V. HECHOS

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CAPÍTULO CINCO
ACTO UNO: AMANECER

Lara estaba feliz: todos los días sin falta Robby regresaba del trabajo y le contaba de los trabajos que le daba su jefe, Daniel LaRusso, como parte de su entrenamiento en karate

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Lara estaba feliz: todos los días sin falta Robby regresaba del trabajo y le contaba de los trabajos que le daba su jefe, Daniel LaRusso, como parte de su entrenamiento en karate. Todo basado en la "kata". Supuestamente.

Eran trabajos poco convencionales, cosas como encerar autos, limpiar los pisos y engrapar hojas, todo de una forma específica.

De cualquier forma, Lara Mills prefería mil veces el entrenamiento Cobra Kai. Un entrenamiento rudo y americano.

—Estabilízate, Halcón—la voz de Johnny sonó firme, al mismo tiempo que le mostraba la posición al chico—. Mantén el equilibrio, rota al golpear.

—¡Sí, sensei!

—¿Retrocediste, Virgen? —Cuestionó el sensei.

Johnny siguió recorriendo el dojo, intimidándolos y exclamó: —Maldición, tenemos una sala llena de miedosos.

—¡Sí, sensei!

Lara guardó silencio y sonrió discretamente al oír la respuesta de los demás.

—Esa no era una pregunta —Johnny declaró—. Levanten la mano si nunca les pegaron en la cara.

La mayoría levantó la mano, incluyendo a Lara.

—Bajen las manos—el rubio de ojos azules miró de reojo a Lara—. Todas sus vidas han estado evitando peleas para que no les rompan la nariz o pierdan un diente. Esa estupidez de las contusiones.

—Así que solo hay una solución: antes de que se vayan de este dojo todos y cada uno de ustedes recibirá un fuerte golpe en la cara —solventó al fin, poniendo fin al problema.

Lara comenzó a pensar qué tal vez los entrenamientos de Robby no estaban tan mal.

—Señorita Robinson, alinéalos. Les quitaremos el miedo.

—Sí, sensei.

Aisha observó a sus compañeros mientras se dirigía al frente, justo delante de Virgen... y se tronó los nudillos. Daba miedo.

Cuando el puño de Aisha conectó con la cara del chico, Lara hizo una mueca de lástima. El crujido que había producido el golpe fue atronador.

—Joder... eso tuvo que doler —le susurró a Halcón, que estaba a su derecha.

El joven sonrió con entusiasmo y se encogió de hombros. —Después de esto seremos nuevas personas.

—¿Quieres decir después de que nos den un puñetazo en la cara? —preguntó Lara confundida.

—Es lo mismo— Halcón siguió sonriendo, viendo la fila avanzar.

—No te veas tan alegre, Halcón —la chica sonrió maliciosamente —, te van a pegar a ti primero.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora