[Se busca. ]
Natalia.
Estaba fuera de la casa de Camila, sabía que el día de ayer, Juliana salía del hospital y sabía que ellas irían a buscarla para asegurarse de que la muchacha llegase a la casa de los Esguerra. La misma pelirroja se había preocupado de contactarnos para que fuéramos a su hogar y hacer un intento de darle un día normal a la chica que tanto había sufrido. No obstante, yo seguía dentro del carro, esperando a que alguno de ellos apareciera.
Una mano entró por la ventana del carro, apretando ligeramente mi cuello. — Linda chica y muy puntual.
—Daniel. — Susurré en un trago amargo al decir su nombre. — Suéltame. — Espeté con frialdad. — Yo no soy de esas personas que se someten a ti.
—Si no fueras de los que se someten a mí. — Se mofó con una sonrisa llena de malicia. — Entonces, ¿por qué me estás esperando en este carro?
Gruñí. — Eres un hijo de perra. — Bufé. — ¿Es que acaso usted no conoce la conciencia? ¿La piedad? — Seguía mirando con furia, pero no era capaz de hacer ningún movimiento para desprenderme de su cercanía. — ¿No te despiertas por las noches preguntándote lo que ha sentido esa persona a la que has pegado?
—¿Hablas del caballo de circo?
—¡Ella se llama Juliana! — Espeté con furia. — Y nadie me saca de la cabeza que tu tuviste algo que ver con el ataque. — Intenté enfrentar sus ojos, encontrando la satisfacción de haber sido descubierto de alguna forma. — Eres la única persona tan despiadada como para hacer algo de ese calibre.
—Y si así hubiese sido, ¿qué? — Desafió. — ¿Crees que podrás haces algo en mi contra? ¿Se lo dirás a tu amorcito?
Era un maldito hijo de puta, un ser completamente despiadado que se codeaba con el diablo a la hora de infringir dolor. Lamentablemente, yo siempre sería una cómplice obligada a respaldar sus malditas fechorías; lo detestaba tanto por obligarme a respaldar sus planes descabellados.
—Supongo que no te importaría que se lo dijese a Camila. — Alcé una ceja, retadora, sonriente. — ¿Verdad?
Su mano salió disparada a mi cuello, una vez más, estaba haciendo esfuerzos tremendos para no apretar los dedos alrededor de mi tráquea para cortarme el aire definitivamente y acabar conmigo.
—Entonces supongo que a ti no te importa que le diga a Makis, ¿no es cierto? — Una sonrisa a labios cerrados aparece en su rostro, pero esta no alcanza sus ojos del todo. — Porque no me costaría para nada llamar a la que cree ser tu mejor amiga, para decirle que esta pobre inútil está completamente enamorada de ella. — Pude ver como pasaba la lengua por sus labios. — ¿Qué crees que sentirá? ¿Crees que vendrá corriendo a abrazarte y darte un besito en la frente? ¿Crees que te mirará y se enamorará de ti? — La sonrisa amarga desapareció para dar paso a la locura que albergaban sus ojos. — Makis te va a despreciar, se va a alejar de ti y tendrás que conformarte con ver como se la coge un verdadero hombre.
Los ojos se me nublaron; no por sus palabras, tampoco por la presión en mi cuello. Mi cabeza comenzó a pasar imágenes de Makis mirándome con odio, con repudio, alejándome de su vida para siempre. El desgraciado me tenía en su poder desde hace 2 años, cuando descubrió que estaba profundamente enamorada de Makis, gracias a una nota en la esquina de mi cuaderno.
—Quizás también podría decirles a tus padres. — Prosiguió con su ataque. — Ellos estarán muy felices de ver que su preciosa hija es otra desviada más.
—Eres un hijo de puta. — Sollocé.
—Soy lo que necesito ser, para arreglar a desviadas como Pérez y como tú. — Escupió con desprecio cada una de sus palabras. — La diferencia, es que tu si tienes algo que perder y ella no es nadie a quien el pueblo quiera extrañar.
ESTÁS LEYENDO
El amor no duele. - (Ventino) [Jumila]
FanficJuliana Pérez nunca ha conocido el amor como tal, ella solo sabía lo que era encogerse asustada con el fin de defenderse a sí misma. Quizás era por que sus padres la consideraban un estorbo y preferían golpearla cuando tenían un mal día en el trabaj...