XXIII. VENENO

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CAPÍTULO VEINTITRÉS
ACTO TRES: CREPÚSCULO

CAPÍTULO VEINTITRÉS ACTO TRES: CREPÚSCULO

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Amor.

Una mujer ama a sus hijos desde el momento en el que sabe que están creciendo en su interior, su amor empieza a crecer hasta que tiene un valor incalculable. Este sentimiento incondicional de una madre por sus hijos es indispensable para que la vida siga en nuestro planeta, sin él, no habría nada.

Y con Ali Mills no fue la excepción.

Ali amaba a su hermoso retoño como el pájaro ama al sol. Ali amaba a Lara con todo su corazón.

Hasta que algo pasó y los médicos le dijeron que su pequeña y perfecta hija no era tan perfecta y de hecho, tenía un gran defecto causado por ella misma: la sociopatía era algo presente en su vida.

Imperfecta.

Eso es lo que era.

Horror, angustia y tristeza dominaban a Ali, pero sobretodo había terror fermentándose en su corazón y mente. El terror hace que las personas se arrepientan de sus acciones precipitadas, siempre es así.

Y el terror es lo que hizo que Ali enviará a Lara lejos.

Las últimas palabras de la niña de pelo dorado y bronce fueron:

"¿Por que no me quieres?"

Ali no se atrevió a contestar.

Actualidad

El celular de Lara comenzó a sonar, un número desconocido apareció en la pantalla y la chica estuvo muy tentada a presionar el botón rojo y declinar la llamada. Sin embargo, pulsó el botón verde, se pegó el celular a la oreja y esperó a que se oyera algo en la línea.

—Hola, habla Ali.

La vida podía ser cruel y poco misericordiosa pero Lara jamás se esperó este plot twist. ¿Su madre llamándole por teléfono? Tal vez las drogas del hospital seguían circulando en su sangre y ya le estaban afectando el cerebro.

—¿Mamá? —la voz le salió insegura y delicada como avión de papel.

—Hija, soy consciente de que no hemos hablado en mucho tiempo... —Ali hizo una pausa, buscando las palabras correctas antes de continuar—, pero me enteré de la pelea en tu escuela y me preocupé por ti.

—¿Te preocupaste por mi? —Lara cuestionó con incredulidad palpable—. No es verdad.

—Es verdad, te lo juro— la voz de Ali sonó solemne y clara—. Sé que fuiste herida y yo solo... quería hablar contigo.

—Bueno, ya hablaste conmigo. Puedes volver a olvidarte de mi —Lara arrugó la cara y empezó a separarse del celular para poder colgar.

—¡No! Por favor, Lara. He cometido muchos errores —Ali comenzó a suplicar y su voz ya no sonó tan firme como antes—. Ese accidente me hizo reflexionar y quiero mejorar como persona y como madre.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora