Capítulo 2

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— Por favor mi amor, responde — Suplicó Frank al teléfono, había tratado de llamar a Gerard pero éste no le atendía... Se había ido de su casa hace más de una hora y lo tenía muy preocupado, porque no tenía idea de dónde podía ir, tal vez a lo de Ray... Pero no sabía. Desde que él se había ido había estado llorando, sintiendo dolores en su pecho, como un gran vacío interno. ¡Pero era culpa suya! Absolutamente todo era culpa suya. Porque Gerard estaba en todo su derecho en irse para siempre... Pero Frank realmente quería explicar cómo fueron las cosas, quería que lo entendiese. Le dolían los ojos de tanto llorar, sentía su corazón doler también, y eso era aún peor.

Sin perder tiempo tomó su abrigo y salió del apartamento. A la mierda si afuera estaba lloviendo, él no iba a desperdiciar su matrimonio de dos años por una estupidez que cometió. Las lágrimas que derramaba se camuflaban con las gotas de lluvia que impactaban con fuerza en su cara, haciendo que se moje al instante. Pidió un taxi pero éste no frenó, hoy no parecía ser su día de suerte.

Dios mío... ¿En qué estaba pensando al engañar a Gerard por tres meses?, ¿Cómo pudo hacerle eso a alguien tan bueno? Gerard era el amor de su vida, no merecía este daño de tal grado. Ahora mismo estaba pensando en qué estaría haciendo su Gerard. De seguro está llorando, sintiendo su corazón romperse, costándole el respirar, gritando de seguro, agarrando su cabello con ambas manos por el enojo que siente, ya se lo imagina... Y duele imaginarse a su Gerard así. Se limpió la cara con la manga de su chaqueta y siguió caminando, a la mierda el puto taxi.

De seguro Gerard estaba con Mikey, ahí se dirigía Frank. No quería perderlo, no quería porque lo amaba con locura. Y claro, si lo amaba con locura... ¿por qué lo engañó durante tres meses? Jamia lo seducía, lo tocaba de manera extraña y cada tanto hacía bailes sensuales en su oficina cuando estaban a solas. La primera vez que esto pasó Frank se enojó mucho. El trabajo realmente no le estaba dando nada de tiempo a Frank para poder ver a Gerard, tenía muchos contratos que realizar para que algunas de las mejores empresas firmen con la suya, y eso llevaba trabajo y esfuerzo, por lo que poco veía a su pelinegro. Entonces Jamia aprovechó esto para poder seducir a un hombre casado, y lo logró. Lo logró dándole bebidas alcoholicas. Frank podía jurar que realmente no quería estar con ella, porque no se acuerda de absolutamente nada de aquellas noches, pero aún así eso no justifica una traición, porque lo hizo.

Caminó varias calles para ir hasta la casa del menor de los Way, y una vez que había llegado dudaba en si tocar la puerta o no. Sentía nervios y miedo también. No quería perderlo, debía pensar bien en las palabras que debía utilizar. Le dió dos leves toques a la puerta. Miró hacia la calle, la lluvia cada vez era más intensa. Hacía frío... Él sólo quería estar con Gee. ¿Cómo pudo olvidarse de su cumpleaños?, ¿Cómo había sido tan mierda con él? Lo que daría por un abrazo suyo... Lo que daría por un beso de Gerard...

La puerta se abrió mostrando a un Mikey en ropa de dormir, quizás eran las doce de la noche pero eso ahora importaba una mierda, lo que importa ahora es Gerard.

— Frank — Dijo Mikey cruzándose de brazos.

— Mikey... — Sin poder evitarlo comenzó a llorar con fuerza. No es por hacerse la víctima ni nada pero... extrañaba a Gee y no quería perderlo, por eso lloraba. No quería tirar a la basura esos años de matrimonio donde tan bien la habían pasado. Mikey tomó a Frank del brazo y lo llevó adentro, no entendía qué pasaba.

Lo sentó en el sofá y rápidamente fué a buscar una toalla al verlo así, todo mojado por la lluvia.

— ¿Qué pasó? — Preguntó Mikey bastante preocupado, ya que Frank estaba sollozando muy fuerte, se notaba que estaba sufriendo.

— No quiero perder a Gerard... — Dijo en llanto poniendo ambas manos en su rostro, lamentándose por ser tan idiota. Y claro que era un idiota, porque le hizo daño a Gerard sin querer hacerlo realmente, y justo por esa razón él era un idiota. Gerard jamás se lo perdonaría. Lo conocía bastante bien, él no toleraba las mentiras...

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora