Capítulo 22

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Frank abrió sus ojos con algo de dificultad, el sol estaba entrando por su ventana iluminando así toda la habitación de su pequeño apartamento. No había sido fácil irse. Extrañaba absolutamente todo de Jersey, pero lo que más extrañaba era a Gerard, el amor de su vida, de quien no sabía nada desde hace muchos meses. Respiró hondo antes de levantarse de su cama, el reloj que estaba en su mesita de noche marcaba las diez, era algo temprano. Le era imposible no pensar en Gerard cada vez que abría sus ojos para comenzar un nuevo día, siempre era igual, se preguntaba si se encontraba bien, si estaba siendo feliz, si había conseguido a alguien que lo tratase con amor... Esas dudas no se iban de su cabeza, y jamás se irían, porque nunca encontraría a alguien tan bueno y tan hermoso como su Gerard. 

Se levantó de su cama sin ganas de hacerlo. Hizo sus rutinas, fue al baño a ducharse y lavarse los dientes, luego se preparó su desayuno que consistía en un café amargo y unas tostadas, se puso su perfume favorito y salió algo apresurado de su hogar, debía ir al trabajo.

Su trabajo era el mejor de todos. Trabajaba de tatuador, prácticamente su sueño. Le encantaba trabajar allí, más que nada por los nuevos amigos que había hecho. Branden y Quinn eran empleados como él en el lugar donde trabajaba, allí se divertían mucho conversando y bromeando de vez en cuando, realmente pasar tiempo con ellos lo hizo sentirse un poco mejor.

— Enano — Lo saludó Quinn, quien estaba en el mostrador viendo un par de diseños nuevos — ¿Qué tal todo?— Preguntó con su amable sonrisa.

— No me quejo — Contestó sonriente, caminando directo hacia un sofá que estaba colocado en la esquina del local, por ahora no había ningún cliente, así que podría descansar tranquilo unos minutos — ¿Y Branden?

— No llegó.

— No le va a gustar a Billie — Dijo Frank riéndose de aquello último que había dicho. Billie era su jefe, odiaba que sus empleados llegasen tarde, realmente ese tipo era un dolor de cabeza porque se ponía a gritar sin importarle si había clientes o no.

— Le dije ayer que viniera temprano, no quiero escuchar los gritos de Billie — Se quejó Quinn.

— ¿Por qué no quieres escuchar mis gritos?— Apareció Billie con su expresión seria en el rostro — ¿Y Branden?

— No sé — Contestaron ambos al unísono.

— Okay. Cuando llegue dile que lo espero en mi oficina — Dijo el pelinegro antes de retirarse, dejando a los empleados impactados ante su serenidad, aunque no sabían si ponerse felices o ponerse mal por lo dicho.

— ¿Crees que lo va a despedir?— Le preguntó el rubio al tatuado, quien cerró sus ojos dispuesto a dormirse unos minutos, estaba algo cansado, no había dormido bien la noche anterior.

— Quizás — Murmuró.

Se escuchó la campanita en todo el local, anunciando la llegado de un cliente, e instantáneamente Frank abrió sus ojos para poder atender a la persona que acababa de llegar. No creía lo que veía, se quedó estático en su lugar, sin saber qué decir o qué hacer, en cambio Quinn se tomó muy natural la llegada de ese cliente, al ver que Frank no hacía nada se acercó hasta aquel joven.

— Buenos días, ¿En qué lo ayudo?— Preguntó el rubio amablemente. Pero el otro joven solamente centraba su vista en Frank, quien se quedó inmóvil en su lugar al ver lo que sus ojos le presentaban.

— Hola Frank — Saludó Bob con una expresión seria en el rostro. Quinn quedó muy confundido, pero aún así no dijo nada, simplemente miró a Frank unos segundos y luego volvió a donde estaba antes para seguir trabajando en los nuevos diseños — ¿Podemos hablar?

Love of my life •Frerard•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora