Capítulo 12: 10 razones para odiarte

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Tras escuchar la conversación, Diana se fue a su habitación intentando pasar desapercibida. Lizzie había confesado ser la artífice de la tragedia griega que estaba viviendo pero su parte más egoísta la hizo pensar que si tan solo hubiesen confiado en ella... las cosas hubiesen sido muy distintas. Así que se guardó el secreto para sí.

Durante el siguiente mes Diana se pasaba el día en cuatro sitios: clases, biblioteca, club de eminencias y el embarcadero. Durante el periodo lectivo se sentaba sola y siempre que podía se iba con Louis y Nick. Rose siempre que la veía iba con la miraba triste y la ignoraba; James iba de chica en chica cada día, fumaba a escondidas en los exteriores del colegio y se dedicaba a hacerse el chulo delante de Diana; Scorpius agachaba la cabeza siempre que la veía con Louis o Nick lo que ella sospechaba que era porque le habían amenzado; Albus extrañamente se aplicó en sus clases pero sus ojos siempre estaban vidriosos cada vez que cruzaba miradas con ella; Lizzie seguía siendo Lizzie y chillaba cada vez que James se iba con otra que no fuera ella y el resto de primos Weasley tenían simplemente tenían trato cordial con Diana pero no hablaban mucho. Lily era la única que estaba preocupaba por la situación. Tanto que secretamente le pasaba cartas a la chica con actualizaciones de la vida de sus hermanos y le decía que la quería. Pero Diana siempre le contestaba lo mismo: 《Por favor, deja que siga mi camino. Te quiero, Lils》

Ahora ya faltaban a penas tres días para Navidad aunque, primero, debían pasar por el baile de navidad. Diana no quería ir y su plan era convencer a los chicos de coger cervezas y esconderse en su habitación. O bueno, eso se le ocurrió... la biblioteca esa tarde del veintidós de diciembre estaba siendo muy aburrida.

- No os lo vais creer pero Lyssander Scamander me ha invitado al baile de Navidad. - Dijo Nick pavoneándose.

- Enhorabuena, tío. - Dijo Louis sonriendo.

- He conseguido salir com el gemelo bueno. - Cantó Nick ilusionado.

- Bueno ¿por qué? Simplemente es el gemelo gay. - Dijo Diana sin dejar de mirar su libro.

- Por eso es el bueno. - Dijo Nick como si fuera algo evidente. - Además, tenemos las mismas aficiones: nos gustan las carreras de escobas, el quiddich, los dos somos apasionados de los cómics de superhéroes...

- Con suerte no te pone los cuernos. - Comentó Diana con acidez.

- Por suerte o por desgracia para mí, no hay tantos gays en Hogwarts para que eso sea posible, listilla. - Dijo Nick.

Louis se llevó las manos a la cabeza. Durante el último mes Diana y Nick debatían por las cosas más absurdas. Estaba claro que se querían pero siempre hacían debates tontos como si era mejor Beyoncé o Britney Spears. Lo que hacía que el chico se desesperase.

- ¿Qué hacéis? - Preguntó Nick.

- La directora McGonagall va a anunciar que he ganado el concurso de poesía del colegio y estoy preparándome mentalmente para leerlo delante de todos. - Dijo Diana. - lo cual es terriblemente incómodo porque la mitad de Hogwarts me odia.

- No somos tantos Weasley en Hogwarts, Diana. - Dijo Louis en tono sarcástico.

Diana golpeó a su amigo y él le dio un beso en la mejilla. Miraron sus relojes y era la hora de cenar. Era la hora de leer su poema delante de todos. Al llegar al comedor, como siempre, la misma escena: Scorpius y Albus paran de hablar para mirar sus platos, cuchicheos y James hablando con chicas al azar. Diana los ignoró una vez más y empezó uno se sus debates con Nick. Estaba muy nerviosa ¿De verdad iba a leer aquello delante de todos? La directora McGonagall hizo una pequeña presentación del concurso literario.

- Y la ganadora de este año es la señorita Diana Rodríguez y su obra: Razones para odiarte. - Anunció la directora.

Se hizo el murmullo general que ella odiaba pues no le gustaba ser el centro de atención y este se incrementó cuando Louis le besó la mejilla delante de todos. Existía el rumor que era ella quien se había ido con el primo mayor de los Weasley y que había dejado a todos de lado. Se levantó y se dirigió hacia el atril. Su cuerpo temblaba. Miró a los dos hermanos Potter y un par de lágrimas brotaron. Entonces ella empezó a leer:

Odio cómo me hablas

y también tus ligues.

No soporto que me quites el libro

ni que me mires así.

Aborrezco el equipo de quidditch que llevas

y que leas mi pensamiento.

Me repugna tanto lo que siento

que hasta me salen las rimas.

Odio, odio que me mientas

y que tengas razón.

Odio que alegres mi corazón

pero aún más que me hagas llorar.

Odio no tenerte cerca

y que ni por lechuza me hayas hablado.

Pero sobre todo odio no poder odiarte

porque no te odio ni siquiera un poco.

Nada en absoluto.


Hubo un estruendoso aplauso mientras ella se quedaba petrificada. Sintiendo que los segundos eran eternidades. Miró a James intentando hacerle ver que su poema iba por él. Vio al chico con un par de lágrimas corriendo su cara y negando con la cabeza. Sentía que había hecho el ridículo y salió del comedor corriendo mientras lloraba. Louis la persiguió.

- ¡Diana! - Gritó Louis.

Ella se paró en el medio del pasillo. Derrumbada. Herida. Se había declarado ante el chico que le hizo daño y él la había ignorado.

- Di, tu poema es maravilloso y tú también. - Dijo Louis. - Es él quien se está perdiendo una chica maravillosa a su lado por querer hacer el capullo.

Diana lloraba con más intensidad. Se sentó en el suelo en silencio. Louis la cogió al caballito y la llevó a su habitación. Se tumbaron en la cama y se acurrucaron. Los ojos claros de él y los oscuros de ella se miraban como si solo existiesen ellos en el mundo. Era una conexión especial que tenían. Ella lo abrazó y por primera vez en mucho tiempo se sintió realmente querida.

- Louis... - Dijo ella. - ¿Crees que soy guapa?

- Muchísimo, Di. Pero no solo eso. Creo que eres increíble desde tu dedo gordo del pie hasta el último pelo de tu cabeza.

- Entonces ¿por qué todos me ignoran? ¿Por qué Albus pasa de mí?¿Por qué James no me quiere?

- Albus es rarito, James un gilipollas y mis primos... bueno, creen que protegerse entre ellos es la mejor opción.

- Y tú... ¿Tú me quieres?

- Claro que te quiero. Qué pregunta más tonta.

Diana lo besó. No sabía si por atracción, despecho o quizás ambas pero el chico se dejó besar. Desde aquel día en el embarcadero no lo habían vuelto a hacer a pesar de que Nick no para de tentarlos. Louis la besó y bajó poco a poco hasta su ombligo. La miró cómo preguntando si estaba de acuerdo con todo eso y ella asintió. El chico cogió su varita y hechizó la puerta para que no se abriera. Este era su momento. Diana gemía de placer. Iba a entregarle lo que jamás había hecho con nadie pero se sentía preparada para ello. El chico la miró excitado.

- Mon amour... - Dijo Louis.

- Je taime. - Contestó Diana.

Sus cuerpos se fundieron como si fuera uno solo.

Howgarts patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora