Capítulo 2: Celos

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Para cuando Diana se despertó, todas seguían durmiendo. Aún faltaba media hora para despertarse así que aprovechó para escribir una carta a sus padres y ducharse tranquilamente. Hoy era su primer día de verdad y quería que todo fuese perfecto. Cuando estaba a punto de entrar al baño de chicas, vio a James solo con pantalones al fondo del pasillo. A ella le parecía muy presuntuoso ir sin camiseta solo con la misión de que le admirasen por su cuerpo. 《Qué diferentes son los dos hermanos de Lily.》 Pensó. Unos minutos después, al volver de la ducha, encontró a Rose sola en la habitación haciendo la cama ya con el uniforme puesto.

- Hola Rose. - Dijo tímidamente Diana. - Siento si hice algo que te ofendió anoche.

- No me engañas, Lady Di. - Contestó Rose con agresividad. - Vas de mosquita muerta y eres mala.

- ¿Perdona?

- Sabías perfectamente quién era mi familia y has querido aprovecharte de su fama.

- No sé quiénes sois.

- ¿No sabes quiénes son Harry Potter, Hermione Granger o Ron Weasley?

- Espera ¿son vuestros padres? - Diana estaba sorprendida

- Es evidente que ya sabías que sí. - Dijo Rose dando un golpe en la pared. - Aléjate de nosotros.

- Lo siento. No sé si vuestros apellidos son comunes en Reino Unido. Estudié la guerra mágica en un seminario de Defensa contra las artes oscuras que se hizo en Beauxbatons.

- ¿De verdad? - Respondió Rose con suspicacia.

- Sí. Se dedicaron a decir cómo fueron eliminados los Horocruxes. - Dijo sonriendo Diana. - Conocí a Neville antes de entrar al comedor. Digo, al profesor Longbottom... Es por eso que quise entrar a Gryffindor.

- ¿Y a quién más estudiaste?

- Bueno, a los aurores Harry Potter y Ron Weasley... Pero mi favorita es Hermione Granger. - Se sonrojó. - es quien vino a darnos la charla. Mis padres me han dicho que ahora es la Ministra de magia. Es mi ídolo.

- Es mi madre. - Dijo Rose con cierto aire de superioridad.

- ¿Me la presentarías?

- Por supuesto.

Rose estaba pletórica de que las únicas intenciones de Diana fueran solo hacer amigos y que admirara tanto a su familia. Desayunaron juntas rápidamente y fueron juntas a historia de la magia. Las rebeliones de los duendes con el profesor Binns era la cosa más aburrida del mundo. Por otra parte, Diana estaba muy agradecida de tener una amiga como Rose. Era genial poder contar con alguien tan brillante como ella. Al llegar a su clase estaban allí ya todos sus compañeros incluidos Albus y Scorpius.

- Veo que ya sois amigas. - Dijo Albus con una sonrisa sarcástica.

- ¿Sabes que mi madre dio una conferencia en Beauxbatons sobre nuestros padres y no nos nombró? Es increíble. - Dijo Rose ofendida mientras Diana asentía.

- ¿Y por qué te molesta? - Dijo Scorpius.

- Porque luego la gente de fuera no sabe quiénes somos. - Dijo Rose como si fuera algo evidente.

- Bueno, Rose, los logros o fallos de vuestros padres no os definen. - Concluyó Diana.- Somos individuos libres que forjamos nuestra propia suerte.

Tanto Rose como Scorpius la miraron sorprendidos mientras Albus por fin esbozo una sonrisa genuina y asintió. Diana se ruborizó tantísimo que intentó mirar a otra parte. Estaba como un flan al ver que su amor platónico le había dado la razón. Sin embargo, sabía que él no se iba a fijar jamás en ella. Quizás debería de salir con otros chicos. Ella era la nueva. Hacer amigos debería de ser su prioridad.

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