Capítulo 14

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— No llores, Gee — Dijo Frank acercándose al pelinegro, quien se había puesto a llorar con las recientes palabras que su ex esposo había soltado con tanta sinceridad. Tomó entre sus tatuadas manos la hermosísima carita del amor de su vida, quien lo miró directamente a sus ojos pardos que tanto le encantaban — No quiero que llores. Tú debes sonreír siempre, Gee. Mereces toda la felicidad del mundo... — Ambos jóvenes se quedaron mirando a los ojos, viendo la belleza del otro más de cerca. Frank amaba con locura a Gerard, y estaba arrepentido de algo que no quiso hacer nunca, realmente lo estaba, ahora lo único que quería era recuperar su amor nuevamente...

— Te amo, Frank — Dijo Gerard sin dejar de verlo a los ojos, con lágrimas recorrer sus mejillas — Y no sé si está bien o está mal seguir amándote. Tengo miedo — Confesó entre lágrimas, se sentía terriblemente mal por todo. Por Bert, por la presión de Mikey al querer que haga su vida nuevamente, por Frank... Bert era un idiota que sólo buscaba sexo, lo cual no consiguió y jamás iba a conseguir, porque Gerard amaba tanto a Frank como para estar con otra persona — Quiero confiar en ti, te juro que quiero hacerlo pero... recuerdo aquella noche en mi cumpleaños cuando me dijiste que me engañabas por tres meses — Y comenzó a sollozar. Ese día, sin dudas, había sido el peor cumpleaños de su vida, el cual obviamente quería olvidar, pero no podía... — Si no me amabas debías decírmelo en vez de engañarme por tanto tiempo...

Es que Gerard no podía entender a Frank. Si no lo amaba... ¿Por qué no lo dejó en vez de engañarlo por tres malditos meses? Traicionar a una persona es lo peor que puedes hacer. Noches enteras en las que Gerard sufrió, preguntándose por qué Frank no lo amaba... No era cierto, Frank sí lo amaba, y lo amaba mucho. Nunca, pero nunca quiso engañar a Gee. Y es cierto, una infidelidad no tiene justificación, pero sí la tiene cuando bebes tan sólo dos vasos de vodka y te despiertas repentinamente en la cama de tu compañera de trabajo, con quien ni siquiera cruzaste palabra alguna.

— Mi amor — Con la yema de sus dedos quitó las rebeldes lágrimas del amor de su vida, quien aún no calmaba su llanto — Yo jamás dejé de amarte, Gee...

— ¿Y por qué me engañaste si me amabas?, ¿Te aburriste de mí?, ¿Todo fue porque no pude darte hijos, Frankie?

— No, Gee — Contestó Frank inmediatamente, porque no tenía nada que ver con eso, realmente no era por ese tema. Frank nunca quiso engañar a Gee, simplemente se despertaba en la cama de esa loca — Mi amor... No te quise engañar, y tampoco fue por no estar embarazado, mi vida.

— P-Pero me engañaste — Tartamudeó, las lágrimas de sus ojos no dejaban de bajar. Frank lo seguía sosteniendo de las mejillas, mirándolo fijamente a los ojos, viendo su belleza aún más de cerca, y tratando de explicarle que jamás quiso hacerle daño.

— Te juro que no sé cómo pasó, Gee... Debes creerme. Sólo bebí y... y no sé qué sucedió — A Gerard le costaba creer en sus palabras, le costaba volver a confiar en el amor de su vida. Sí, sí quería confiar en él, pero no podía, por más que quisiera no podía, tenía un mal presentimiento de que si volvía con Frankie volviera a pasar lo mismo... Y eso la verdad le asustaba mucho, no quería terminar más herido de lo que estaba ahora — Te amo, Gerard — Susurró sobre sus labios, sus palabras eran muy sinceras,no había ni una pizca de mentira en ellas — Y yo te dije que trataría de recuperar tu confianza por más que me lleve años, yo te esperaré siempre...

— Frankie...

— Y si tú no me amas no importa, siempre estaré para ti.

— Ese es el problema, Frank. Que yo te amo como el primer día — Confesó Gerard sin dejar de llorar, mientras que Frankie sostenía su rostro con ambas manos sobre sus suaves mejillas — Y traté de olvidarte pero... no pude.

— No quise dañarte, Gerard. Soy un idiota por perderte, te dejé ir... — Y pequeñas lágrimas comenzaban a bajar de los ojos avellanas de Frank, quien se sentía la basura más grande del mundo al dejar ir al amor de su vida por algo que no quiso hacer nunca. Quitó sus manos de las mejillas de Gee y las puso sobre su rostro, porque no quería que Gerard lo viese tan vulnerable — Te perdí... Tú eres hermoso, eres el chico de mis sueños — Sollozó con dolor — E-Eres la persona más maravillosa de todo el maldito mundo...

