Ramé - Jelena

Nuevos Aires

He conocido a un hombre en la discoteca, hemos follado varias veces y dice estar interesado en mí, quiere que tengamos una relación y yo lo único que quiero es desaparecer, he pensado en suicidarme varias veces pero nunca lo consigo. Él tiene dinero, podría salir con él y robarle, necesito cambiar de aires.
Nisiquiera sé su hombre, en la noche iré a la discoteca donde nos hemos estado viendo y luego a su casa.

Hombre: Hola bonita. -dice al verme llegar hasta la barra. En mi cabeza otra vez estaba ella, sólo ella me llamaba así.

_ Hola. -lo beso.

Luego de unas horas bailando y bebiendo vamos a su casa, follamos y queda rendido. Me marcho no sin antes tomar su dinero, reloj y pertenencias valiosas. Vuelvo al departamento, me ducho y prendo un porro, lo necesito para olvidarme de lo asqueroso que es. Mañana me iré, tengo dinero suficiente para ir a otro país y alquilar un departamento, luego allá me arreglo.
En la mañana me cambio, tomo mis pocas cosas y salgo del lugar sin avisar, voy a un transbordador y me dirijo hacia Argentina, he visto varios lugares pero el que más me gustó es Neuquén, tiene montañas y lagos hermosos, parece tranquilo, puedo vender el reloj y joyas del tipo y comprarme una cabaña que he visto allá.

El viaje ha tardado 17 horas y al llegar decido pasar la noche en un hotel, al día siguiente iría a la casa de una señora que alquila cabañas allí, me lo dijo el receptor del lugar, según él la conoce y es una mujer amigable. Podria comprarle una.

He desayunado en el hotel, pagué la cuenta y tomé un autobús hasta allá, luego tuve que caminar mucho para llegar hasta la montaña, pregunté a la gente si sabía dónde vivía y me guiaron para llegar.

Llamo a la puerta y sale una mujer de unos 60 años;
_ Buen día, mucho gusto. Soy Zulema, estoy interesada en alquilar una de sus cabañas.

C: Buen día, ¿cómo me encontraste?. -sale de su casa

_ He visto fotos del lugar y al llegar a un hotel me hablaron de usted, en realidad he visto cabañas también pero no sabía exactamente si las rentaban.

C: ¿Querés pasar? Es que yo ya estoy vieja y hace mucho frío.

Entramos en su casa, era una cabaña bastante acogedora, el ambiente es cálido y tiene una chimenea con leña que calienta todo el lugar.

_ Que bonita es su casa.

C: Muchas gracias, toma asiento. ¿Desayunaste?

_ No, aún no.

C: Yo estoy por hacerlo, ¿Querés desayunar conmigo?

_ Está bien.

C: ¿Qué querés? Yo voy a tomar mates, ¿probaste alguna vez?

_ No, no he probado.

C: Entonces pongo la pava y los probas.

La señora es muy dulce, a pesar de su edad, en lugar de tener cuidado con extraños los recibía muy bien, me trató como si me conociese.

C: Bueno, acá está. -me ofrece un mate- cuidado que está caliente, éstas son medialunas, acá acostumbramos a desayunar esto o facturas, algunas son como las donas.

_ Gracias. -recibo.

C: Ay, que cabeza la mía Zulema, vos te presentaste y yo no. Me llamo Carmen.

_ No se preocupe -sonrío, hace mucho tiempo no lo hacía.

C: Decime, ¿que haces acá? Noto que sos de España.