Capítulo 8: Celos a flor de piel

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Albus y Diana miraron a James con cara de asosmbro sin saber muy bien qué estaba pasando. Diana se temía lo peor. 《¿Y si se había enterado de lo suyo con su hermano?》 Pensó Diana.  James estaba nervioso y ligeramente enfadado.

- ¿Alguien puede decirme por qué estaban besándose Malfoy y Rose? Al tio Ron le va a dar algo. - Exclamó James.

Los dos chicos respiraron aliviados y Diana besó a su novio.

- Amor, déjalos. Tu tio lo entenderá. - Respondió Diana.

- Di, lo va a matar. Tolera que sea amigo de su sobrino pero no que sea el novio de su hija. - Dijo James.

- ¿Qué pasaría si tus padres me odiasen? - Preguntó ella.

- Mis padres nunca podrían odiar a una chica tan guapa, tan simpática, tan inteligente, tan sexy... - Respondió James.

James cogió a Diana de la cintura y le mordió el labio inferior. Ella le respondió con un beso mientras le tocaba el culo. El chico se apartó, arqueó una ceja y le besó en cuello mientras pasaba la mano por sus muslos.

- Y yo que pensaba que eras una princesa delicada... - Dijo mordiéndose el labio.

Albus tosió.  La pareja se separó roja como un tomate. Incómodo por la situación que estaba presenciando, Albus se dirigió a la puerta pero James lo paró.

- Diana ¿puedes dejarnos solos un momento? - Preguntó James.

La chica sonrió y se fue pero en el momento que cruzó la puerta las dudas sobre de qué estarían hablando. Así que  puso la oreja.

- Al, tengo que pedirte un favor. - Dijo James.

- Dime.

- Verás, voy a sonarte como un lunático y aún más siendo yo un tipo súper seguro pero...

- Sueltalo ya, James. - Dijo Albus.

- Sé que tú y Di tenéis una relación muy especial pero me siento amenazado. Veo cómo te mira con admiración como si cada cosa que dijeses fuese lo más interesante del mundo. Sus ojos negros se iluminan tanto que parecen miel. A mí nunca me ha mirado así.

- ¿Qué dices?

- También veo como la miras tú, Al. Sé que te gusta.

- ¿Qué dices? ¡Estás loco!

- Albus, cuando la ves se te ponen las orejas rojas, finges ser más borde de lo habitual y cuando te abraza se te pone una cara de imbécil...

- James, te lo dije el primer día: no estoy enamorado de Diana. Estoy saliendo con Morgana.

- No hablo de que estés enamorado pero quizás si tienes un pequeño crush con ella. No pasa nada.

- ¿Pero cómo me va a gustar? Si siempre estamos discutiendo.

- Como si fuerais un viejo matrimonio. Empecé a fijarme el día que se desmayó. Nunca te habías preocupado tanto por alguien ni siquiera por Scorpius.

- James, yo...

- Solo prométeme que no la besarás.

- ¿Cómo voy a...?

- Promételo.

- Te lo prometo, James.

Diana escuchó como se acercaban a la puerta y echó a correr para no ser descubierta. James estaba celoso de su hermano y tenía razón en estarlo. En varias ocasiones le había dado razones para estarlo. Siguió caminando hasta la puerta de la sala de conferencias. Allí dentro estaba un señor que llevaba una media melena rubia. El hombre sonrió y se acercó hasta a ella.

- ¿Diana, verdad? - Dijo el hombre. - Soy Malfoy. Draco Malfoy.

- Encantada. - Respondió.

- Siempre he considerado la puntualidad una virtud.

Diana miró su reloj y aún faltaban quince minutos para reunir a sus ponentes y media hora para que empezaran las charlas.

- Así que tu eres la hija de Henry y Anna Rodríguez ¡Ah! Y amiga de mi hijo Scorpius.

- ¿Conoce a mis padres?

- Por supuesto. Son muy amigos de mis padres. Han estado en varias ocasiones cenando junto a sus hermanos mayores en la mansión Malfoy.

- ¿Julia y Miguel han estado aquí en Inglaterra y no me han avisado?

El señor Malfoy enmudeció como si hubiese lamentado decir aquello. Entonces entraron los señores Potter y la ministra Granger-Weasley acompañada de quien suponía que sería su marido.

- Hola de nuevo Diana. - Dijo el señor Potter. - Malfoy.

- Hola a todos. - Respondió fríamente el señor Malfoy.

- Bueno, Diana, supongo que ya conocerás a Hermione. - Dijo Ginny.

- Hola Diana. Nos volvemos a ver. Dijo la ministra. - Es un placer conocerte.

- La admiro muchísimo señora ministra. Es usted un ídolo para mí. Me he leído todos los artículos que ha leído ¿Fundar la P.E.D.D.O? Es que además de bellísima por fuera es bellísima por dentro yo...

- Respira , Diana. - Dijo Harry.

Todos se rieron incluida Diana que estaba avergonzada de su comportamiento.

- Es muy agradable saber que existen jóvenes brujas como tu, Diana. Me gustaría presentarte a Ron, mi marido. - Dijo la señora Granger

- Sus hijos se parecen mucho a usted señor Weasley. - Dijo Diana

- Creo que hablo por Hermione cuando digo que puedes dejar las formalidades y llamarnos por nuestro nombre. - Dijo el señor Weasley.

- Por mi también, puedes llamarme Draco. - Dijo el señor Malfoy.

- O don estirado. - Dijo Ron entre risas. - Venga, Malfoy, un poco de humor.

- Si quisiera un poco de humor iría a tu tienda de artículos absurdos. - Respondió Draco con una sonrisa burlona.

Diana podía notar la tensión en el ambiente. Tenía razón James al decir que si Rose salia con Scorpius su tio lo mataría. Entonces entró Albus quien corrió a abrazar a su madre.

- Veo que habéis conocido a la versión joven de la tía Hermione - Dijo Albus.

- ¿Ves? Te lo dije, Ginny. Mi chico y yo pensamos igual. - Dijo el señor Potter acariciando el pelo de su hijo.

- Cariño, conocimos ayer a Diana. Es maravilloso que os esté ayudando tanto a tu hermano y a ti. - Dijo su madre.

- También está ayudando a Scorpius. - Dijo el señor Malfoy- Además se me hizo llegar su trabajo de Aritmancia. Sin duda es una bruja brillante.

- Solo soy una chica lógica: veo más allá de los detalles externos, y percibo claramente lo que otros ignoran. - Dijo Diana.

- Me costaba creer que fuera posible pero es igual que Hermione. - Dijo Ron. - ¿No será tu hija secreta?

Hermione negó con la cabeza y se rió.

- Bueno, venía a avisar a Di que los gemelos Scamander están viniendo con su abuelo. - Dijo Albus. - Me voy. Morgana me espera.

- Albus Severus, no me digas que estás con esa chica. - Exclamó su madre.

- ¿Qué tenéis en contra de ella? Juega a quiddich y es de las mejores de su clase. Estoy harto de que juzguéis mis relaciones y no las de James. Que ahora esta con Diana y es perfecta, no lo niego, pero seamos sinceros, es James. Cuando se canse volverá a ser el mismo mujeriego de siempre. - Dijo Albus. - Y entonces tendremos que recoger sus pedazos entre Rose, Scorpius y yo.

Entonces entró Rose, fue cara a Albus  y lo arrastró junto a Diana hacia una sala contigua para el asombro de los adultos presentes.

- Albus y Diana, quiero que me digáis que os pasa y quiero que me lo digáis ya.

Howgarts patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora