๑GOLDEN EYES
Siete años lejos y no pensaba volver.
Eso hasta que Deucalion nombró al alfa por quien irían.
Volver al lugar donde nació traerá a su vida un sin fin de recuerdos y emociones que pretendía olvidar, pero reencontrarse con parte de su...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Justo en este momento tengo un periodo libre, por lo que voy a la biblioteca. Pretendo organizar mis tiempos ya que debo tener tiempo para todas mis actividades que, sinceramente, muchas no son, pero pretendo ser... productiva.
Los gemelos entran a la biblioteca, varias miradas de chicas y chicos se dirigen a ellos, incluida la mía. Sonrío sin poder evitarlo.
—Quiero uno. —Escucho la voz de Lydia Martin en la mesa siguiente a la mía.
—¿A cuál? —dice interesada la castaña junto a ella
—Al heterosexual, obviamente. —Von una mueca de obviedad toma de su café sin apartar la vista, mi corazón late con rapidez.
Odio este plan.
A la distancia Aiden me guiña un ojo, ruedo los míos para no alimentar su ego con mis celos.
Ethan se gira a mirar a Danny que aparece detrás de él, choca con un chico que está levantándose de una mesa, se sonríen y me parece adorable.
La cazadora deja de mirar a mis chicos y de pronto Lydia se levanta en dirección a Aiden. Ethan se sienta en la mesa junto a la mía con una sonrisa burlesca en su rostro. Lo miro con una ceja alzada y me concentro en la computadora frente a mí.
Sin poder evitarlo presto atención a la rubia rojiza, quien le comienza a hablar a mi chico y le muestra algo en su teléfono, no quiero escuchar lo que dicen, no soy tan masoquista.
—Esa pobre pluma no te ha hecho nada para que la maltrates de esa forma.
Sacudo la cabeza y me concentro en Ethan parado frente a mí que señala mi mano derecha, no me di cuenta cuando la tomé, ni mucho menos cuando la rompí, pero la tinta rosa corre por mis dedos. Suspiro y la limpio con un pañuelo de papel.
—No seas tonta. —Rueda los ojos—. Esto solo es un juego.
—No puedes negar que es bastante extraño que tengamos casi el mismo tono de cabello y piel —rasco mi ceja en señal de nerviosismo, espero que Aiden esté lo bastante concentrada en la chica frente a él para que no escuche mi arranque de honestidad—. Ella es muy linda e inteligente.
Ethan me sonríe pero sin burla esta vez.
Suspiro por milésima vez en el día, y continúo con mis cosas hasta que el timbre suena anunciando que mi hora libre terminó. Salgo de la biblioteca sin mirar atrás, pero siento la mirada de Aiden sobre mí, no quiero ser débil y voltear a verlo, por lo que me apresuro y camino sin mucho ánimo a la siguiente clase: química.
Llego al salón y me siento junto a Mason, él me cae bien, es bastante divertido y muy inteligente.
—¿Qué tal te ha tratado Beacon Hills? —Me mira con intriga