— Frank...

— ¡Me odio!— Gritó, quitando bruscamente las manos de su rostro para jalarse el cabello con fuerza — ¡Soy una basura!— Se alejó de Gee unos cuantos pasos para no asustarlo.

— Frankie... No digas eso por favor.

— Es cierto, Gerard. Soy una basura — Se limpió bruscamente las lágrimas de sus ojos — Perdón por todo — Gerard, sin siquiera dudarlo, se acercó velozmente a Frank y lo abrazó por el cuello, tratando de que su ex esposo se relaje y calme ante su tacto. Y funcionó. Frank poco a poco  fue calmando su llanto y con las manos nerviosas correspondió a su abrazo, sintiendo el precioso calor que Gee le otorgaba, lo amaba... Lo amaba tanto... — No quise — Dijo Frank en un hilo de voz, aún quería justificarse, en realidad quería contar su verdad. La verdad era que nunca quiso engañar a Gerard con esa mujer llamada Jamia, además jamás le había dicho siquiera ‘hola’, ¿Por qué lo engañaría por una mujer que apenas le dirigía la mirada? La pregunta era... ¿Por qué lo engañaría? Gerard es perfecto como para engañarlo, jamás pero jamás haría algo así. Bueno... Ya lo había hecho sin querer hacerlo, pero ni estando consciente de ello lo haría, al menos no de nuevo — Te juro que no quise.

— Frankie... Mírame a los ojos y dime que me amas y que no quisiste hacerme tal cosa — El nombrado se separó del abrazo con delicadeza, y con sus manos tatuadas tomó el rostro de Gee, mirándolo fijamente a los ojos, viendo esos hermosos orbes esmeraldas que tanto le encantaban. Gerard sabía que Frank no mentía en lo que decía, pero aún así quería verlo a los ojos cuando le diga ‘te amo’.

— No quise engañarte... Te amo con todo mi corazón, caramelito — Susurró Frank con ternura y sinceridad. El tatuado no mentía, y eso Gerard lo sabía. Así que cuando el castaño terminó de decir aquellas sinceras palabras, lo besó con mucha pasión, sintiendo sus suaves labios sobre los suyos.

Sí, Mikey se enojaría. Sí, volvía a caer en los encantos de Frank. Sí, estaba perdonando a su ex esposo. Pero ahora todo le importaba una mierda.

Mikey debía entenderlo. Frank lo amaba de verdad, se notaba. Si había algo bueno en Frank era que jamás te mentiría si te miraba a los ojos.

Su beso era tan apasionado y tan necesitado que sin separar sus bocas, se dirigieron a la cama matrimonial de la habitación de Frankie. El tatuado se acostó allí y Gee quedó encima suyo, besando sus labios con amor y pasión. Las cargas eléctricas y esas extrañas mariposas en su estómago no faltaron, siempre pasaba cada vez que besaba a Frank, y Frank sentía lo mismo cada vez que besaba a Gee. Era algo mágico, algo inexplicable pero hermoso.

El pelinegro con sus delgadas y pálidas manos comenzó a tocar el pecho de Frankie sobre la ropa, acariciando éste con ternura y suavidad, todo sin separarse el uno del otro. Frank había soñado este momento hace mucho tiempo... Y ahora que se estaba deleitando del sabor de Gee le parecía un maldito sueño del cual aún no despertaba, y que tampoco quería despertar. Llevó sus tatuadas manos a la espalda del chico encima suyo, acariciándolo con mucha ternura y mucho amor, tratando de transmitirle el amor que  aún seguía sintiendo por él con un simple toque.

— Frankie — Gimió Gerard una vez que se separaron del beso por falta de aire. Ambos sabían lo que estaba por pasar, y no iban a detenerse por más que luego se arrepientan de ello, pero no se iban a arrepentir. El pelinegro comenzó a desabotonar la camisa del castaño lentamente,al mismo tiempo que lo miraba a los ojos, Frank sólo mantenía la mirada con la suya y se dejaba hacer, dejaba que Gee haga lo que quiera con él.

Quitó su camisa dejando a la vista su cuerpo lleno de tatuajes que tanto enamoraban a Gerard. Con sus manos pálidas tocó el pecho de su ex esposo, tocando su cuerpo bien marcado y lleno de tinta.

— Te amo, Gee — Susurró Frank. El pelinegro,sin dejar de pasar con lentitud sus manos por su pecho, lo miró a los ojos con una pequeña sonrisita.

— También te amo, Frankie.

Sí, iban a hacer el amor, ambos estaban de acuerdo en esto, se amaban. A la mierda el pasado, ahora eran solamente ellos dos.

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Destroya? 🌚

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora