Capítulo 18.- Contrabando

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Un rato después de que Daga descansase junto a Thorin, decidieron emprender la marcha hacia su próxima parada. A Daga, la idea de pasar por plena ciudad del lago no le hacía mucha ilusión, ya que allí tenia unos pocos recuerdos junto a varias personas del pueblo, y escuchó todas esas historias de cuando Ciudad del Lago era una inmensa ciudad de riquezas y alegría.

Bajaron unas colinas bastante peligrosas hasta llegar a un pequeño rio donde se pararon a descansar, ya que aquella caminata para algunos fue demasiado dura. Daga se sentó al lafo de Fili, y este le sonrió.

-¿Como vas? ¿Cansada?.-Preguntó mientras revolvía el pelo de su prima.

-No, sabes que esto no es nada para mi Fili..-Dijo mientras reía apartando su cabeza para que él no le revolviese más el pelo.

-Pequeña rata, solo haces que fardar de tu forma fisica..-Dijo en broma.

-Bueno... mejor me callo antes de empezar a decir cosas de ti.

-Cosas como... Guapo, excelente, listo, hábil... .-Le guiñó un ojo y Daga rió

-Lo único de bueno que tienes tu es que eres gracioso, aunque esa gracia que tienes es 90% tomteria.-Dijo riendo y huyendo de sus manos que intentaban atraparla.

Daga se fue a dar una vuelta mientras saludaba a los enanos que estaban sentados cogiendo aire. Una vez saludó a todos, se dirigió al bosque, pero alguien le agarró por detrás tirandole al suelo, cosa que le asustó bastante.

-¿Una enana del linaje de Durin ha de asustarse de su propio padre?.-Dijo Thorin medio riendo mientras le abrazaba hacia él. En sus ojos podia verse ese brillo de felicidad por tener a Daga como su hija. Además, había mejorado muy rápido, y se notaba en la manera como se movía.

-No sabia que eras tu.-Dijo Daga mientras se abrazaba a él.-Pensaba que eras un feo orco.-Dijo sacandole la lengua. Los dos rieron divertidos ante aquello, pero aquella tranquilidad se acabó cuando escucharon gritos cerca del rio. Daga se levantó primero mientras iba hacia allí a un paso lento. Una vez llegó y vió que pasaba, sus ojos se abrieron como platos al ver que aquel al que amenazaban sus amigos era ni más ni menos que Bardo el arquero,.-¡¡Bardo!!

Bardo giró la cabeza ante aquella persona que gritó su nombre, y su cara cambió a la de sorpresa y alegría.

-¿Daga? ¿La mismísima Dagaryte?.-Preguntó mientras se acercaba a ella, haciendo que todos callasen de repente.-¿Eres tú..?

-Si... Bardo soy la pequeña Daga.-Dijo con una sonrisa mientras él le agarraba de los hombros.

-Cuanto has crecido desde que te fuiste...-Dijo acariciando el pelo de la enana.-¿Que haces aquí?

-Es una misión fundamental, no puedo contártelo...

Thorin llegó allí abajo y vio lo que estaba ocurriendo. Miró al rededor en silencio y vio la barca, así que decidió acercarse a bardo y pedirle un favor.

-¿Puedes llevarnos a ciudad del Lago?.-Preguntó amablemente mientras miraba a Bardo con autoridad.

-Decirme quienes sois y yo aceptaré a llevaros.

-Jámas.-Contestó rápidamente Thorin, con una cara bastante seria, que asustaba a cualquiera.

-Esa es mi respuesta a vuestra pregunta. Ningún desconocido subirá aquí.

Daga apretó el puño por la cabezonería de su padre mientras miraba a bardo. Decidió zanjar el asunto con algunas palabras, que tal vez harían enfadar a su padre, pero ahorrarían muchos días de camino.

-Él es Thorin Escudo de Roble, hijo de Thror, hijo de Thrain, Rey bajo la montaña.-Dijo con autoridad, orgullo y seriedad. Bardo se eschó a reír y miró a Thorin.

-Nunca lograreis acabar con ese dragón. tan solo traeréis más miseria. Largaos...-Dijo mientras se giraba.-¡Ah! Daga, tu puedes venir, vámonos.

-no.-Dijo Daga con un tono cortante, poniéndose al lado de sus compañeros.-Tu dijiste que una de las cosas más importantes en una vida es la familia, y ahora no voy a abandonarla.

Bardo se asombró por las palabras de aquella enana. Ella tenia razón, él le había dicho muchas frases para que ella recordase sus consejos, y ahora las estaba usando contra él, con el único proposito de seguir con su familia, a la que había encontrado, asi que no tubo otra opción.

-Podreis venir, pero solo si pagaís por un contrabando.

Todos se miraron, y todos asintieron a la vez sacando sus pequeños sacos de cuero medio llenos de monedas para pagar aquel viaje que ayudaría a llegar a tiempo al gran día, al Día de Durin.

La Princesa Bajo La montaña~DᴀɢᴀʀʏᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora