[Irremediablemente rota]
Juliana.
Las primeras luces del amanecer me dejaron descansar de las torturas y los constantes ultrajes que sufrió mi cuerpo a manos de los jóvenes más crueles que había en ese pueblo. Apenas podía respirar sin sentir que mis costillas se voltearían y desgarrarían la piel amoratada, y claramente, no podía mantener los ojos abiertos más tiempo del necesario, porque estaba horriblemente cansada.
—Mira. — Escuché la voz distorsionada, escondida en las penumbras del amanecer naciente. — Quiere llorar, todavía tiene fuerzas para llorar.
—¿Otra ronda? — Preguntó alguno de los otros entes de su séquito. — Creo que aún nos queda tiempo para divertirnos.
—No, ya está amaneciendo. — Sentenció alguno de ellos, pero ya no los veía, simplemente no los veía. —Necesito un minuto a solas con ella. — Susurró.
El rostro satisfecho de Daniel apareció frente a mis ojos, distorsionado y algo borroso, como si fuese una aparición del infierno para recordarme que era una simple mortal destinada a sufrir.
—Preciosa. — Lanzó en tono despectivo. — Eres tan deliciosa, pero decidiste desperdiciarte por ser una desviada cualquiera. — Estaba apretando su pie contra mi vientre, pero ya no sentía nada más que el frío de la suela. — No te atrevas a hablar, caballo de circo, porque no serás tu la que sufra, será tu adorada Camila Esguerra. — Amenazó, provocando que el poco aire que ingresaba a mis pulmones se negara a salir. — Y no hablo de una simple paliza, hablo de hacerle algo peor de lo que te hice hoy, hablo de hacerte mirar mientras la hago mía y le quito la vida poco a poco, mientras la hago mía como un animal.
Tomé su antebrazo con fuerza, intentando hacer daño con las uñas. — No, por favor, no.
—Muy bien, preciosa. — Susurró frente a mí. — Calladita te ves más bonita.
Me dejé ir, hundiéndome en la oscuridad a la que el cansancio y el dolor me habían arrastrado directamente en la inconsciencia total.
Horas después (Quizás)
El dolor agudo en mi entrepierna me despertó, sin contar la dificultad al respirar y el horrible frío de la soledad llegaron para arrastrarme hacia la realidad. Cada músculo dolía más que cuando me dejé caer en la inconciencia. Pero más que nada, me dolía el alma hasta lo más profundo, me dolía vivir.
Por favor, llévame de una vez. Ya no aguanto sufrir más.
Quería suplicar, pero únicamente pude volver a cerrar los ojos y esperar a que el cansancio volviera a llevarme.
El segundo despertar.
—¡Juli! — Su voz siempre me pareció similar a la de un ángel, y ahora, todo cobraba sentido cuando estaba a punto de morir. — ¡Por Dios! ¿¡Qué te hicieron!?
No, ella no me debía ver así, no debía verme manchada, rota. No era justo, ¿por qué nada me podía salir bien? ¿Por qué no podía morir sola? ¿Por qué tenía que verme siendo completamente despreciable?
—Tengo que llamar a un médico. — Comenzó a hiperventilarse. — Necesito llamar a la policía. — Por favor, no lo hagas, no quiero que te hagan daño. — Necesito llamar a alguien, ¡mi Dios!
—No. — Balbuceé tomando su mano para detenerla, tirando hacia mí. — No, por favor...
Ella se dejó caer sobre sus rodillas, tomando mi mano. — Mi niña, mi preciosa. — Sollozó. — Llamaré a una ambulancia.
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El amor no duele. - (Ventino) [Jumila]
FanficJuliana Pérez nunca ha conocido el amor como tal, ella solo sabía lo que era encogerse asustada con el fin de defenderse a sí misma. Quizás era por que sus padres la consideraban un estorbo y preferían golpearla cuando tenían un mal día en el trabaj...