pelo negro admitió—. Pero ahora Cobra Kai es la peor colección de imbéciles en el Valle a cargo del Rey de los imbéciles. Y si nos unimos a Colmillo de Águila... un nombre raro por cierto... evitará que sigan tirándonos mierda. Disculpen las groserías pero es un momento emotivo.

Todos volvieron a sentarse de buena gana.

—Vaya, Demetri —Lara ladeó la cabeza y le ofreció un guiño—. No sabía que tenías eso en ti.

Sam y Miguel sonrieron.

—Bueno, estamos todos de acuerdo en que los entrenamientos serán en Miyagi-Do —Demetri anunció, observando a todos los presentes—. Diferimos en un nuevo nombre, también en el diseño del gi, qué comer y qué hacer cuando los senseis peleen. No es bueno, pero aun así, es un comienzo.

El inconfundible sonido de un gato maullando llegó desde el exterior de la puerta de Sam. Lara se puso instantáneamente en alerta roja, pero Bert ya estaba de pie y caminando hacia la puerta. —Aw, creo que tu gato quiere entrar.

—¡Bert, no! —exclamó Lara, sabiendo que Sam no tenía gato, pero ya estaba fuera.

Luego vino un choque, y Bert estaba volando a través de la ventana de la cocina de Sam y aterrizando en un montón de vidrios rotos.

—Mierda —siseó la rubia, corriendo a su lado. —Cariño, ¿estás bien?

—Me duele todo —graznó Bert.

Su voz era suave. —Seguro que sí. ¿Puedo ayudarte a levantarte? —Bert asintió, así que ella le tendió ambas manos, ayudándole a levantarse y a alejarse de los escombros. —¿Quién estaba ahí fuera?

Esa pregunta fue respondida cuando Kyler entró. —Hola, 'Rhea.

Lara instintivamente empujó a Bert detrás de ella, el líquido de encendedor se derramó sobre las llamas que ardían dentro de ella cuanto más tiempo miraba a Kyler, y su estúpida sonrisa petulante. Entonces Halcón lo siguió, y algo se rompió dentro de ella. —Tienes mucho valor para presentarte aquí.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora