VII. CONSUELO

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CAPÍTULO SIETE
ACTO UNO: AMANECER

Halcón y Lara estuvieron abrazados un par de horas, hasta que el chico de pelo azul tuvo que irse

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Halcón y Lara estuvieron abrazados un par de horas, hasta que el chico de pelo azul tuvo que irse.

Sin embargo, Lara seguía sin poder dormir. Pensamientos oscuros pasaban por su cabeza.

¿Robby de verdad la engañaba?

Las preguntas se repetían en su mente como un disco rayado, y solo había una solución factible: ver a Robby.

Así que salió de su casa con los ojos sombríos y se dirigió a la zona de North Hills, donde vivía su novio.

El complejo de apartamentos estaba igual de decadente que la última vez que estuvo en él, con luces amarillas y verdes sirviendo como iluminación del lugar.

Lara subió varios pisos hasta llegar al apartamento de la familia Keene, sacó una llave plateada de su bolso y la insertó en la cerradura para abrir la puerta despostillada.

El apartamento estaba oscuro, lo que significaba que los habitantes ya estaban dormidos, así que la chica ojimiel simplemente se dirigió al cuarto del rubio tratando de no hacer ruido.

—Robby —susurró sacudiéndolo—. Robby. Despierta.

—¿Lara? —dijo, atontado. —Lara, ¿qué pasa?

La rubia abrió la boca para preguntarle todo lo que le atormentaba, pero lo que salió fue: —Tengo miedo. ¿Puedo dormir aquí?

—¿De qué tienes miedo? —preguntó él, más alerta. Se sentó en su cama para que ella pudiera sentarse a su lado.

—Yo sólo... tuve una pesadilla—, respondió.

—Está bien—musitó Robby, abrazándola. —Voy a buscar tus almohadas y mantas.

El joven fue al baño, tomó algunas sábanas y mantas más y las extendió en la cama para que Lara se tumbara. Una vez que ella estuvo acomodada, apagó las luces y se acostó.

Estuvieron en silencio durante tanto tiempo que Lara estaba segura de que Robby se había quedado dormido cuando él volvió a hablar.

—¿Amor? ¿Todavía estás despierta?

—Sí.

—Escúchame, ¿de acuerdo? —él pidió. — Si está pasando algo, tienes que decírmelo. No me importa qué sea, yo me ocuparé de eso, ¿bien? Pero no puedo saber si no me lo dices. Siempre hemos sido nosotros contra el mundo, ¿verdad?

—Correcto.

—Si no te tengo, entonces... —se detuvo. No podía dar voz a ese pensamiento. —Solo dime, ¿de acuerdo?

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora