๑GOLDEN EYES
Siete años lejos y no pensaba volver.
Eso hasta que Deucalion nombró al alfa por quien irían.
Volver al lugar donde nació traerá a su vida un sin fin de recuerdos y emociones que pretendía olvidar, pero reencontrarse con parte de su...
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—No irás a México —declara tajantemente el sheriff apuntando a su hijo.
—Papá, Scott y Kira fueron secuestrados y llevados a México, ¿sí? —Mueve exageradamente sus manos mientras habla—. Creo que es una muy buena razón para hacer un viaje a México.
—Bien, incluso si Deaton tiene razón sobre esto, lo mejor es ir por los canales adecuados.
—Papá...
—Eso significa —le interrumpe—, llamar a las agencias de la ley, la patrulla fronteriza, publicar un anuncio general...
—Sheriff, esto no puede esperar —apremio.
—No hay tiempo para solo esperar que los engranajes de la burocracia comiencen a funcionar en cinco oficinas diferentes del gobierno, ¿sí?
—Alguien necesita ir allí ahora mismo, encontrarlos y rescatarlos —digo mirándolo fijamente.
—Iremos —sentencia decidido Stiles.
—Puedo evitar que vayas —amenaza—. Y Sophie, Derek es bastante sensato en esto.
—Encontraré el modo de ir —Stiles se encoje de hombros.
—Puedo arrojarte en una celda —asegura el sheriff.
—Igual encontraría un modo.
Y conociéndolo, efectivamente Stiles lo haría.
—Chicos, ¡por favor! —Suspira y camina por la oficina—. ¡Sólo denme un poco más de tiempo para encontrar algo un poco más concreto que una visión psíquica de un tipo con un tercer ojo! —Stiles asiente levemente, y sé que es para dejar tranquilo a su padre—. Miren, llamaré a cada agencia de la ley de aquí a Sudamérica si debo hacerlo, si no aparece nada, compraremos unos pasajes para México.
Stiles asiente poco convencido.
—Bien, bien, genial, ¿puedo tener un arma? —Lo miro alarmada al igual que el sheriff.
—No —dice negando con su cabeza y mi amigo se resigna.
En silencio salimos de la estación y caminamos hasta el jeep.
—Igual iremos, ¿verdad? —pregunto mientras me abrocho el cinturón.
—Sip, nuevamente iremos a México.
—¿Crees que está bien? —mi voz sale casi en un susurro.
—Lo estará —asegura, pero sé que intenta convencerse a sí mismo.
—Necesitamos buscar algo que tenga el olor de Scott.
—Sí, vamos a su casa —pasa un brazo por mis hombros y caminamos en silencio hasta el jeep, ambos estamos muy preocupados.
