-Maestra _________- enunció la directora desde la puerta del salón. - Gracias a dios no se ha ido.
Dejé mi pluma en el escritorio y la miré. Hoy tenía la esperanza de llegar temprano a casa para preparar mi comida y dormir, pero al parecer eso no sucedería.
-De verdad lamento mucho molestarla, pero es Aaron.
La miré sintiendo pena.
-¿Otra vez?- pregunté sintiéndome terrible.
-Su papá marco hace 5 minutos y pidió sí podemos esperarlo un poco más para recoger a Aaron. No me molestaría quedarme pero debe recoger a mis nietos del preescolar.
Le sonreí sabiendo que no podía negarme.
-No se preocupe, yo me encargo de Aaron.
-De verdad es un ángel. Le prometo que le daré un aumento.
Reí mirándola. No me caería nada mal.
-Le dejo las llaves para que pueda cerrar la puerta principal. Yo regresó en un rato a terminar de ordenar todo. Mil gracias.
Vi bajar a la directoria a toda velocidad por la escalera. Me levanté tomando mi celular y depositando en la bolsa delantera de mi bata. Caminé hacía el balcón del salón y miré a Aaron. Su cabello negro era definitivamente de su madre, los ojos azules eran de su padre. A sus 7 años era un niño promedio. Todos los recreos jugaba fútbol con sus compañeros y parecía ser bastante bueno. Era un excelente alumno, y ni qué decir de su comportamiento, era un niño maravilloso. Era de esos niños que siempre me ayudaba, cumplía con sus tareas y ayudaba a sus compañeros.
Cuando su madre enfermo, Aaron no quería hablar con nadie y todo alrededor de él comenzó a derrumbarse. Él venía de una familia amorosa y unida, cuando su made enfermo todo cambió. Su papá tenía que llevar a su mamá a quimioterapias y Aaron se había quedado varios días hasta muy tarde esperando que pasaran por él. Nunca me había molestado quedarme con él.
Al principio solo nos quedábamos en silencio en el salón. A veces, pedía comida para los dos y. mirábamos la tele con el proyector del pizarrón. Aaron había comenzado a contarme ciertas cosas, como el hecho de que su papá no dormía cuidando a su mamá. Valoraba mucho su confianza y le conté sobre mis padres igual. Comenzamos a ser amigos y agradecía que el a pesar de su corta edad fuera tan comprensivo. Jamás se había enojado con sus papás por descuidarlo, él sólo quería que su mamá estuviera bien y entendía todo.
El día que la mamá de Aaron murió sentí como si me hubieran golpeado. La directora me había mandado llamar para decirme qué Aaron se retiraría temprano de clases. No me sentí con el valor suficiente de hablar con Aaron y decirle lo que había pasado, solo lo llame fuera del salón de clases. Cuando me miró entendió todo y se lanzó a mis brazos a llorar, no pude decirle nada y solo me quede con él abrazándolo y tratando de consolarlo.
Aaron ya no era el mismo niño. Se había vuelto más callado y parecía que su mente siempre estaba en otro lugar. No quería presionarlo, pero me preocupaba que nadie estuviera poniendo atención a lo que le pasaba.
-Aaron- grité desde el balcón.- Sube.
El pequeño niño me miró, tomó su mochila y su sudadera y subió corriendo las escaleras. Caminó dentro del salón de clases y dejo sus cosas en su lugar. Caminé de regreso y miré cómo se sentaba en su silla y depositaba su cabeza en la mesa.
-¿Quieres que te ayude a hacer tu tarea?
Negó con su cabeza contra el escritorio.
-¿Quieres ver caricaturas?
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One Shots | Varios|
FanfictionIf this love only exists in my dreams, don't wake me up.