Capitulo 5: Tú no sabes nada de mí

63 5 0
                                    

Pasaron semanas y James y Diana estaban súper unidos. Cada oportunidad que tenían, la pasaban juntos. Se veían entre clases e iban a la biblioteca aunque no siempre con el deseo de estudiar. Ella iba a verlo a sus entrenamientos de quiddich y él incluso participó en el grupo de estudio avanzado de ella. Se contaban secretos, temores y sueños con total franqueza. Lo cual alegraba a todos excepto algunas chicas que seguían enamoradas del mayor de los Potter. Y por otra parte, estaba la familia de James que se alegraba de que estuviese tan centrado. Incluso Lily afirmó que jamás hubiese imaginado a su hermano como un semi-adulto responsable.

Sin embargo, también había alguien que tanpoco parecía muy contento: Albus Severus Potter. Durante todo tiempo habían intentado mantener una buena relación. Diana se propuso ayudarlo también a él para que sacara buenas notas y muchas veces lo arrastraba con ella y James. La cual cosa no le gustaba mucho al hermano mayor porque quería pasar tiempo con ella a solas pero admiraba que su novia se preocupase. La española quería que Albus recuperase la confianza en sí mismo. Solo así quizás dejaría la absurda idea de sentirse menospreciado en su familia.

Era miércoles por la tarde y estaban en una colina cerca del colegio estudiando Diana, James, Albus y Scorpius. Ella estaba explicándoles los conceptos básicos a sus compañeros mientras James jugaba con la snitch.

- ¿Entonces el pus de bubotubérculo sirve para los granos? - Preguntó Albus. Menuda gilipollez.

- Exacto. Se utilizan en varios cosméticos entre otras cosas. - Dijo Diana.

- Gracias, Diana. - Dijo Scorpius. - Mi padre está muy contento de que me junte contigo.

- ¿Cómo? - Respondió Diana.

- Algunos profesores han notado mejora en mis notas y McGonagall informó a mi padre. Le tuve que decir que estabas ayudándonos.

- Mi chica es la mejor. - dijo James dándole un beso.

Diana le respondió el beso pero no pudo evitar no mirar a Albus al separarse. Este estaba absorto dibujando pasando del tema. Siempre es un enigma con él.

-¿Os habéis apuntado al congreso que estamos organizando el grupo de eminencias? - Dijo Diana. - Empieza mañana.

- ¿De que va? - Dijo Scorpius.

- Sobre profesiones del mundo mágico. Nos dimos cuenta que hay mucha incertidumbre entre los estudiantes sobre qué estudiar. Hemos estado enviando las últimas lechuzas entre los gemelos Scamander y yo. - Contestó Diana alegremente. - Pero Scorp ¿Tú padre no te ha dicho que va a venir?

- ¿Mi padre?

- Sí, claro. Lyssander y Lorcan me dieron algunos de sus ensayos sobre Aritmancia con la intención de que lo convenciera porque no le respondía a sus lechuzas.

- ¿Así que por eso me preguntó tu apellido? Pensaba que te iba a investigar. - Dijo Scorpius.

- ¿Investigar? - Contestó extrañada Diana.

- Mi familia es...complicada.

- En realidad solo tus abuelos... - Dijo Albus sin levantar la vista de sus dibujos.

-Eran mortífagos, Di - Dijo Scorpius en tono de disculpa. - Están intentando cambiar pero siguen teniendo absurdas ideas sobre la sangre.

- A favor de su abuela, diré que ella le dijo a quien tú sabes que mi padre estaba muerto para que no lo volviese a matar.

James abrazó a Scorpius. Era evidente que en estos años había visto en él un hermano pequeño.

- Siempre Harry el héroe de por medio.

- ¿Otra vez llamando a papá por el nombre de pila? - Exclamó James

- Sí. Y lo haré cada vez que no esté él delante. - Dijo Albus. - El famoso Harry Potter siempre estropeando todo.

Albus recogió sus cosas y se fue rápidamente maldiciendo al aire. Seguramente harto de escuchar en casi cada conversación el nombre de su padre. Diana fue detrás de él. Albus era como un cervatillo asustado.

- Al, para. - Dijo Diana.

- ¿Qué pasa ahora? - Contestó con rabia.

- ¿Por qué te enfadas con nosotros?

- Estoy harto ya, Diana. Harto de que me comparen con mi padre.

- Nadie te ha comparado, Albus.

- Siempre. Todo el mundo diciendo lo increíble que es mi padre. Hasta seguro que asistir a tu gilipollez de conferencia.

- Tu padre es un héroe y se estudiará su leyenda pero eso no tiene por qué afectarte.

- Mira, yo no sé qué te habrá contado mi hermano sobre el tema pero te aseguro que es mentira. Tú no sabes que es que te persiga el legado familiar.

- Pues mira, quizás mi familia no sea famosa como los tuya pero son eminencias en lo suyo. Mi madre vino aquí porque es especializada en psiquiatría, mi padre es el director de asuntos exteriores, mi hermano es el buscador más rápido y joven de la historia y mi hermana es ahora la subdirectora de Beuxbatons. - Dijo Diana lágrimas en los ojos. - Todos los días compito con todos ellos para ser la mejor, Albus. Así que tienes razón, no sé qué es que te persiga el legado del gran Harry Potter pero sé qué es sentirse el último en tu familia.

- Diana... yo... - Balbuceó Albus.

- Ahórrate tus comentarios. Vives tan amargado que no te das cuenta de que tu familia se preocupa por ti, que te quiere de corazón... Ojalá la mía también lo hiciera. Llevan sin hablarme desde que vine aquí.

Con lágrimas en los ojos se fue Diana corriendo sin rumbo dejando a Albus solo en el pasillo. Era un cretino que no sabía apreciar la gran familia que tenía. Ellos no paraban de enviarle mensajes e incluso regalos aunque pasara él de ellos. Sus padres, por el contrario, no le habían contestado ninguna carta desde el segundo día de colegio y había pasado mes y medio desde entonces. Llegó un momento que se cansó y se dio cuenta de que había llegado a la torre de astronomía. Iba a asomarse a ver el valle pero se dio cuenta de que no estaba sola.

Howgarts patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora