El amor no duele. - (Ventino) [Jumila]

Capítulo 25.

[Un error, un accidente, un pecador arrepentido.]

Juliana.

Estaba esperando tranquilamente a que ella llegase como lo habíamos pactado esa misma mañana, Lucy pasaría a buscarme en el patio trasero para que pudiéramos salir a nuestra cita, la primera que tendría luego de Camila. Sentía esa extraña sensación de excitación en medio del pecho, como si esperase a que de alguna manera, que esa sensación de euforia comenzara a asentarse en mi propia existencia y dejara de ser tan abrumadora.

Quería sentir, por primera vez que el mundo estaba conspirando a mi favor y que me daría una oportunidad para escapar a ese constante golpeteo en mi espalda, de esos que se convertían en una paliza casi insoportable.

Entonces, ahí estaba, moviendo mis pies de adelante hacia atrás, en ese gesto infantil que nunca me había permitido realizar. Aferraba el celular fuertemente contra mi pecho y rogaba de muchas maneras que no me decepcionaran.

-¡Juliana! - La voz de ella llegó desde la izquierda, justo en el momento en que mi celular sonó. - Disculpa la demora, pero es que la maldita profesora no me dejaba ir. - Sin previo aviso sus manos tomaron las mías y me dio una sonrisa suave. - ¿Estás lista para irnos?

-¿No tendrás problemas? - Estaba emocionada por eso, pero tampoco quería que tuviera problemas. - No quiero que tengas problemas por mí.

-Créeme, yo sería feliz si fueses tú la que me arrastra a los problemas. -No sé en qué momento pasó, pero sus manos se recargaron en la pared a mis espaldas y me acorraló con su cuerpo. - Serías el problema más hermoso que jamás hubiese enfrentado. - Sus labios rozaron los míos tentativamente. - Me encantaría meterme en muchos problemas contigo.

-Yo... yo... yo... - ¿Ella me besaría? Sería el primer beso que me daría con alguien que no fuese Camila. - No sé qué... que... que... - No quería decepcionar a alguien más.

-Tranquila. - Susurró sin apartarse un milímetro. - No soy de la que besa a chicas sin su consentimiento. - Hubo un alejamiento rápido, pero sin ser violento. - ¿Nos vamos?

El celular volvió a sacudirse con fuerza, demostrando que alguien estaba completamente desesperado por contactar conmigo. Por alguna razón pensé que podía ser Natalia, que algo le había pasado y que necesitaba algo de mí, así que no vi nada malo en darle unos segundos para responder a esa persona que estaba deseosa de contactarme.

-Me están llamando. - Susurré mientras mostraba el celular. - ¿Puedo responder?

-No debes pedirme permiso de nada. - Sonrió en una aceptación completa. - Tu eres libre de hacer lo que quieras, yo puedo esperar.

Nunca habían dicho algo así. Me sentí avergonzaba por asumir que requería una cierta dependencia en esa relación naciente y quise pedir disculpas, pero solo terminó en una extensa vergüenza por no saber cómo desenvolverme con propiedad frente al territorio de conquista.

Llamada entrante.

Camila Esguerra.

Responder / Rechazar.

Responder.

-Camila. - Jadeé con cansancio. - Por favor, ya no quiero pelear contigo. - Era verdad, estaba cansada de ese tipo de guerra del silencio. - Ya no más.

-Tengo que decirte algo. - Cortó con certeza, como si hubiese hundido una daga en el centro de mi pecho. - Lo he dejado.

-¿¡Qué!?