XII. CALOR

22.8K 1.1K 551
                                    

CAPÍTULO DOCE
ACTO DOS: ATARDECER

El timbre de su puerta casi lo hizo caer de la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El timbre de su puerta casi lo hizo caer de la cama. A pesar de la llamada cercana, Robby se apresuró a abrir la puerta.

Lara vestía una sencilla sudadera y pantalones azul oscuro. Su cabello también estaba suelto. Robby sonrío al ver a Lara con nada más que una delgada blusa blanca que mostraba su suave piel. Fue suficiente para calentarle la sangre.

—Hola, Lara. —Lara podría haber jurado que la voz del chico había bajado unas octavas más y solo sirvió para darle el coraje para empujarlo dentro de la habitación y besarlo tal como una vez había soñado hacerlo. Ella lo besó con urgencia y necesidad de saborearlo. La sensación de su lengua contra la de ella envió escalofríos por su espalda. Había algo adictivo en besarlo.

Sus manos se aferraron a su cintura mientras ella los llevaba de regreso al interior de sus habitaciones. Dejó de caminar y se apartó del beso una vez que llegaron al borde de su cama.

El olor a vainilla era pesado en el aire y él lo inhaló por completo. El aroma embriagador llenó sus pulmones y lo excitó aún más. Debió haberse duchado antes de llegar a él.

—Hueles tan bien—, susurró mientras recuperaba el aliento.

—Igual que tú. —La besó desde la mandíbula hasta el cuello. Sus dientes mordieron ligeramente la piel allí y Lara dejó escapar un sonido que la sorprendió incluso a ella. El sonido fue directamente a su ingle. Robby sonrió contra su cuello y luego mordió más fuerte esta vez para escuchar ese sonido de nuevo. Ella le agarró los brazos con fuerza, perdiéndose en la sensación.

Ella bajó las manos para tirar de su camisa, pero era difícil quitársela con la fuerza con que la sostenía. No quería separarse de la sensación de su cuerpo contra el de ella, pero el deseo de tocar y sentir su piel desnuda contra la de ella era mucho más fuerte.

Ella se apartó y él la siguió, no queriendo separarse de ella. Ella se rió levemente contra sus labios, —Quítate la ropa—, dijo. Las palabras hicieron que Robby abriera los ojos y se movió para juntar sus frentes.

—Bien. —Finalmente dio un paso atrás y se quitó la camisa. La arrojó detrás de él sin tener en cuenta dónde aterrizaría. Movió sus manos hacia sus pantalones pero Lara lo detuvo con sus manos en las suyas.

—¿Déjame hacerlo? —Preguntó ella y él asintió. Dejó que sus manos descansaran en sus costados, permitiendo que ella fuera quien desabrochara el botón de sus pantalones. Pero no los quitó una vez que los desabrochó. En cambio, dejó que sus manos subieran por su abdomen y pecho. Jadeó cuando ella lo tocó con abierto deseo y asombro en sus ojos. Cada deslizamiento de sus manos contra su piel desnuda lo llenaba de deseo.

𝓐𝐿𝐼 ▹ ROBBY KEENE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora