Mi cuerpo se sacudió de manera rápida. Abrí mis ojos para encontrarme acostada en el sillón con un libro recargado en mi regazo, la televisión sonaba bajo pero el silencio era predominante.
Maldición, Mi-suk no estaba ahí.
Me levanté rápidamente dejando caer el libro en el piso, las caricaturas de Mi-suk hacían que la tarde tan nublada tuviera un toque de color. Apagué la televisión y recogí el libro del piso para poder buscar a Mi-suk.
Caminé hasta su cuarto mientras comenzaba a escuchar como las gotas de lluvia golpeteaban las ventanas del departamento. El cuarto de Mi-suk era muy diferente al de cualquier niña de su edad, y en gran medida era culpa de su papá.
Cuando Mi-suk nació Yoongi se volvió loco, literalmente. Nada parecía ser suficientemente bueno para su pequeña, desde la ropa hasta él. Yoongi había cambiado completamente por amor a ella.Si bien seguía siendo un hombre reservado y serio, Mi-suk había logrado destapar a un Yoongi que nadie jamás había visto.
Se había vuelto abiertamente cariñoso con ella y conmigo, ya no se escondía detrás de esa frialdad. Su tolerancia y paciencia habían excedido el límite humano, jamás se molestaba con Mi-suk cuando lo interrumpía o lloraba a la mitad de la noche. Yoongi siempre recibía a Mi-suk con una sonrisa en su rostro mientras ella le estiraba los brazos, no se cansaba de besarla y de darle abrazos.
Cuando Mi-suk comenzó a demostrar interés por la música Yoongi se emocionó más que cuando se enteró que sería papá. La pequeña Mi-suk le pidió un piano a su papá, y él no tardó mas de dos días en comprarle un piano a su medida y conseguirle lecciones privadas para que ella pudiera aprender a utilizarlo correctamente.
Mi-suk tenía en su cuarto muchos discos, casi todos regalos de su papá y de su tío Tae quién le había regalado un tocadiscos, los peluches de gatos y perros habían sido regalos de su tío Jin, los libros y rompecabezas solo podían ser de su tío Nam, el tío Jimin le había regalado una cocina gigantesca para que jugara a ser chef y su tío Hobi le había regalado un nintendo switch con toda la colección de juegos para bailar que existía. Todo estaba ahí menos Mi-suk, y mis peores temores se hicieron realidad.
Yoongi estaba trabajando en su estudio porque tenía que entregar un disco, y seguramente Mi-suk se había metido al estudio con él. Seguramente a Yoongi no le molestaba que ella estuviera ahí, pero yo debía encargarme de cuidarla y de que no lo interrumpiera.
Bajé corriendo las escaleras para dirigirme al estudio, mientras me acercaba a la puerta escuché la suave risa de Mi-suk y la voz ronca de Yoongi quién decía algo. Me quedé en el marco de la puerta para evitar interrumpir lo que estaba sucediendo en ese cuarto.
-Papá, suena mejor la primera.
-Pero está tiene más bajo, suena más la voz.
-Pero el bajo hace que no se escuché el piano.
Los dos se quedaron en silencio mientras sonaba una melodía en el fondo, mientras la melodía sonaba escuché a Yoongi tararear la canción, de pronto la pista se detuvo. Caminé un poco para poder ver la escena, Mi-suk estaba sentada en las piernas de su papá mientras él la abrazaba por la cintura y recargaba su barbilla en la cabeza de la pequeña niña. Los dos miraban a las pantallas que tenían frente a ellos y con su mano libre Yoongi tomaba el mouse de la computadora.
-Tienes razón, se escucha mejor la primera. Tal vez sonaría mejor si aumento un poco el bajo.
-Se escucharía bien, no olvides que el piano da melodía.
-¿Eso lo aprendes en tus clases?
-Sí, mi maestra dice que el piano es muy importante en la música. Por eso quiero ser la mejor, para poder trabajar contigo, porque tú eres el mejor.
Yoongi sonrió mientras acariciaba el cabello de Mi-suk, ella miró a su papá mientras cerraba los ojos ante sus caricias.
-Mi amor, tú ya eres la mejor. No importa qué pase, siempre voy a querer que me ayudes y que estes conmigo en el estudio. Así sea como pianista o como mi hija. Si esa es la razón por la que estás aprendiendo el piano no quiero que continúes.
Mi-suk sonrió y abrazó a su papá mientras él dejaba un pequeño beso en su frente.
-Me gusta mucho el piano, y creo que soy buena. Además hace feliz a mamá y a ti.
-Lo único que debe importarte es que tú seas feliz, nadie más importa.
Mi-suk recargó su cabeza en el pecho de su papá mientras él continuaba moviendo el mouse haciendo modificaciones en la computadora. Yoongi giró su cabeza y nuestras miradas se encontraron.
Nada había cambiado desde hace 8 años, ningún sentimiento ni sensación. La mirada de Yoongi seguía haciéndome temblar como el primer día y sin dudarlo sonreí ante su gesto. Él soltó el mouse y estiró su mano en mi dirección invitándome a pasar.
Caminé hacía él sin decir una palabra, cuando llegué hasta su silla el abrazó mi cintura y yo sacudí su cabello.
-Hey-dijo mientras me miraba-No me despeines.
-Eres bastante lindo despeinado.
Los dos sonreímos y él me acercó un poco más a él tirando de mi cintura.
-Estoy abrazando a los dos amores de mi vida, nada podría ser más perfecto hoy.
De pronto el timbre del departamento sonó y Mi-suk saltó del regazo de su padre para ponerse de pie.
-Es mi maestra, debo ir a abrirle.-Mi-suk salió corriendo del estudio mientras gritaba de una manera graciosa.
-Mi-suk, espera.- Traté de detenerla pero Yoongi tomó mi cintura para hacerme sentar en su regazo.
-Deja que Eun-ji se haga cargo de ella un rato, quiero estar a solas un rato contigo.
Dejé caer mis manos sobre sus hombros y el dejó un pequeño beso en mi cuello.
-Lamento haberme quedado dormida y que Mi-suk te haya interrumpido. Sé que estás ocupado y no quiero que te distraigas.
-______ basta. Ni tú ni Mi-suk son una distracción, son la mejor inspiración para mi trabajo. Es más, voy a poner a Mi-suk en los créditos del disco porque ha sido una gran ayuda.
Reí ante su comentario y dejé un pequeño beso en sus labios mientras él se aferraba a mi cintura.
-Te amo, y mucho preciosa. Gracias por darme la oportunidad de tener una familia.
Sonreí mientras acariciaba su mejilla.
-Gracias a ti por querer formar una conmigo.