Capítulo 12 .- Cantera negra, Corazón roto.

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Los ruidos aumentaban con el paso del tiempo, hasta que fueron tan fuertes como para despertar a Daga, que se levantó agarrando su mochila para salir de aquella oscura cueva ya que el consultar la almohada le había hecho cambiar de opinión, quería volver a ser una vagabunda, descubriendo mundos de la Tierra Media, vagando en busca de aventuras, siendo una enana más del montón, en resumen, la presión y los nervios habían podido con ella.

Sin embargo, Shaen vió como ella se levantaba y se dirigía a la entrada con todas sus pertenencias.

-¿A donde vas? No es seguro salir ahí fuera. es peligroso.-Comentó mientras miraba a Daga que se paró de repente.

-Voy a donde quiero, no tengo porque seguir vuestro camino.-Contestó evitando más preguntas.

-¿Quieres decir que estas huyendo? La compañia daría todo por ti... Eres una más..-Shaen se cruzó de brazos y le miró intensamente.-Nunca hubiera llegado a pensar que tu huyeras de un viaje así.

Daga cerró su puño intentando no abalanzarse a él. Sus palabras eran ciertas, pero debía marcharse. Aún no se había girado, pero se notaba que estaba furiosa.

-Tú tienes una madre y un padre, y probablemente una casa donde vivir, ¿No es cierto?.-Shaen emitió un sonido como si asintiera.-Ahí está la razón por la que me marcho. Tú tienes algo por lo que luchar, yo apenas tengo esperanzas sobre mi futuro, más si continuo en esta compañia.

-¿Porque?.-Preguntó poniendo la cabeza de lado esperando una respuesta.

Daga no podía contestar a esa respuesta, y menos con toda la compañia, probablemente despierta por las voces que habían alzado, aunque Shaen insistía con la mirada, esperando aquella eterna respuesta cuando los dos escucharon como el suelo emitía un ruido extraño el cual alertó a Daga.

-¡¡Alzaos!! Rápido, ¡Salid de aquí!.-Gritaba mientras daba golpes a todos los enanos.-¡Venga!

Antes de que pudieran salir el suelo se partió en dos haciendo que todos cayesen por unos toboganes de piedras, acabando en un islote de piedra rodeado de maderas apiladas como una vaya, y varias antorchas para iluminar aquella cantera de piedra negra que olía como un animal putrefacto.

Daga pudo escuchar unos gemidos de los enanos debido a que todos se aplastaban los unos de los otros, antes de desmayarse por culpa de un buen golpe contra el suelo. Cuando despertó pudo observar una manada de trasgos llevándole por aquellos túneles. Ella miró al rededor y se dió cuenta de que nadie más iba con ella, estaba sola, aunque posiblemente ya habrían llegado al lugar donde le llevaban.

Al poco una luz golpeó sus ojos acostumbrados a la oscuridad y le hizo ver un gran salón donde yacía un trono enorme. "¿Me van a hacer su reina?" se preguntó a si misma con una sonrisa, pero cuando pudo observar lo que había dentro de aquel trono su cara tomó un color pálido.

Toda la sala estaba rodeada de gradas que contenían a muchos trasgos gritando "Muerte a la sangre real" o "Cacería para orcos" mientras agitaban sus armas y miraban a Daga con furia y diversión. En el trono estaba el rey trasgo, que observaba como dejaban a Daga en mitad de la sala, maniatada para que no pudiese atacar.

-Vaya vaya vaya...-El rey rió con una voz grande bastante potente mientras bajaba a duras penas de su trono. Su papada era inmensa, llegaba casi a sus cortas piernas, además de que estaba lleno de bultos y verrugas.- ¿Quien diría que la hija de el gran Thorin Escudo de Roble, Rey bajo la montaña aparecería por aquí...?

Daga se eschó para atrás al ver que alguien desconocido para ella sabía de donde provenía. Ella notó como el aire empezaba a faltarle, y como todo le daba vueltas. Pero ella no debía rendirse, así que cerró los ojos y guardó los nervios en lo más profundo de ella y sacó una sonrisa.

-Veo que tu sentido de la observación esta totalmente intacto. Veo que has sido el único que se ha dado cuenta... En fin, vayamos al grano. ¿Donde están mis amigos?.-Su voz sonaba seria y preocupada, pero su ceño se frunció al escuchar la risa del asqueroso trasgo.-¿¡Que demonios te hace reír?!.-Pregntó Daga alzando la voz mientras le miraba a los ojos.

-¿Tus amigos..? No había nadie más contigo enana.-Dijo mientras se levantaba y se movía hacia a ella lentamente.

Daga se puso nerviosa mientras intentaba desatarse las manos para poder transformarse con facilidad, pero le era imposible, esas cuerdas eran mucho más duras que las cuerdas humanas.

-¡Alejate de mi sucia escoria de trasgo!.-Gritó Daga con todas sus fuerzas haciendo que toda la sala se enmudeciese, ella sabía que había metido la pata hasta el fondo.

-¿¡Sucia escoria de Trasgo?!.-Dijo alzando su bastón para golpearla. Para él era como una hormiga debido a la diferencia de tamaño era enorme y eso hacía que fuera fácil de matar. Así que sin pensárselo más veces lanzo el bastón hacía ella por la parte puntiaguda mientras Daga cerraba los ojos para recibir ese mortal golpe cuando notó un peso muerto encima. Abrió los ojos pensando que ya estaba muerta, pero Shaen yacía en sus brazos, agonizando con un buen trozo de madera de arce clavado en el vientre.

-¡¡¡No!!!.-Gritó Daga agarrándolo como podía.-Por favor no...-Se dijo para si misma mientras caía al suelo, dejándolo acostado.-Aguanta...-Las lágrimas caían por sus mejillas acabando en las de Shaen. Las palabras que habían tenido en la cueva eran certeras, y habían abierto un camino hacia su corazón y le había hecho ver la luz.-Seguro que los demás vendrán en tu busca...-Dijo mientras notaba que la vida de su amigo se iba poco a poco en sus manos, notando la sangre bajas por sus brazos, notando el frío de ese pequeño cuerpo.-Shaen... Estuve muy equivocada contigo. Eres un enano leal, y nunca podré volver a mencionar la palabra Cobarde junto a tu nombre...-Dijo Daga mientras notaba una ligera sonrisa en el rostro de Shaen.-Los grandes dioses te honraran...-Daga cerró los ojos abrazando a su amigo en su último suspiro mientras intentaba no echarse a llorar.

-Que bonito...-Comentó el trasgo fingiendo llorar.-¡¡Las cosas bonitas me repugnan!!.-Alzó de nuevo su bastón para realizar un golpe final, y esta vez acabar con la escoria de una vez. Sin embargo una luz blanca azotó sus ojos y una voz grave y fuerte resonó al fondo de la sala.

Después de aquella luz cegadora un gorro picudo y una túnica salían de la luz, Gandalf el mago había acudido en busca de la heredera.

-Un error cometiste al entrometerte en el camino de la joven.-Dijo Gandalf apuntándole con su bastón.-Un error de un insensato.-Se puso delante de Daga para protegerla.

-¿Que hará un mago contra mi gran ser?.-Dijo en tono burlón el trasgo mientras le miraba.

Gandalf sonrió y los demás entraron alzando sus espadas y gritando muerte mientras corrían a atacar al Rey trasgo que se quedaba asombrado al ver su táctica. Bilbo observó a Daga y fue a ella mientras le miraba a los ojos.

-Bilbo... Dime que no escucharon la conversación...-Dijo en Shock, sin saber que decir.

Bilbo le agarro de las mejillas y hizo que le mirase a los ojos mientras apartaba el frío cuerpo de Shaen.

-Conseguí alejarles lo suficiente para que no escucharan ni un solo susurro...

Ella no pudo más, escuchó aquello y volvió en si abrazándose fuerte al joven Bilbo, dándole las gracias por ayudarla y por rescatarla... Pero, ¿Estarían los enanos a salvo peleando contra el rey trasgo?

La Princesa Bajo La montaña~DᴀɢᴀʀʏᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora