Capítulo 3

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—Ese hijo de re mil...

— Basta, no vale la pena hablar de él — Dijo Gerard entre lágrimas a su mejor amigo, quien enfurecido estaba insultando de todas las maneras posibles al maldito enano tatuado.

— Mira cómo estás, Gee... — Se acercó a él y lo envolvió en sus brazos, dejando que el nombrado llore en su hombro. Iba a quejarse de que estaba empapando en lágrimas su playera favorita de Freddie Mercury, pero su amigo estaba tan triste... tan dolido que simplemente no podía hacerle eso. Además entendía todo su sufrimiento, porque este dolor que su mejor amigo sentía no era de ahora, eran de meses.

— ¿Qué hice mal? — Sollozó con fuerza — Yo... Yo...

— Shh... Hablaremos mañana, ahora tienes que descansar.

No tenía de otra que ir a la casa de su mejor amigo Raymond, ya que no tenía donde quedarse... Porque su único hogar estos dos años habían sido el apartamento lujoso que Frank había comprado. Dejó todo por un infeliz que terminó por darle un puñal en la espalda... Cuando él siempre lo amó con tanta locura y pasión... Entre lágrimas fué hasta la habitación de huéspedes de la casa del afro. Apenas podía hablar con tanto llanto, y sus ojos le dolían de tanto llorar, así que debía dormir y tratar de pensar en qué haría de su vida ahora... En realidad no quería pensar en el futuro porque sentía que ya no lo tenía, sentía que toda su alma ya estaba fuera de su cuerpo y que era un muerto sin vida, sentía que todo lo había perdido cuando en realidad no era así.

Pero para poder superar todo el dolor debía empezar de nuevo, así que mañana iría a vivir con Mikey y así tendría una vida mejor, y quizás ahora podría cumplir sus sueños y tener una mejor vida, como siempre había soñado... Se puso la ropa de dormir que su amigo Ray le había prestado y se acostó para poder descansar del doloroso día que había tenido. Pero más bien cerró sus ojos le vino a la mente un recuerdo que hizo que comience a llorar nuevamente. Odiaba estar enamorado aún de Frank.

— Aquí vivo — Dijo Gerard con una gran sonrisa, su amigo Frank también tenía una sonrisa muy hermosa, ambos estaban muy felices, y eso era porque habían tenido un precioso día. El castaño había invitado a salir a Gee, lo llevó al cine, a comer, a la playa y ahora lo acompañó a casa... Simplemente un caballero — Muchas gracias por el hermoso día que me hiciste pasar, Frankie — Agradeció Gerard mostrando sus pequeños y perfectos dientes.

— No es nada, Gee... — Respondió haciendo una pequeña sonrisita, viendo directo a los ojos al nombrado. Esos ojos que tanto le encantaban, que tanto le llamaban la atención... Y sin poder evitarlo se acercó lentamente a él, dirigiéndose directamente hacia sus labios que tanto deseaba probar y sentir. Y cuando los sintió sobre los suyos, pudo sentirse en el paraíso. Gerard gustoso aceptó el beso,siguiendo ese ritmo lento y tierno que Frank coordinaba de manera experta sobre sus labios, llevándolo así a la locura.

Fueron muchos minutos en los que estuvieron besándose, sintiendo esas corrientes eléctricas recorrer sus cuerpos. Al separarse por falta de aire se sonrieron, los ojos de ambos jóvenes brillaban como nunca aquella noche.

— Buenas noches — Se despidió Gerard muy feliz por lo sucedido. Frank lo había besado...

— Buenas noches, Gee — Frank veía como ese hermoso joven de cabellos negros se iba hacia su casa, caminaba de manera muy sensual... Gerard era realmente precioso, era un chico muy divertido, gracioso, amable, bonito, simpático, sensible... Era el joven de sus sueños, del cual ahora estaba muy enamorado.

— ¿Por qué, Frank?— Sollozó con fuerza, otra vez se encontraba llorando, sólo que ahora se encontraba en la oscura habitación de la casa de Ray, con libertad de poder sufrir sin que nadie te pregunte cosas todo el jodido tiempo, así estaba bien...

Se durmió pensando en lo basura que Frank había sido, en todos los años de noviazgo y matrimonio que había tirado a la basura. Gerard siempre pensó que era el único en sus pensamientos y corazón, pero ahora se dió cuenta que no. La vida le cambió en tan sólo un día. Ahora estaba sin casa, sin trabajo, sin pareja, sin nadie... No es que no tuviera trabajo porque no quería, era porque Frankie siempre le dijo que no era necesario que trabaje, que él le daba todo lo que quisiera y ya, que estaba dispuesto a trabajar doble turno para su comodidad.

...

En la mañana Mikey fué por él, lo ayudó a cargar sus maletas al auto y juntos emprendieron el viaje hasta la casa del menor de los Way.

— Te traje café — Dijo su hermano haciendo una pequeña sonrisita, Gee sonrió chiquito al ver cómo su hermanito menor lo consentía. Tomó gustoso su café amargo y en el camino a casa miró todo el tiempo por la ventanilla— ¿Quieres hablar?— Gerard sentía como pequeñas lágrimas bajaban de sus verdes ojos lentamente. Sí, sí quería hablar, necesitaba hablar con su hermano sobre esto, necesitaba ayuda emocional. Pero en vez de responderle con un ‘si’ negó con la cabeza, y todo sin mirarle. Mikey no dijo nada, entendía que tal vez no era el momento perfecto para hablar de esto, lo mejor era llegar a casa y esperar a que estuviera listo para hablar y desahogarse, porque de seguro tenía muchas cosas dentro suyo que aún no había soltado. Una vez que llegaron bajaron las maletas del auto y Mikey le mostró la habitación que Gee usaría de ahora en adelante, era muy bonita a decir verdad. Gerard le sonrió a su hermano y le dijo que lo quería mucho,y que estaba agradecido con toda la ayuda que le estaba otorgando. Mikey simplemente le respondió con un abrazo, sintiendo como Gee comenzaba a temblar y a llorar de un momento a otro.

— No quiero ser feo...— Sollozó.

— Tú no eres feo, Gee. ¿De dónde sacaste eso?— Preguntó al mismo tiempo que con ternura y amor sobaba su espalda para calmar su llanto.

— Frank me cambió... Es porque ya no soy el joven que era antes.

— Frank es un hijo de puta que no sabe valorar lo hermoso que eres, Gerard. Tú ahora estás soltero, haz tu vida nuevamente con quien tú quieras, y deja que ese estúpido infeliz se pudra. Además aún eres joven, tienes veintiséis años, Gee.

— Pero lo amo...

— Ya sé, Gee... Ya sé... Prometo que te ayudaré a que conozcas personas nuevas, harás tu vida nuevamente, tendrás trabajo y harás lo que te guste hacer, ¿Si? Haz todo lo que quieras, ahora ya no llorarás más por ese hijo de puta, ¿De acuerdo?

— De acuerdo...— Se separó del abrazo y Mikey miró orgulloso a su hermano, porque hasta en sus peores momentos estaba de acuerdo en poder seguir adelante más allá de todo lo que pasó. Y quizás Mikey tenía razón, ya era tiempo de hacer una vida nueva, gente nueva, trabajo nuevo, pareja nueva... Todo nuevo. No podía quedarse estancado en el mismo lugar por alguien que de seguro ahora estaba con su amante pasándola bomba, haciendo de su vida una fiesta loca mientras que él llora y sufre por ese hijo de puta.

— ¿Qué quieres comer?

— Lo que tú quieras — Contestó Gee bastante tímido.

— Dime Gee, prepararé lo que quieras — Dijo Mikey con una sonrisa.

— Bueno... ¿Pizza?

— Pizza será — Antes de retirarse de la habitación de Gerard, abrazó a su hermano y le dijo que estaba orgulloso de él, y se fué a preparar la pizza para Gerard.

Gerard pensaba que era feo... Que Frank ya no lo quería porque físicamente estaba horrible... ¡Cuando no era así! Gee realmente era hermoso, sus ojos verdes, su nariz perfecta, sus bonitos labios, su brillante cabello negro, su hermosa figura, todo en él era más que perfecto... Y era más que claro que Frank no lo había valorado en lo absoluto.

Tres meses... Muchos meses en los que Gerard sufrió por culpa de Frank, quien se la pasaba todos los malditos días y también noches con su amante, mientras Gee lo esperaba con la cena lista, con un look nuevo para mostrarle... Había sido difícil pasar por alto aquellas situaciones en las que Frankie nunca se aparecía, pero como Gerard era una persona que odiaba pelear decidía que lo mejor era dejarlo así.

Ahora se daba cuenta de lo estúpido que había sido al no notar por tanto tiempo lo que su Frankie hacía mientras Gee se arreglaba para él...

•••

Por ahora todo sad, pero prometo que lo demás va a ser todo felicidad 🤠

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora