Capítulo 15

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La ropa con los minutos fue desapareciendo, ambos jóvenes ahora se encontraban desnudos, Gee debajo de Frank, gimiendo en el medio del beso, sintiendo todo el amor que su ex esposo le transmitía con un simple beso lleno de pasión.

— Frankie... — Gimió Gerard cuando separaron sus bocas. Ambos se miraron a los ojos, había un brillo muy peculiar en éstos — Por favor — Susurró, ya que el tatuado estaba rozando su hombría con la del pelinegro, quien gemía ante su cercanía — ¿Puedes prepararme? — Preguntó con sus ojos cerrados.

— Sí, mi amor — Contestó antes de dejar un excitante beso en el cuello pálido del amor de su vida, quien gimió ante su besito. Llevó sus dedos a la boca de Gee, quien al abrir sus ojos sonrió, y sin hacerse esperar tomó dos dedos tatuados de Frank y se los llevó a la boca, llenando éstos de saliva — Gee... — El nombrado llenaba de su saliva los dedos de Frank, quien gemía con voz ronca ante las sensaciones que su ex esposo le ocasionaba.

Mucho tiempo sin estar juntos de esta manera. Mucho tiempo sin amarse, sin tocarse, sin sentirse... Ahora, que ya estaba sucediendo, les parecía un sueño del cual no querían despertar.

Si, aún se amaban, nunca habían dejado de hacerlo, pero sucedieron cosas muy feas de las cuales les costaba olvidar. El engaño que cometió Frank fue lo que ocasionó su separación... Pero ahora nada de eso importaba en lo absoluto, sólo eran ellos dos amándose como si fuera el primer día. ¿Podría Gerard perdonarlo?, ¿Podría olvidar todo lo que pasó y darle una segunda oportunidad a Frank?, ¿Podría?

Una vez que los dedos tatuados de Frank estuvieron ensalivados, los llevó a la rosada entrada de Gee, quien no daba más de tanto placer recibido. Los besos de Frank era una locura, sentía corrientes en todo su cuerpo con sus besitos que dejaba en su cuello y en su boca. Lo amaba... El tatuado estaba más que feliz al tener a Gerard nuevamente, feliz por hacerlo suyo, feliz de sentir su calor de nuevo. Frank no quería sexo con otra persona que no sea Gerard, y jamás querría sexo con alguien más, sólo Gerard. Metió los dedos lentamente en Gee, quien soltó exquisitos gemidos para los oídos del castaño.

— Frankie... — Gimió, necesitaba al nombrado, lo quería sentir después de tanto tiempo. Si, Mikey no se pondría feliz de que vuelva a caer en sus encantos, pero él quería estar con Frank porque lo amaba y lo necesitaba, y a la mierda los que piensen que está siendo un idiota por creer en sus "mentiras", él lo ama y punto, nadie debía involucrarse en su decisión. El tatuado movió sus dedos dentro de Gee de manera rápida, haciendo que el pelinegro suelte los gemidos más deliciosos de todo el mundo, o así lo veía Frank desde su punto de vista — Frankie... Te necesito — Eso fue más que suficiente para que el castaño saque sus dedos del interior del amor de su vida e hiciera caso al pedido de su bonito pelinegro.

Alineó su miembro en la entrada de su Gerard, pero antes de adentrarse decidió deleitarse de su belleza unos segundos. Su cabello negro estaba pegado a su rostro debido al sudor, sus mejillas estaban rojas por tanto calor y su respiración era muy agitada, y sus ojos esmeraldas brillaban más que nunca esta noche de lluvia. No pudo evitar sonreír con melancolía por este momento que Gerard le estaba regalando, porque quería estar con Gee así todo la vida... Pero sabía que su bonito pelinegro se tomaría bastante tiempo en volver a confiar en él, y no lo culpaba ni nada, porque lo que más quería en este mundo era volver a tener la confianza de su amor, que pueda confiar en él con los ojos cerrados como antes, pero sabía que iba a tardar mucho para que eso pase. Gerard abrió sus ojos debido a la tardanza de Frank, y cuando los abrió pudo ver al tatuado con una sonrisa triste en el rostro, casi al borde del llanto... Entonces hizo lo que sentía y lo que creyó más correcto de todo.

— Te amo, Frank — Soltó con mucha sinceridad, haciendo una de sus pequeñas sonrisas, mostrando sus perfectos dientes que tanto enamoraban a Frank, quien se sorprendió ante lo dicho.

— Te amo mucho más, Gee — Susurró acercándose al nombrado, atrapando sus labios para besarlo con lentitud y ternura, sintiendo esas hermosas corrientes eléctricas recorrer su cuerpo de pies a cabeza, como esas extrañas mariposas se hacían presentes en su estómago, y sólo eso ocurría cuando besaba los perfectos labios de Gee. Sin dejar de besarse, tomó su miembro y lo acomodó en la entrada del pelinegro, y con mucha lentitud y cuidado se adentró en él, sintiendo la calidez y lo apretado que era estar dentro de Gerard, quien gemía bajito el nombre del castaño. Una vez que estuvo completamente dentro de él, se quedó ahí para que su Gee se acostumbrara a su tamaño, no quería dañarlo, entonces por eso es que decidió no hacer ningún tipo de movimientos por el momento — Eres muy hermoso, Gee — Murmuró Frank, se le escapó decir aquello, es que realmente estaba tan hermoso... Jamás pero jamás podría engañar a semejante hermosura, Gerard es todo lo que quiere en su vida como para echarlo a perder.

— Frank... — Quería decirle que comience con sus movimientos, pero el castaño comenzó a moverse antes de que pudiera terminar la oración. Entraba y salía de manera algo rápida de Gerard, quien gemía antes las increíbles sensaciones que Frank le causaba — Frankie... — Gimió con sus ojos cerrados, sentía mucho calor y la excitación recorrer su abdomen, haciendo que lleve su pálida y delgada mano hacia su propio miembro para darle la atención necesaria, todo mientras Frank salía y entraba en él de manera algo rápida, lo hacía llevar al placer que hace tanto tiempo no estaba recibiendo — Fr-Frank — Suspiró cerrando sus ojos, ya que su mano subía y bajaba de su propia hombría con mucha rapidez.

— Te amo, Gerard — Ya no le daba vergüenza decir la verdad, lo amaba, ¿Y eso qué? Si, fue una basura en el pasado, ¿Y qué?, ¿Acaso no puede arrepentirse?, ¿No tiene oportunidad de cambiar? Por más que no haya querido hacer absolutamente nada de lo que hizo, aún así se arrepiente, y se arrepiente mucho. En su momento sufrió, ambos sufrieron por todo lo ocurrido, pero ahora se decían 'te amo' sin ningún tipo de vergüenza ni miedo, porque después de todo esa era la verdad.

— ¿Puedo estar encima tuyo?— Preguntó con sus ojos cerrados, casi llegando al clímax. Frank se sorprendió un poco por la pregunta, pero jamás le negaría esa petición.

— Claro, mi vida — Dejó un bonito besito en sus labios mientras salía de él con cuidado. Se acostó en la cama, observando como el pelinegro se acomodaba para estar encima de él. Puso sus pálidas y delgadas piernas a cada costado de la cadera de Frank y tomó el grueso y gran miembro de su ex esposo para luego alinearlo a su entrada. Y sin hacerse esperar comenzó a bajar lentamente, sintiendo como el miembro del castaño lo llenaba por completo.

Subía y bajaba de manera lenta pero placentera. Se oían sus gemidos y suspiros que soltaban con cada saltito que Gerard daba, también el choque de pieles. Frank podía ver la belleza de Gerard desde su lugar, su piel brillaba a pesar de que sólo había oscuridad en la habitación, la luz de la luna hacía que pueda ver como su pálida piel brillaba de una manera maravillosa ante sus ojos, y sus mejillas estaban rojas por tanto calor, simplemente hermoso.

— G-Gee... — Quiso decirle que ya estaba por venirse, pero el nombrado siguió con sus movimientos, haciendo que deje su semilla dentro de él gritando su nombre. El pelinegro también se vino segundos después.

Se quedaron unos minutos así, aún sin despegar sus cuerpos, tratando de recuperar el aire que habían perdido en ese hermoso acto de amor. No, no estaban arrepentidos por lo que acababan de hacer.

— Ven, Gee — Dijo Frank con una preciosa sonrisa en sus labios, lo que hizo que el chico de ojos esmeraldas le imite el gesto y vaya a su lado para abrazarlo y dormir sintiendo su precioso calor con esta noche de lluvia — Te amo más que a nada — Susurró en su oído una vez que ya estaba a su lado, abrazando su cuerpo con ternura.

— También te amo, Frankie — Y después de esas palabras ambos cerraron sus ojos y se durmieron con una sonrisa en sus labios de lo felices que se sentían.

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Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora