Capítulo 23: Wake up call

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Tras aquel día algunas cosas habían cambiado. Durante la primera semana, Diana, había estado en enfermería. La señora Longbottom la había diagnosticado de corazón roto. Ella pensaba que era por ser amable pero resulta que el síndrome del corazón roto era una cosa real. Al volver, Rose no la dejó ni a sol ni a sombra. Se sentaba con ella a comer apartadas de todo. Diana no quería relacionarse con nadie que no fuera ella o Nick. James, Scorpius y Louis intentaron a hablar con ella pero ella se iba corriendo cada vez que los veía. No paraba de mirar indiscretamente a Albus y a quien esperaba siempre en su rincón favorito de la biblioteca con la esperanza que volviese. Quería respetar su espacio pero cada día le enviaba por lechuza una carta que no tenía respuesta. Aquel día, un mes después de todo y el día previo a las vacaciones de pascua, estaba leyendo en el lago acompañada de Lily y Rose.

- Mis hermanos son unos inútiles. - Gritó Lily.

- Lils, para, no hay que estresar a Diana. - Dijo Rose.

- Esta bien. Debería de superarlo. - Dijo Diana con resignación. - James sigue siendo James y Albus...

- Lo vieron ayer entrar al baño de Myrtle con Morgana. - Dijo Lily. - No sé si es serio.

- Espero que les vaya bien. - Diana empezó a llorar.

Rose aniquiló a su prima con a mirada. El dolor de Diana iba en aumento y se tomó unas pastillas que le habían recetado. Se secó las lágrimas y fue a deambular por los pasillos. Iría al bañon a llorar con Myrtle pero no quería correr el riesgo de encontrarse a su ex con su nueva novia. Se sentó detrás de unas escaleras para no ser vista. Sumergida en sus pensamientos. Al rato escuchó como alguien bajaba chillando.

- ¿Qué parte de no pienso hablar con ella no entiendes? - Parecía la voz de Albus.

- ¿La has visto? - Gritó Scorpius. - El uniforme le queda grande, tiene las ojeras marcadísimas, parece un alma en pena... tio, se toma unas pastillas cada vez que te ve ¿No te da pena?

Los chicos se sentaron en las eacaleras mientras que Diana se escondió más en el hueco de la escalera. Estaban hablando de ella y no podía ser descubierta.

- ¿Pena? - Dijo Albus. - Me ha engañado, Scorp.

- No te ha engañado, Al. No besó a James.

- ¿De verdad estás de su parte o es solo que la pelirroja te ha comido la cabeza?

- Estás siendo infantil y egocéntrico de nuevo. No seas cabezón y ven al lago. Están Rose y Lily también.

- La perfecta Lady Di haciendo que toda mi familia esté en contra de mí. Qué típico.

- Diana te quiere, tio. Te ha estado enviando cartas todos los días y me ha contado Rose que se sienta todos los días en vuestro sitio a esperarte.

- No quiero saber nada de ella.

Diana no se podía creer la percepción que tenía Albus sobre ella. Era un capullo egocéntrico y por encima de todas las cosas no iba a permitir que un tio la pisoteara. Salió del hueco y se enfrentó a loa dos chicos que estaban sorprendidos. Albus se mantenía impasible y Scorpius estaba rojo, como temiendo que los hubiese escuchado.

- Estaba yo con mis ralladas y digo: voy a esconderme de los gilipollas. Pero, Scorp, tengo la mala suerte de que me persiguen. - Empezó a decir Diana. - Ha sido toda una suerte haber escuchado todo esto por accidente porque al fin conozco cómo eres Albus Severus. Siempre con esa gilipollez de sentirte de menos pero echar por tierra la autoestima de los demás. Todos tenemos problemas ¿sabes? Tu amigo no te dice que también está pasándolo mal porque eres un egoísta que solo piensas en ti y en tu dolor. Siempre regodeándote en tu miseria sin mirar a quién haces daño. Pero a pesar de eso, yo te quería. Te quería muchísimo. Pero después de esto, ya no te quiero más.

- Diana... - Dijo Albus.

- ¡Cállate! - Gritó ella. - Te alegrará saber que cuando acaben los exámenes me vuelvo a Beauxbatons.

Diana pasó las siguientes horas ignorando a todo el mundo. Ni siquiera bajó a cenar. Solo quería olvidar el infierno que era estar en Hogwarts. En el tren de regreso se sentó sola, cara a la pared del vagón, con su libro. No quiso hablar con nadie y todos parecían respetar su opinión. Albus no fue ni capaz de mirarla a la cara ni tan siquiera al bajar del tren. Al llegar a casa deshizo la maleta sin magia y se cambió a la ropa que su madre aceptaba como respetable y se sentó a practicar con el piano. Su madre parecía complacida de verla tan dócil y calmada. Durante la cena su padre también de verla así.

- Padre, madre - Dijo Diana. - deseo hacer el cambio al colegio Beauxbatons.

- ¿Cómo es eso, querida? - Preguntó su madre.

- Voy a sacar las máximas calificaciones este año y este no representa ningún reto intelectual para mí. - Diana se mostraba seria. - Además, he estado pensando en aquello de estar con alguien de buena familia y quiero recuperar el contacto con Giovanni Rossi. Anoche le envié una lechuza para vernos durante de estas vacaciones de pascua. Bueno, si os parece bien.

- Nos parece espléndido. - Su padre sonreía.

- ¿No sigues manteniendo tu amistad con los Weasley? - Preguntó su madre.

- Solo mantengo contacto con Rose la hija de Hermione y Ron Weasley y Lily Potter la hija de Ginny y Harry Potter. - Respondió su madre

- ¿Sucedió algo? - Preguntó su padre.

- Han pasado algunos desencuentros en el colegio. - Se limitó a responder ella.

El resto de la cena fue sin muchas más preguntas. Diana se limitó a escuchar a sus padres hablar de sus trabajos. Al parecer un paciente de mi madre, Gilderoy Lockhart, le habían tenido que poner pañales para que no se hiciera encima sus necesidades. Diana quiso preguntar por los padres del profesor Longbottom pero supuso que no iba bien cuando un vocifeador urgente del hospital entró al salón diciendo que el señor Frank Longbottom había estado gritando el nombre de Bellatrix durante media hora.

Al llegar a la habitación, se tumbó mirando al techo consciente que su vida había cambiado muchísimo en los últimos meses. Se rio al pensar que ni su mejor amiga Amelie la reconocería y se negaría a aceptar que planeaba salir con Rossi. Como si ella no hubiese aceptado todas las absurdas novias que había tenido su amiga. 《Jacqueline Beau. Menuda arpía.》Pensó. William llamó a la puerta y le entregó dos cartas. Abrió la primera y era una respuesta de Gio:

Queridísima Lady Diana:

Pensé que te habías olvidado de mí y me ha sorprendido pa bien que me escribieras. Estudiar sin tus trencitas rubias correteando por Beauxbatons no es lo mismo. Iba a ir solo a Londres a verte pero mis padres quieren ver a los tuyos. Podrías hacerte con un móvil muggle y podríamos hablar de seguido. Hay una aplicación que me flipa llamada Instagram que subes fotos y la gente tenda corazones diciendo que le gusta. Es una movida guapísima ¿Nos haremos unas fotates de parejita para compartirlas con mis fan, no? jaja es broma.

Un besazo,
Gio Rossi.》

Diana se estremeció al pensar que iba a salir con semejante individuo y una pequeña parte de ella pensó que era lo que tenía que hacer. En el segundo sobre había una invitación para el In memoriam de la Batalla se Hogwarts del dos de mayo y una autorización. Leyó:

Querida Diana Rodríguez:

Hola, Diana. Hemos estado pensando Ginny y yo mucho esta decisión pues nuestros hijos nos han puesto al corriente de los últimos acontecimientos y lamentamos profundamente que no sean los mejores pero no nos quedaríamos tranquilos si no te invitaramos personalmente a una ceremonia que se hace en el ministerio en el aniversario de la batalla de Hogwarts. También tenemos que decir que nuestra hija no nos perdonaría si no recibías la invitación y, aunque pueda resultarte difícil de creer por la situación, Albus y James también querían que acudieras como nuestra invitada.

Esperamos de corazón que revivas en persona lo que tantas veces has leído en libros.

Un abrazo enorme,
Harry J. Potter y Ginevra M. Potter

《Claro. Seguro que James y Albus me quieren allí.》 Pensó. Quiso romper la invitación pero su parte egoísta pensó que sería emocionante adentrarse rodeada de gente tan importante de la historia y no lo hizo. Lo dejó sobre su mesilla de noche. Tenía mucho en qué pensar.

Howgarts patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora