Howgarts patas arriba

Capítulo 25: 2 de mayo - parte 2

⚠️ Este capítulo contiene descripciones sexuales y agresiones. ⚠️

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Diana tosió de forma exagerada haciendo que Gio y Roxanne se separasen. Diana estaba enfadada y esperaba algún tipo de explicación. El chico fue cara a ella fingiendo que no pasaba nada. Roxanne, por el contrario, parecía satisfecha de haber hecho lo que había hecho. Le dio una palmada al culo al chico y se fue guiñándole el ojo a Diana. 《Qué osadía.》 Pensó ella.

- Rossi ¿Otra vez? - Dijo Diana. - ¿No aprendiste el año pasado?

- No es lo que parece.

- Oh, vaya. Pues cuéntame por qué no parecía que estabas enrollándote con otra.

- La vi llorar. Me acerqué y me besó.

- Y tú, como buen caballero, decidiste socorrerla.

- Diana estás exagerando...

- ¿Sí? Pues ahora vamos a decirle a nuestros padres que cortamos porque eres incapaz de mantener tu pene en tus pantalones.

Diana se fue en dirección al baño donde estaba Albus con la esperanza que aún estuviese. 《Malditos principios... Debí liarme con él. 》Pensó. Sin embargo al llegar allí no había rastro de él. En su lugar, estaba James bebiendo de una petaca. Él la miró con el mismo deseo que le miró la noche de San Valentín. Sacudió otra petaca que guardaba en el bolsillo y se la entregó a Diana.

- James, tienes diecisiete años y un problema con el alcohol. - Dijo Diana preocupada.

- Yo no tengo problemas con el alcohol. Lo tenéis vosotros con que yo beba cuando estoy de fiesta.

- Eso lo que diría alguien con un problema.

- Tonterías. Por cierto ¿Cómo te va con el italiano pijo?

- Acabamos de cortar. Se ha liado con Roxanne.

- ¿Mi prima?

- Los he pillado.

De la nada James la besó intensamente y la arrastró hacia el aseo de caballeros como si la confirmación de su soltería fuera la llama que enciende la mecha. Dentro de uno de los cubículos del aseo ambos se quitaron la camisa excitados. James le besó el cuello y bajó lentamente hacía sus pechos. Ella le metió mano en el pantalón y vio que él tenía. Ambos sudaban y jadeaban. Cuando James estaba dentro de Diana, sonrió feliz. Parecía como si ambos hubiesen esperado mucho tiempo para ese momento. Dieron rienda suelta a la lujuria. Para cuando habían acabado los dos se besaron y se rieron tontamente. Para no levantar sospechas, primero salió James y luego salió Diana. Ambos estaban rojos, sonrientes y con una mirada divertida.

- Con la cara de dulce que tienes y luego... - Dijo James.

- Oh, calla. - Respondió ella.

- Por si te preocupa, no diré nada a nadie. Soy consciente de que esto ha sido un calentón porque estás frustada con el pijo.

- Gracias. Siempre ha sido tan fácil contigo. - Lo abrazó.

- Si quieres repetir, ya sabes. - Le guiñó el ojo.

Diana y James fueron por diferentes lugares. Si los veían juntos, sabiendo su trayectoria y la cara que tenían podía descubrirse su secreto. Una vez en la fiesta, Diana fue en busca de sus amigas. Todo el mundo era tan elegante... Rose estaba bailando con Scorpius bajo la atenta mirada del padre de Rose. Hugo bailaba con Lily y Albus hablaba con su padre que parecía entre escandalizado y divertido. James la miraba sentado en una silla riéndose mientras Nick la arrastró a la pista de baile.

- Quiero que me lo cuentes todo. - Dijo él.

- No hay nada que contar.

- Nena, me encanta cotillear y he estado escuchando muchísimas conversaciones esta noche y en todas estabas involucrada.

- ¿Cómo qué?

- Todos los padres Weasley tienen la esperanza de que salgas con Albus o James, Albus le ha dicho a Scorpius que sigue enamorado y que ha intentado besarte pero le has rechazado, tu novio y Roxanne ha discutido sobre la pillada que les has dado y James y tú no engañáis viniendo con la pajarita deshecha y el collar del revés.

- Eres un cotilla.

- Cariño, Rita Skeeter era una aficionada.

Nick besó la mano de Diana y se fue mirando a la persona que tenía detrás de ella. Gio estaba detrás de ella. La cogió fuerte de la cintura dándole un ligero beso en la mejilla. No podía escapar. El la llevó a la habitación contigua. Los padres de Diana estaban allí con cara de desaprobación. Ella los miró confundida.

- Gio nos ha contado el infortunio que ha acontecido antes. - Empezó a decir el padre de Diana.

- Te habrá contado que ha besado a otra chica. - Aclaró Diana.

- Nos ha contado como esa tal Roxanne se ha aprovechado de él y has visto algo que no era. - Dijo su madre.

- No ha sido así. - Dijo Diana.

- Deberíais de hacer las paces. Es solo un error juvenil. - Dijo el señor Rodríguez.

La madre de Diana asintió la cabeza y se llevó a la fuerza a Gio que parecía desconcertado como si no supiera exactamente lo que estaba pasando. La chica miró fijamente a su madre quien se reía fijamente. La mujer se acercó y l dio un guantazo. Diana intentó recomponerse pero le fue difícil: su madre la abatió de nuevo. La señora Rodríguez sacó su varita.

- Crucio. - Dijo su madre

Diana se tiró al suelo haciendo que se retorciera sobre si misma. No podía pensar. El dolor era intenso. Era insoportable. Los segundos era milenios y Diana no pudo hacer otra cosa que chillar esperando a que alguien la oyera. Que alguien la salvara pero no vino nadie. Ni una sola persona. Su madre retiró el hechizo y guardó su varita. La joven notaba como su cuerpo no daba de sí. Todo fue en negro. Perdió la consciencia por un poco hasta que notó la presencia de alguien. Abrió los ojos y un señor rubio con ojos grises le sonreía. La ayudó a incoporarse.

- Ted, está aquí, busca a tu padrino. - Gritó el hombre. - Mi nombre es Grant.

- ¿Es usted el tio de Teddy? - Susurró Diana.

- Más o menos.

- Cierto. Eras el novio de su padre.

- Vaya, vaya... para estar recuperado el aliento estás muy avispada.

- He visto fotos. Hacían buena pareja. Teddy lo quiere mucho.

Harry entró corriendo y abrazó a Diana. La chica se encontraba mareada. Intentó decir algo pero no pudo. Todo se hizo negro. Para cuando volvió a escuchar algo estaba en una cama que no conocía. Todo estaba decorado con cosas de Gryffindor y posters de Quidditch. Se escuchaban gritos y portazos.

- Me la suda, Albus. - Se escuchó la voz de James. - Me igual lo que penséis o lo que queráis pero yo duermo con ella. No pienso dejarla sola ¿Vale?

- ¿Te crees que no me afecta? Es mi amiga. - Dijo Albus.

- ¿Ahora me vienes con esas? - Dijo James.

- Los dos volvéis al colegio. - Gritó Ginny. - Ya. Neville y Alice os están esperando para volver al colegio.

Diana quiso decir algo, alzar la voz. Decir que no discutieran pero no pudo. No podía hablar. No podía moverse. El dolor de la maldición aún le recorría todo el cuerpo. Notó como Harry y Ginny entraron y situaron una cama enfrente de la suya. Se abrazaron. Harry lloró en silencio mientras Ginny le besaba la cabeza. Se acostaron. Diana quiso dar la gracias, que no hacían falta tantas molestias, pero no pudo. Todo volvió a ser negro.