Capítulo 18

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Frank ni siquiera terminó de escuchar lo que Jamia tenía que decirle, porque cuando Gerard se fue de la feria, él también había decidido irse. Lágrimas bajaban de sus ojos avellanas con mucha rapidez, sentía que se moría por el dolor que tenía en el pecho, ese jodido dolor que tanto odiaba... Sentía su alma evaporarse con cada segundo que pasaba, se odiaba nuevamente. ¿Por qué tenía que pasar esto?, ¿Por qué no podía ser feliz junto a Gee? La vida era muy injusta... Frank no entendía qué ganaba Jamia con todo esto, no entendía el porqué de sus mentiras, tampoco entendía cómo es que lo había encontrado.

Caminaba directo hacia casa, quería ir allí y llorar como si no hubiese un mañana, quería estar encerrado y jamás salir, eso quería. Pero la llegada se le hacía interminable. Su cuerpo temblaba mucho, y no era por el frío, era por el miedo de perder para siempre al amor de su vida, aunque en realidad ya lo había perdido...

«¡Me arrepiento de haberte conocido!» Las palabras de Gerard quedaron grabadas en su cabeza, haciendo que llore como a un recién nacido. Lo entendía... Había arruinado la vida de Gerard, lo sentía así. Nunca quiso hacerle este daño, jamás quiso hacerlo sufrir de esta manera, siempre trató de darle todo el amor posible... Pero por culpa de sus estupideces había perdido al amor de su vida.

— Lo siento mucho — Sollozó. Había decidido detenerse en el medio de la calle para calmarse un poco, sus pasos temblaban que no podía continuar de este modo. Se sentó en la vereda, nadie habitaba las calles a esta hora, sólo estaba él con su dolor... — Perdón, Gee... — Decía, eso era lo que quería decirle a Gerard pero no era suficiente, no era suficiente por todo el daño que le había causado. Quitaba sus lágrimas de sus ojos, pero era un intento en vano porque éstas volvían a bajar. Estaba arruinando la vida de todos... La vida de Gerard, quien era una persona muy buena y había vuelto a confiar en él. También la vida de su mejor amigo Bob... Por más que éste no le dijera algo como ‘estás estorbando en mi casa’ sabía que lo pensaba, muy dentro suyo lo sabía — Y-Yo — Tartamudeó. Si, estaba hablando solo, porque no tenía con quién hacerlo, y aunque tuviera no quería molestar a nadie, era mejor si él se alejaba de todos y de todo...

Sus manos grandes y tatuadas temblaban, no era sólo por el frío, sino que también por el miedo a dejar su muy amada ciudad. Si, iba a dejar Nueva Jersey, era lo mejor. Con las manos temblorosas tomó su móvil y marcó el número de su ex secretaria, quería saber a dónde quería llegar la muy maldita.

— ¿Frankie?— Dijo ella del otro lado de la línea.

— No me digas así — Contestó con voz ronca. La única persona que podía decirle "Frankie" era Gerard — ¿Dónde estás? Tenemos que hablar.

— Okay, te mandaré la dirección por mensaje — Y cortó la llamada. Recibió la dirección por mensaje y sin hacerse esperar tanto se levantó y fue hasta donde estaba ella.

Frank se frustró al pensar en todos los sueños que quería realizar junto al amor de su vida. Pero el más importante de todos era tener un hijo con Gerard. Ambos habían deseado tener un bebé que sea el fruto de su amor, pero jamás lo consiguieron. Se deprimió aún más al pensar en aquello, en esas épocas en las cuales Gee lloraba por no quedar embarazado. Gerard había confiado en él... ¿Qué era eso importante que Gerard quería decirle? Ahora se quedaría siempre con la duda y con el dolor en su pecho por ser tan imbécil al perder al amor de su vida.

Llegó a un edificio, donde afuera de éste se encontraba Jamia apoyada contra la pared, mirando a Frank con una sonrisa, mientras que él sólo la miraba como si fuese la peor basura del mundo, aunque no sólo podía culparla a ella, él tenía toda la culpa por todo lo malo que le había pasado en la vida.

— Me alegra que hayas llegado — Dijo ella con una gran sonrisa.

— ¿Por qué carajos dijiste todo eso?— Fue lo primero que preguntó, ignorando aquel comentario de la castaña, quien se puso pálida ante su repentina pregunta.

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora