Capítulo 39: Bring the lion out

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- Diana ¿Estás bien? - Preguntó el  señor Malfoy.

Diana empezó a hiperventilar. 《¿Iba a  volver a presenciar todo aquello? Pensó. De repente, todo se volvio borroso. No podía pensar. Se ahogaba.

- Ted, llama a nuestras madres. - dijo el señor Malfoy.

El señor Malfoy cogió a Diana y la acomodó en el sillón. Scorpius al abanicaba con el periódico mientras su padre le cogía las manos a la chica y  la miraba fuertemente a los ojos. Ella no lo miraba, sus ojos estaban perdidos.

- Diana, soy Draco. Respira. - Sonrió. - Mírame. Todo esta bien. Todo. Está bien.

Diana gruñó desorientada sin ser del todo consciente de quién le hablaba. Intentó respirar pero se ahogaba. La abuela Malfoy y la señora Tonks entraron seguidos de Ted. El señor Malfoy se echó a un lado y la abuela Malfoy cogió levantó con una mano la cabeza de la chica obligándola a mirarla.

- Cariño, soy la abuela Cissy. - Sonrió. -  Respiramos juntas ¿Vale? Mira. - Dijo cogiendo aire y soltándolo poco a poco.

Diana seguía enmudecida pero cogió aire casi como le decía la señora. Ambas respiraron juntas poco a poco hasta que se tranquilizó.

- ¿Lo ves, cielo? Has podido. - Dijo la abuela Malfoy. - La abuela está aquí. Está contigo. Estamos a salvo.

- A ver, angelito, primero tómate esto. Te ayudará con los nervios. - Le dijo la señora Tonks dándole un vaso de agua y una pastilla. - Vamos a jugar un juego con la abuela Andy ¿Vale? Dime cinco cosas que puedas ver.

- Veo... Te veo a ti, el collar de la abuela Cissy... El pelo de Teddy cambiando de color, este sofá... y a la madre de Scorp. - Respondió Diana.

- Muy bien. Ahora dinos cuatro cosas que puedas oír. - Dijo la abuela Malfoy.

- Puedo oír mis latidos, a Draco dar  pasos... Scorpius morderse las uñas y... ¿es el señor Lucius gritando?

- Se ha aficionado a un deporte muggle llamado fútbol. - Dijo la abuela Malfoy riéndose. - Lo estás haciendo genial. Ahora tres cosas que puedas tocar.

- Puedo tocar el piano, los libros... este sillon.

- Estupendo. - Dijo la señora Tonks. - Ahora dos cosas que puedas oler.

- Puedo oler a tabaco y la colonia de Draco.

- Siempre le digo que deje de bañarse en perfume y deje de fumar. - Dijo la abuela Malfoy. - Ahora una cosa que puedas sentir

- Puedo sentir miedo

- Eso no. Otra cosa. - Dijo la señora Tonks.

- Puedo... respirar bien.

- Eso está mejor. - Dijo la abuela Malfoy.

- Nos tienes que prometer, como tus abuelitas que somos, que cada vez que te sientas agobiada jugarásna este juego ¿vale? - Dijo la señora Tonks.

- Ahora a la cama a tumbarte un ratito y  te traeremos una sopita para comer.  - Dijo la abuela Malfoy.

Diana se levantó con la ayuda de Scorpius que le acompañó a su habitación. El camino fue silencioso pero supuso que su amigo no quería hacer nada que comprometiera la situación. Una vez acostada empezó a pensar en lo que había pasado. Hacía tiempo que no le pasaba pero cada vez que lo hacía perdía la consciencia de la situación. Se acordó de que el señor Malfoy le dijo de pasar la nochevieja con los Potter. Y con ese último pensamiento se durmió. Al despertarse el sol del invierno empezaba a decaer. Diana observó a su alrededor y decidió escribir a su padre y a Amelie para contarle todo pero un ruido la distrajo. El señor Malfoy había dado un.

Howgarts patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora