Capítulo 7: Ni contigo ni sin ti

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De camino a despacho de la directora Ginny había estado contando una serie de anécdotas vergonzosas de James y Diana había estado contando lo que había aprendido de la historia de la magia.

- Si no aprendemos de la historia estamos condenados a repetirla. - Dijo Diana con firmeza.

- Eres una bruja brillante. Como ya te dije antes, me recuerdas mucho a Hermione cuando tenía tu edad. - Dijo Harry.

- ¿De verdad? - Dijo Diana sonroj. - La ministra Granger-Weasley es una inspiración para mí.

- Salir con la tía Hermione... qué asco. - Dijo James fingiendo una arcada.

La señora Potter miró a su hijo con una mirada fulminante y él agachó la cabeza.

- Sí, señora. Perdón. - Dijo James sin más.

La mujer hizo cara de satisfacción y Diana se rió. Tenía razón al definir a su propia madre como una leona. Apareció la profesora McGonagall con un vestido verde muy elegante acompañado de su sombrero negro de pico que normalmente llevaba consigo. Ginny y Harry la abrazaron cariñosamente y ella sonrió.

- Veo que han conocido ya a la señorita Rodríguez. Nuestra nueva incorporación.

- Así es. - Dijeron los padres de James al unísono.

- Debo decirles que una alumna excelente. No solo pertenece al club de eminencias de este colegio si no que también aprovecha sus conocimientos para ayudar a otros alumnos. - Dijo la directora. - ¿Verdad, señor Potter?

- Verdad. - Sonrió James.

- Su hijo Albus incluso ha sacado un diez en sus últimos exámenes de herbología, DADA y transfiguración gracias a la señorita Rodríguez

La señora Potter se quedó perpleja y se llevó las manos a la boca. Harry sonrió y miró a James con orgullo. Diana confiaba plenamente en las habilidades de Albus. Sabía que era un gran mago pero la presión que se exigía a a si mismo bloqueaba su gran potencial. La profesora envió a los jóvenes a sus habitaciones y, tras darle un abrazo a los señores Potter se fueron. Al llegar a la sala común.de Gryffindor, James besó a Diana apasionadamente.

- Mis padres te adoran, Di. - Dijo James. - ¿Has visto la cara de mi padre cuando hablabais sobre criminales mágicos? Casi explota de la alegría.

- Ha sido fascinante. Aunque lo mejor parte ha sido descubrir que sigues durmiendo con un lobo de peluche.- Se rió Diana.

- Me lo regaló Teddy cuando era pequeño. Albus y Lily tienen otro.

- ¿Y duermes con él?

- Sí pero que no se entere Fred. O las chicas ¿imagina que pierdo mi fama de chico duro?

- Me envías grullas de papel en la biblioteca y te colaste el otro día en megafonía para decir "Lady Di, atrapaste la snitch de mi corazón" ¿tú que crees?

James se echó reír tantísimo que acabó llorando.

- Neville me hizo recoger los invernaderos pero valió la pena.

James bostezó y le dio un beso a Diana de buenas noches. Ambos se fueron a sus respectivas camas. Al llegar a su habitación estaban todas durmiendo e intentó hacer el menos ruido posible. Cuando se estaba acostando una lechuza llamó a su ventana con una carta con su nombre. Abrió ligeramente la ventana y cogió el sobre.

Querida Lady Di:

Me he prometido en innumerables ocasiones no decirte nada para no complicarlo todo pero no sabes lo difícil que es para mi fingir que eres una más. Te veo con James y me consume por dentro pensar que los labios que besas no son los míos. Hoy te he visto dolida conmigo y me ha partido el alma en mil pedazos. Espero de corazó que me perdones.

Y no. No pienso hacer ningún movimiento. Solo quiero que seas feliz, aunque no sea yo quien te provoque dicha felicidad.

Dulces sueños.

Firmado:
El caballero de la triste figura.

Diana no podía contener las lágrimas. Sabía quién se escondía tras ese pseudónimo: Albus. Siempre dispuesto a hacer las cosas complicadas. Ahora no sabía cómo iba a verlo al día siguiente.

Al despertarse, Rose le ofreció ir juntas a gran comedor a desayunar antes de ir a las conferencias. Por el camino le comentó que había estado hablando con Lorcan Scamander pero que le gustaba un poco Scorpius.

- Claro, es que si salgo con Scorpius tengo dos problemas. Uno: a mi padre le coge un ataque. Dos: tendría que estar vigilando de que no vuelva a salir con Mark Firth. - Dijo Rose.

- ¿Quién? - Dijo Diana.

- Uno moreno, alto, ojos negros, amigo de Morgana la novia de mi primo. Es el capitán de quiddich de Slytherin. - Contestó Rose. - Al no ha querido admitirlo pero sé que este verano, mientras el padre de Scorp estaba fuera de viaje, hicieron una pequeña fiesta y cuando estaban contentillos se enrollaron los cuatro entre ellos.

- Espera ¿Estas diciendo que Albus se besó con Morgana, Mark y Scorpius?

- Con lo seco que es y es una pequeña zorra ¿verdad?

A Diana le costaba creer que Albus como alguien pasional. Siempre era frío como el hielo. Pero de repente recordó su momento en la biblioteca a principio de curso. Era un beso difícil de olvidar. Por la puerta aparecieron Albus y Scorpius y se sentaron con las chicas a desayunar. Ellas se miraron con complicidad. Sabían que era el momento de las preguntas con intenciones.

- ¿Qué tal Morgana y Mark? - Dijo Rose.

- Morgana sigue en la cama de Al. - Dijo Scorpius.

- Y Mark en la suya. - Dijo Albus dando un codazo a su amigo.

- No sabía que salías con Firth. - Comentó Diana.

- No salgo con él. Somos amigos. - Respondió.

- Yo con mis amigos no me beso ¿Y tú, Rose? - Dijo Diana.

- Bueno, contigo sí Di. - Dijo Rose intentando ser coqueta.

- Hay más posibilidades que el tio Charlie se case que vosotras salgáis. - Dijo Albus mirando sus cereales.

- ¿Y qué dices de su compañera dragones? - Dijo Rose.

- ¿Noa? Otra pirada de los animales que escupen fuego. - Dijo Albus

- ¿Y vosotras qué tal con James y Lorcan? - Dijo Scorpius.

Diana notó como Albus le daba una patada a Scorpius ¿estaba convirtiéndose eso en una competición? Rose miró a su amiga maliciosamente.

- Bueno, es un poco íntimo pero hablábamos que nos gustaría ir a mayores con ellos. No sé si nos entendéis.

Albus dio un golpe en la mesa y miró a Diana cabreado. Rose no entendía nada y le hizo un gesto de desconcierto a su amiga. Ella suponía que el juego era poner celoso al rubio y no a su primo. Diana corrió detrás de él. Lo vio entrar en una case y lo alcanzó.

- ¿Ahora qué narices te pasa? - Gritó Diana.

- ¿Qué me pasa, Di? Que me estoy volviendo loco. ¿Cómo que piensas hacerlo con James?

- Estábamos de coña, Al.

- ¿Sabes las ganas que te tengo?

Albus se acercó a Diana y la aprisionó contra la pared. Él sonreía con la respiración acelearada. Ella estaba petrificada sin saber qué hacer. La besó  con suavidad.

- Dime que pare, si así lo deseas. - Dijo él.

- Al... yo... quiero a James.

El chico se separó. La miraba triste y apenado. Quizás avergonzado de ver lo que estaba haciendo con la novia de su hermano. Albus se sentó en una silla en silencio y la puerta se abrió. Era James.

- ¿Qué está pasando aquí? - Dijo él.

Howgarts patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora