Capítulo 9

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— ¿Ese era el sujeto que te engañó?— preguntó Bert sin ningún tipo de delicadeza alguna mientras se dirigían a algún restaurante, pero la verdad es que lo único que Gerard quería en estos momentos era volver a casa para poder dormir. Ver a Frank lo hizo sentirse algo feliz, es decir, ver que él estaba bien lo ponía feliz.

— Sí — Contestó algo cansado de la situación, quería irse de una vez por todas, pero le daba algo de cosita decirle a Bert que quería volver a casa para dormir y así dejar su cena en la nada, él no era tan malo.

— ¿Te sigue?— Bert parecía enojado, pero la verdad es que a Gerard le importaba muy poco si estaba feliz, triste o enojado.

— No. ¿Por qué piensas eso?

— No sé, fué muy raro el que te lo hayas encontrado en la calle.

— No veo lo raro, vivimos en la misma ciudad.

— Si, tienes razón, lo siento. Soy demasiado exagerado con mis teorías — Contestó haciendo una pequeña risita para liberar la tensión que se había formado en el lugar entre ellos dos, en especial por parte de Gee, ya que éste no se veía muy feliz que digamos.

— No pasa nada — Si, si pasaba, Bert se las daba de chistoso y eso había puesto de mal humor a Gerard, pero era sólo por hoy que debía soportar las preguntas incómodas, porque después de la cena de hoy, Gerard no volvería a salir con el castaño de pelo largo.

La cena fué de lo más aburrido del mundo. Bert no paraba de hablar sobre su estúpido matrimonio que había tenido con Jepha, había dicho que ya no se amaban, pero la verdad es que Gerard dudaba de eso porque el joven de ojos azules no dejaba de hablar sobre sus momentos graciosos que había tenido con su anterior pareja. Debía soportar todas sus anécdotas estúpidas, porque Gee era una persona comprensible y con un muy buen oído, así que simplemente escuchó atentamente a cada cosa que el castaño decía. Pero la verdad es que mientras que su amigo hablaba, él pensaba en las hermosas cosas que había vivido junto a Frankie... A veces se odiaba por pensar en él, pero es que se le hacía inevitable.

Frankie — Llamó el pelinegro a su esposo, quien se encontraba sentado en su cama matrimonial leyendo en libro. Ante su llamado, levantó su vista hacia el amor de su vida, prestándole su completa atención.

¿Si, amor? — Preguntó con una sonrisita al verlo tan bonito, ese pijama de esqueleto le quedaba precioso, era un obsequio que le había dado Mikey por el invierno.

¿Podemos hablar?— Se veía triste, se notaba mucho cuando Gee estaba mal, era una persona muy transparente en ese sentido. Frank se preocupó mucho al verlo así, no entendía qué sucedía.

Claro, amor. Ven — Dió dos palmaditas a su lado en la cama para que su Gee vaya y así poder hablar sin la necesidad de estar tan lejos el uno del otro. El pelinegro se acercó con la cabeza gacha hacia Frank, y luego se sentó en la cama, se veía realmente muy mal, hasta parecía que había llorado — Gee... — Con su mano tatuada tomó el mentón del nombrado, obligando a éste a que lo mire. Los ojitos esmeraldas de Gerard estaban rojos, sin dudas había llorado - ¿Qué sucede? - Le preguntó de manera dulce, acariciando con una de sus manos la mejilla de su esposo, sintiendo su suave piel.

Soy un mal esposo — Sollozó con mucha fuerza, se sentía muy angustiado — Te mereces a alguien mejor — No paraba de llorar. Ver a Gerard llorar de esa manera hizo que el corazón de Frank se rompa, no le gustaba que su hermoso Gee llore, porque una persona como él debía sonreír todo el tiempo.

No digas eso, amor. Eres un buen esposo, y yo debería decir que no me merezco a alguien como tú. Eres una persona hermosa y muy buena, Gee... Realmente no sé qué hice para merecerte — Le contestó Frank de manera muy dulce al pelinegro, quien seguía llorando con mucha fuerza.

hace m-muchos meses estamos intentando t-tener hijos y no podemos... N-No sirvo para darte hijos, Frankie — Ese era su motivo. Desde que se cansaron, hace cinco meses, estaban tratando de buscar a su esperado hijo... Pero aún no aparecía.

Vamos a tener un bebé juntos, Gee. Te lo prometo — dejó un duradero beso en la frente de su esposo, quien poco a poco calmó su llanto y se aferró a los brazos fuertes de su amado. No quería perder a Frankie a causa de no poder darle bebés...

— ¿Gee? — Le preguntó Bert tronando los dedos sobre su rostro, haciendo que parpadee repetidas veces, volviendo así a jodida realidad. Bert se había ofrecido a llevar a Gee de nuevo a casa, y ahora ya se encontraban ahí.

— Llegamos — Dijo Gerard un poco tímido ya que de seguro el castaño de pelo largo se había dado cuenta de que no le estaba prestando la más mínima atención a sus estúpidas anécdotas que tuvo junto a Jepha.

— Sí...

— Muchas gracias por traerme — Agradeció con una sincera sonrisa.

— De nada, Gee — Le imitó el gesto. El nombrado se acercó al castaño de pelo largo para darle un beso en la mejilla y luego irse, pero de un momento a otro Bert corrió su rostro haciendo que ambas bocas se junten. No era un beso, pero aún así se sentía extraño todo esto.

No, Gerard no pudo olvidar a Frank. Y se dió cuenta de eso cuando su amigo lo besó, porque no sintió absolutamente nada a lo que sentía con Frank. Se odiaba por no poder olvidarlo ni superarlo, porque se supone que debía borrarlo de su mente y seguir su vida ya que una persona como Frank no valía la pena... Pero lo amaba. Fueron muchas cosas que vivieron juntos... No fué su primer beso ni su primera vez con él, pero sí fué su primer amor verdadero, su amor para toda la vida...

Y pensando en Frank, lentamente se separó de Bert, viéndolo con tristeza por no poder corresponderle.

— Lo siento, Gee. No pude resistirme —  Se disculpó algo apenado por lo que había hecho, ya que el pelinegro no se veía muy bien con su acto.

— Tranquilo, no pasa nada... Sólo que soy yo, el problema realmente soy yo... — Así lo sentía, sentía que el problema era el no poder superar a Frank, el no poder seguir con su vida, él pensaba que era su culpa todo eso —Hasta luego — Se despidió Gee algo cabizbajo, y sin más se dió la vuelta y caminó a paso algo veloz hacia su casa. Al entrar lo primero que hizo fue ir directo a su habitación para poder encerrarse y pensar en lo sucedido.

Cerró su puerta con llave y se acostó en la cama sin siquiera ponerse su ropa de dormir. Y sin poder evitarlo comenzó a llorar.

Frank era un problema que lo marcó de por vida. Y además hoy se lo había encontrado en la calle después de mucho tiempo. Creyó que había apagado todo sentimiento que sentía hacia Frank, pero se equivocó, porque al ver su belleza y su amabilidad recordó todo lo que sentía y todo lo que aún sigue sintiendo. Lo amaba... De eso no tenía dudas. Pero no podía amarlo, eso estaba mal, porque Frank lo engañó, ya no lo ama como él lo ama al tatuado, entonces no valía la pena seguir pensando en él... Claro que no. Gerard tampoco era un resentido, no trataría mal a Frank por lo sucedido, porque habían pasado meses de aquello y... simplemente no había necesidad de seguir buscando problemas, todo estaba bien si Gee seguía siendo la misma persona amable que fue con todos desde siempre.

Así que pensando en aquello último dejó de llorar, tratando así de calmar sus lágrimas y su dolor interno.

«Yo te amaré ahora y siempre, Gee»

Y sin poder evitarlo se puso a llorar de nuevo al recordar aquellas palabras que una vez su Frankie le había dicho en un restaurante, en donde le propuso matrimonio delante de todos los comensales, quienes aplaudieron por la felicidad y el amor que ambos jóvenes se tenían.

«Prometo cuidarte todos los días de mi vida y nunca hacerte sufrir»

Puso su pálida mano sobre su boca para acallar sus sollozos, Frank le había mentido...

«También prometo hacerte feliz siempre y amarte hasta el final de mis días, caramelito»

Debía calmarse... Debía dejar de pensar en lo que ya no valía la pena. Debía olvidar a Frank y seguir adelante.

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Ptm march. Igual ya se viene lo bueno juju

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora