Capítulo 5

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Gerard suspiró antes de darle dos leves toques a la puerta de la casa de Bob. Sí, iba a ver a Frank, pero no porque lo extrañaba, era para hablar de algo importante que definiría su futuro, o el de ambos mejor dicho. Un mes sin verse fue suficiente, Gerard estaba más calmado y pensar en que Frank lo engañó ya no le dolía tanto como antes, pero cada tanto se largaba a llorar en la ducha, dejando que el agua artificial se lleve sus tristes lágrimas que eran por causa al amor que aún seguía sintiendo por Frank, quien claramente no se lo merecía en lo absoluto.

Ya no podía arrepentirse, ya se encontraba ahí, fuera de la casa del mejor amigo de Frank, quien seguramente fue su cómplice durante esos tres meses en los que Gee se la pasó sufriendo.

— ¿Gerard?, ¿Qué haces aquí?— Preguntó Bob bastante confundido ante la sorpresiva visita.

— Mikey me dijo que Frank vivía contigo. Así que vine a hablar con él — Contestó con esa voz dulce que tenía.

— Eemm... Él no está — Mintió. Bob no era muy bueno mintiendo.

— Es algo importante.

— ¿Gee? — A Frank se le iluminaron los ojos al ver al amor de su vida en la puerta de la casa de Bob. ¿Acaso lo había venido a buscar para arreglar todo? ¡Dios mío! Hoy sería el mejor día de su vida si pasaba eso. Bob negó con la cabeza, desaprobando el que su amigo haya aparecido, no quería que se siga haciendo daño. Pero entendió que lo mejor era dejarlos solos para que pudieran conversar tranquilos.

— Frank... ¿Podemos hablar?— Preguntó Gerard sin mirarlo a los ojos, no quería caer en sus hermosos encantos que tenía.

— Claro, Gee. Dios mio, estoy muy feliz de verte, quiero que arreglemos las cosas, necesito explicarte todo lo q...

— Quiero el divorcio, Frank — Interrumpió Gerard al tatuado, quien se quedó boquiabierta ante lo que su hermoso pelinegro había dicho... Esas palabras habían caído como puñales directo en su corazón, haciendo que sienta dolor en su pecho, como si le faltara el aire. Sus ojos avellanas se humedecieron de inmediato, su cuerpo tembló ante el miedo de perder a su amor, y le costaba hasta su respirar. Gerard tampoco se veía de lo más feliz al soltar lo que quería, estaba con una expresión triste en el rostro. Gerard era el que por la estaba pasando, porque no quería separarse de Frank, pero entendió que lo mejor era estar lejos de él y seguir con su vida a que seguir sufriendo y quedarse siempre en el mismo lugar.

— Gee... — Dijo Frank en un hilo de voz. Poco le importaba que Gerard lo viera tan vulnerable ahora, porque no iba a disimular lo mal que se sentía por saber que su Gee quería alejarse de él para siempre — Déjame explicarte... — Suplicó, las lágrimas bajaban de sus ojos con mucha rapidez, eran como ríos.

— No hay nada que explicar, Frank. Sólo quiero que me des el divorcio y así estamos todos más contentos — Murmuró el pelinegro con tristeza sin mirarlo a los ojos, mordiendo con fuerza su labio para tratar de no llorar, tratando de ser fuerte para que Frank sepa que nada de esto le afectaba, cuando en realidad era todo lo contrario.

— Por favor déjame contarte — Frank estaba llorando, tratando de buscar la posibilidad de ser escuchado. Gerard jamás le dió la oportunidad de dejarlo hablar, y eso lo hacía poner muy mal, porque sí, era una basura y todo pero merecía ser escuchado.

— No hagas esto más difícil, Frank — Gerard limpió rápidamente las rebeldes lágrimas que se habían dignado a bajar de sus ojos esmeraldas que tanto le encantaban a Frankie, quien lo veía con dolor.

— Estaba ebrio, en el trabajo, bebimos con mis amigos por mi ascenso, ¿Recuerdas?— Trató de explicar rápidamente entre lágrimas. Gerard sólo negaba repetidas veces ante la explicación de Frank, ya no hacía falta que explicara nada.

— Frank...— Quiso detener su relato absurdo, pero el nombrado siguió hablando para así tratar de contarle cómo sucedieron las cosas.

— Bebí tanto que me desperté en la cama de una compañera de trabajo. Ella es Jamia, yo te juro que no tenía idea de qué pasó — Gerard ahora estaba sollozando delante del castaño, no quería oír cómo es que lo había engañado, sólo quería el divorcio.

— Frank detente — pidió Gerard, llorando bastante feo ante lo mal que se sentía — Por favor... — Puso sus pálidas y delgadas manos sobre su rostro para que el tatuado no vea cómo es que todavía sufre a causa suya. A Frank se le rompió el corazón al ver a su amor llorando así por su culpa, realmente era una basura. Una traición no tiene justificación alguna...

— No quise engañarte... — El pelinegro no contestó, sólo lloraba con mucha fuerza desde su lugar, tratando de calmarse pero su llanto se veía interminable. No había superado ese dolor interno que todavía sentía, y eso era lo que más le dolía a Gerard de todo esto, el no poder superar a una basura como Frank — Todas esas veces no estaba consciente... — Gerard Sollozó aún más fuerte, no había podido dejar de llorar, y Frank, al verlo tan mal, se acercó a él para tratar de abrazarlo y así poder calmar su llanto. Cuando se acercó para darle algo de calma, Gerard retrocedió unos pasos, dando a entender que no quería que se le acercara — Gerard...— El nombrado no estaba respirando bien, sus bonitos ojos esmeraldas estaban rojos por tanto llorar, y su llanto no había parado aún. El pelinegro, con sus manos temblorosas, sacó del bolsillo de su saco negro una hoja de papel, entregándole esta misma hoja a Frank, quien la recibió temeroso. Era el divorcio, debía firmar... Gerard no permitió que Frank siguiera hablando de cómo lo había engañado, porque se fue corriendo más bien le entregó la solicitud de divorcio.

El tatuado comenzó a llorar ahí mismo, en la puerta de la casa de su mejor amigo, con el maldito papel del divorcio en sus manos tatuadas, las cuales temblaban debido al miedo de perder aquello que más ama con una estúpida firma. Pero Gerard quería que firmara... Y eso era lo que más le dolía, el que su Gee quisiera el divorcio lo había ocasionado él mismo, él mismo había sido el idiota que había tirado a la basura sus años de noviazgo y matrimonio, en los cuales fue muy feliz. Gerard era una persona de oro... Quien estuviera a su lado se ganaba la felicidad de por vida, y ahora mismo se odiaba tanto por no saber valorar a un chico tan bueno... tan tierno...

— ¿Frank?— Preguntó el rubio muy preocupado al ver a su amigo en la puerta, llorando como a un recién nacido — Entra — Lo tomó del brazo con delicadeza y lo guió dentro de la residencia, para así cerrar la puerta y no dejar que los vecinos vean a su amigo llorar. Frank lloraba más que nunca, jamás lo había visto así. Ambos se sentaron en el sofá, y más bien lo hicieron, Bob no dudó ni un segundo en abrazar con fuerza a su amigo para darle la calma que necesitaba en estos momentos tan difíciles para él.

— Q-Quiere el divorcio — Tartamudeó correspondiendo el abrazo. Bob podía sentir como el cuerpo de su mejor amigo temblaba.

— ¿Le contaste lo que pasó?

— Lloró por mi culpa — Sollozó. Frank jamás se perdonaría el haber hecho llorar a Gerard — quiere que me vaya de su vida...

Bob no sabía qué decir, no tenía idea de qué aconsejarle. Tal vez lo mejor era que Frank le firmara el divorcio y que haga nuevamente su vida con otra persona y otro entorno, o eso pensaba Bob, quien realmente quería lo mejor para su amigo. Pero sabía que decirle eso ahora no era lo mejor, quizás cuando esté más calmado pueda aconsejarle, por ahora va a dejar que se desahogue, como hacía todas las noches cuando gritaba en sus sueños el nombre de Gerard.

— N-No quiero que se vaya — Confesó entre lágrimas, abrazando más fuerte al rubio, quien tenía una expresión preocupante en el rostro. Entendía su dolor... — Y-Yo lo amo — Tartamudeó. No, él tenía culpa, pensó Bob.

— Calma, Frank...— El rubio sobaba con delicadeza la espalda ancha de Frank para calmar su llanto incontrolable — Tienes que calmarte.

— Lo amo... — Siguió hablando — Él es todo para mí...

Bob suspiró al oír aquello último.  No sabía cómo iba a decirle que lo mejor era que dejara que Gerard vuelva a hacer nuevamente su vida.

•••

Gerard tiene que hacer nuevamente su vida 😔

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora