Capítulo 11.

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[Las verdades.]

Camila.

¿Por qué me esforzaba tanto en mantener esa relación con alguien que no confiaba en mí?

Porque estás enamorada de ella, de la forma mas patética y dependiente posible. Porque no has dejado de mirarla desde lejos de hace demasiados años y porque simplemente, no tienes la fuerza de voluntad para dejarla lejos.

¿Por qué Juliana no confiaba en mí?

No podía exigir que deliberadamente confiara en alguien, cuando nadie le había dado razones para confiar. Tampoco podía pedir que de la nada, su confianza ciega se posara en mí, si más de alguna vez me había viso apartar la mirada cuando Daniel la arrastraba del cabello por los pasillos de la cafetería.

Pero, por otra parte, tenía claro que la fe no sería real, si solo se cree cuando algo va mal, por ende no era algo que se justificase. Juliana no había conocido bondad, pero yo no había hecho nada para que desconfiara de mí.

-¡Maldita! - Rugí golpeando por última vez el saco. - Maldita yo que no tuve valor. - Me abracé al saco de box que estaba en uno de los gimnasios. - No es justo que ella me aparte cuando solo quiero estar a su lado.

-¿Por qué lo hiciste? - Una voz trémula apareció desde mis espaldas. Me giré, encontrando a Natalia con una extraña mueca en el rostro. -¿Por qué besaste a Daniel si sabías todo lo que le hizo?

-Me dejo claro que no me quería a su lado. - Espeté golpeando una vez más el saco. - Así que supongo que tiene derecho a hacerme sentir culpable por cualquier acción.

-¡Esto no es una broma, Camila!

Me giré para enfrentarla, encontrándome con los claros surcos que marcaban sus ojos; había estado llorando. -No, Natalia, no es una broma. - Rugí. - Yo estaba ahí, estaba a su lado tomando su mano y me aparto a la primera dificultad.- Me sentía rota de muchas maneras, pero no tenerla estaba siendo mucho más difícil. -Me culpo a la primera, solo porque tiene miedo y lo comprendo, te juro que lo comprendo. Pero no tenía derecho alguno a culparme, cuando lo único que he hecho, es quererla.

-Y tú le dijiste que merecía esto en un ataque de rabia. - Espetó. - Y yo le entregué esa foto a Daniel porque me obligó. - Mi mandíbula cayo pesadamente. - Y Olga siempre fue indiferente y Makis siempre ha puesto esa distancia porque tiene un hermano homofóbico. - Era mi mejor amiga, pero quería golpearla. -Todos le hicimos daño de alguna manera, Camila, pero no es justo que ocupes a su agresor para castigarla por temer.

-¡Fuiste tú! - Sentencie dando pasos firmes hacia ella. - ¡Ella cree que yo hice esto!

-¡Ella sabe que no fuiste tú! - Espetó con fuerza. - Yo misma le dije que no habías sido tu. - En unos cuantos pasos, Natalia estaba a un brazo de distancia. - Si quieres pegarme, hazlo, sé que eso te hará sentir menos miserable. - Sus palabras destilaban furia y esos deseos guturales de romperme. - Al menos pude reconocer mi error y soy capaz de decir, que yo no le hice daño porque quise.

-¿Qué quieres decir?

-¡Tú tenías opción, Camila! - Bufó. - A mi me obligaron a hacerlo y sabes bien las razones. -Maldita puta, tenía razón.- A ti nadie te obligó a besar a Daniel cuando ella te miraba. - Mierda, creo que me dolía el corazón. - Tú sabías que te miraba y lo hiciste solo porque sabías que sería un golpe bajo que le daría hasta lo más profundo del alma. Lo hiciste porque sabias que era una manera diferente de dañarla.

Una lágrima silenciosa cayo por mi mejilla, pude sentir su frío recorrer mis mejillas. -Eres mi amiga, Natalia. - Susurre con voz temblorosa. - No deberías ser tan cruel.

El amor no duele. - (Ventino) [Jumila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora