Capítulo 4

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Frank había estado tratando de contactar a Gerard toda la maldita noche, pero en ningún momento le contestó su llamado. Se desesperó mucho, lloró en el medio de la calle, la noche y la lluvia eran su única compañía en estos dolorosos momentos.

No entendía cómo es que había sido capaz de engañar a Gerard durante tanto tiempo... Él realmente lo amaba, pero como un imbécil lo había engañado con su compañera de trabajo, Jamia, a quien no conocía. Al llegar a su apartamento lo primero que hizo fué cambiarse de ropa, ya que la que tenía se había mojado con la intensa lluvia. Una vez ya vestido trató de llamar a Gee una vez más, eran las dos de la mañana, pero tal vez su Gerard estaba despierto... Al no lograr contactarse con su amor, llamó al mejor amigo del pelinegro, Raymond.

— ¿Qué mierda quieres?— Raymond entonces estaba al tanto de la situación.

— Hola Ray... Quiero hablar con Gee, por favor — Pidió en un hilo de voz, ya estaba comenzando a llorar de nuevo sin querer hacerlo realmente, odiaba verse tan débil, pero ahora lo único que quería era hablar con Gee, tratar de recuperarlo y no dejar que sus dos años de matrimonio se vayan a la basura.

— No.

— Necesito explicarle las cosas, no quiero que me deje — Confesó en lágrimas, y era cierto, no quería que lo dejara, aún podían solucionar las cosas... ¿No?

— No, no hay nada que tengas que explicar. Él ahora duerme, y aunque estuviera despierto tampoco te permitiría hablar con él. Haz tu vida con tu amante y deja a Gee en paz— Y cortó la llamada, dejándolo con un terrible dolor interno.

Sentía culpa. Y claro que sí, se odiaba por lo que había sido capaz de hacerle a la única persona más buena del mundo... Es que realmente Gerard era una buena persona, siempre se preocupaba por los demás, también te ayudaba si estabas mal... ¡Mierda! Ahora que recordaba esos hermosos momentos con Gee quería morirse por la basura que había sido. Lo engañó durante tres meses... Eso no es poco, eso es suficiente para darse cuenta que lo dañó de la peor forma posible.

***

Una semana sin Gerard. Una semana en la que se había dedicado a beber alcohol. ¿Qué importaba si faltaba al trabajo? A la mierda con eso. ¿Y qué importaba si recibía llamadas de Jamia? Si no eran de Gerard entonces no contestaría. Había tratado de contactar a Gerard, pero su lindo pelinegro había cambiado su número de teléfono, una cosa más por la cual deprimirse. Ahora se encontraba tirado en el suelo de su sala de estar, con botellas de vodka vacías a su alrededor. Su barba estaba con poco crecida y su cabello algo descuidado, ya no le importaba verse bien, porque lo único que quería era hablar con Gee y tratar de que vuelva al apartamento... Realmente no quería tirar su matrimonio por la basura. Y sí, fué un idiota al engañar a Gerard durante tres meses, pero necesitaba explicarle cómo sucedió todo, tenía derecho a eso, ¿No?

Escuchó el timbre sonar repetidas veces, pero en ningún momento se levantó para abrir esa estúpida puerta, sabía que no era Gerard, lo conocía bien, y seguramente ahora Gee estaba muy dolido por todo... Su bonito pelinegro era una persona muy sensible. Gruñó al escuchar de nuevo ese estúpido timbre, ¿Acaso no entendía que no había nadie en casa si no contestaba? Las personas cuando quieren son muy insistentes.

— ¿Frank?— Dijo su amigo Bob entrado al apartamento como si fuese suyo, ahora Frank se daba cuenta que había dejado la puerta sin llave — Carajo — Al verlo ahí tirado en el suelo se preocupó bastante, jamás pensó que todo esto terminaría así. En realidad jamás pensó que su mejor amigo, el cual había engañado a su esposo por tres meses, terminaría así... Se veía muy mal a decir verdad. Es decir, si engañó a Gee es porque no lo amaba en lo absoluto. Entonces... ¿Por qué se veía tan mal si no amaba a Gerard? Eso era lo que Bob no entendía — Frank. — El nombrado hizo un sonido de garganta, indicando que aún, lastimosamente, seguía con vida a pesar de todas las botellas de alcohol que había consumido la noche anterior — ¿Qué haces?— Preguntó cruzándose de brazos al mismo tiempo que alzaba una de sus cejas, porque no entendía en lo absoluto su actitud de persona fracasada.

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora