Después de aquellos encuentros y del nuevo acompañante de los enanos, se embarcaron en las blancas paredes de Rivendell, donde les esperaba Elrond el Elfo, viejo amigo de Gandalf el Gris, y posiblemente una buena ayuda para la compañia.
-Encantado de veros Mellonen.-Dijo el elfo mientras miraba a los enanos.- ¿Que os trae por aquí Mithrandir?
-Vengo a pediros ayuda fiel amigo. Y un poco de comida para estos viejos amigos.
El elfo barrió con la mirada a la compañía y sus ojos se fijaron en la elfa que le acompañaba, pero alguien tapó su vista y volvió a mirar al mago.
-Se os brindará comida y un lugar para dormir si es necesario Mithrandir... -Su mirada se volvió a girar hacia los enanos, pero esta vez apuntó hacia Thorin.-¿Thorin Escudo de Roble? ¿Que haces aquí? Es un honor tenerte presente.
Thorin le miró extrañado y dió un paso adelante, mirando curioso al elfo que había logrado reconocerlo.
-¿Como sabes quien soy?.-Le preguntó mientras posaba una mano sobre su espada.
-Tienes rasgos de tu abuelo.-Dijo el Elfo girandose para seguir hacia Rivendell.
-Yo no soy mi abuelo.-Dijo seriamente Thorin mientras todos le miraban confusos.
El elfo sonrió a sus espaldas y siguió su camino mientras los demás le seguían. Daga estaba totalmente dormida sobre los hombros de Fili, lo cual indicaba que apenas se había enterado de nada. Cuando entraron podian observar aquellas paredes relucientes, el aroma a fresco y la abundancia de vegetales que algunos enanos odiaban a muerte. Lo primero que hicieron fue sanar a los heridos, con una buena mano y con las hierbas necesarias para realizar una buena cura, y seguidamente se inició un banquete, con música y risas, alegrías y compañía, pero para la pobre Lya estaba siendo una tortura, estaba intentando no ser reconocida, parasar desapercibida para poder seguir en la comàñía hasta el final, había cogido tanto cariño a sus amigos... y más a su salvadora y tal vez mejor amiga Daga. Aunque eso no era lo que más atemorizaba a Lya, ella podía sentir como un mal se acercaba a la compañía, como podía ver caer uno a uno a todos los componentes, tenia la sensación de que sus vidas acabarían pronto, y no de una de las maneras menos dolorosas. Y todos esos pensamientos hacían que las lágrimas corriesen por sus mejillas, intentando no gritar lo que pensaba, pero su paciencia se estaba acabando, aquel dolor era inmenso, hasta que noto que alguin agarraba la mano, y alzó la vista, viendo el rostro de su gran amiga.
-¿Estas bien Lya?.-Preguntó bastante preocupada mientras Lya se secaba las lágrimas.
-Estoy bien Daga... Gracias por preocuparte...-Lya miró a los ojos de Daga, se notaba triste.-¿Y tu estas bien?
-Sí, no es nada.-Le sonrió y siguió atendiendo a las anécdotas de Gandalf y de algunos enanos, mientras Lya intentaba no pensar en todo lo que le venia a la cabeza.
Después de que aquel banquete acabará, los enanos se sentaron al rededor del fuego, cogiendo calor. Todos, menos Daga, que se había ido con Elrond.
-Mi señor, me gustaría pedirle un favor, un favor que os pido con el corazón.-Le dijo educadamente.
-Dime, heredera de Durin.-Dijo Elrond mirándole con una pequeña sonrisa.
-Bueno... Que sean dos..-Dijo mientras tragaba saliva.-Necesito que cuide de mi amiga, no puedo dejar que continué el viaje, se que las Tierras Salvajes no son pasto para caballos.
-Esa amiga que menciona es la elfa que le acompaña ¿Verdad?
Daga agarró aire con lágrimas en los ojos. La mirada de Elrond estaba haciendo que ella se sintiese culpable ante sus actos aquel día, el día que alejó a Lya de su reino.
-No puedo permitir que ella caiga... No puedo permitirlo, menos siendo Lya Hoja verde, unas de las herederas de Mirkwood, y tal vez, mi única y mejor amiga.
Elrond sonrió y le puso una mano en el hombro mientras mencionaba unas palabras casi en un suspiro, que Daga pudo escuchar.
-Se desde hace tiempo, que Lya Hojaverde le acompaña en sus aventuras, se que ha estado a tu lado, y que la has salvado, ¿Porque ahora?
-¿Porque ahora? No lo sé, tal vez... entre estas paredes este más segura, pero, Elrond, debe de estar a salvo, ella no puede combatir... Tiene sangre real.
-Y vos-Comentó Elron mientras le miraba.-
-No diga eso, cuando usted y yo podemos afirmar que mi madre no era de la dinastía, y el segundo favor va sobre mi pasado, mi presente y mi futuro. Quiero que este claro que no quiero que nadie de este lugar mencione de donde provengo, quien era mi madre, ni donde estaré dentro de unos años, quiero pasar desapercibida, quiero ser nada, quiero ser libre, ya que he probado su sabor, y es uno de los más bellos del mundo.
Elron sonrió y se giró de nuevo a ella mirándole sinceramente.
-Realizaré tus favores, ya que sé que no fuiste culpable por secuestrar a Lya Hojaverde, y porque la libertad puede convertirse más valiosa qu el oro...
-Muchísimas gracias señor Elrond, estoy en deuda con usted.-Daga hizo una reverencia y se reunió con los enanos para coger más calor. Todos querían preguntar, donde había ido ella, pero ninguno se atrevía al ver aquel rostro tan triste que inundaba.
Todos pasaron la noche allí. Todos podían dormir placenteramente menos las dos chicas. Las dos tenían pesadillas o los remordimientos podían con ellas, cada una pensando que era la culpable de todo.
Al día siguiente todos se preparaban para partir, y cuando Lya fue a dar un paso adelante Elrond le paró poniendo una de sus manos en su hombro. Lya miró a Daga, y las dos intercambiaron las miradas.
-Lo siento...-Dijo Daga mientras miraba hacia el suelo.-No puedo dejarte venir...
-Da... ¡Daga! No puedes hacerme esto... Por favor... No me dejes aquí, quiero ir contigo Daga...
-No puedo...-Dijo con una voz de pito por aguantar el lloro.-No puedo dejar que sufras en el viaje, las Tierras Salvajes son muy peligrosas, y no podría dejar que tu acabases allí, y...
-Pero, Daga, yo puedo luchar puedo ayudaros y conseguir matar a ese dragón... ¡No quiero dejarte!.-Las lágrimas empezaron a brotar mientras todos miraban.
-Lya... No dudes que eres una gran dama, y una gran amiga, fiel, y muy sencilla, ¿Y sabes? Las cosas sencillas son las que cambian el mundo... Tu me has hecho ver que la confianza hace caminos... Y que tener a alguien al lado no esta tan mal, por eso te devuelvo los favores poniéndote a salvo, para que puedas disfrutar de la tranquilidad.... Por favor... Quédate... Te lo ruego...
Lya miró a Daga a los ojos mientras sonreía tristemente. Le abrazó fuertemente ahogando el lloro en su hombro, temiendo no volverla a ver nunca más.
-Te prometo que volveré a por ti Lya...
-Mejor prométeme que te vas a cuidar..
Daga sonrió mientras se separaba y apoyaba las frentes.
-Lya Hojaverde... Ha sido un honor viajar a tu lado...
Las dos chocaron las manos y las apretaron con fuerza mientras Daga se separaba y le decía el último adiós, desapareciendo entre los enanos que le daban palmadas en la espalda, como signo de compasión y de animo. Sin embargo, Thorin le paró.
-¿Porque lo haces?.-Le preguntó curioso mientras le miraba. Daga alzó la vista.
-Porque... Prefiero morir sola, y no permitir que las personas a las que más quiero vean como mi vida... Desaparece poco a poco...
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La Princesa Bajo La montaña~Dᴀɢᴀʀʏᴛᴇ
FantasyDaga recorre la Tierra Media en busca de respuestas, sin embargo, ella recuerda haber vivido en el mismisimo infierno. Acompañala en sus aventuras en busca de su padre y en la salvación de su reino.