La gente no paraba de correr, parecía el fin del mundo. Todos gritaban y era peor que una zona de guerra, mi mamá había llorado dos veces en las últimas dos horas y mi hermana no dejaba de gritar y dar órdenes a todos los presentes.
Yo en cambio, estaba sentada viendo mi reflejo en el espejo. Ninguna seña de preocupación en mi rostro, sólo una enorme sonrisa que hacía que incluso las mejillas me dolieran. El caos de toda esa gente me hacía arrepentirme un poco de haber querido que ellos fueran parte de esto, pero sabía perfectamente que no me harían olvidarlo y se vengarían de mí por no hacer de esto algo memorable.
Para mí era algo memorable sin importar nada, y esperaba que para él también lo fuera. Aunque conociéndolo, seguramente también estaba arrepintiéndose de haber involucrado a tantas personas.
Sienna, Pam y Sara aún estaban arreglándose, habían sido las últimas en llegar a esa apocalipsis y mi hermana no lo había dejado pasar. Entre el caos de los vestidos, las flores y él maquillaje pasé a ser un accesorio en todo el evento. Yo aún no tenía mi vestido puesto y dudaba bastante que alguien se hubiera dado cuenta de ese detalle.
Tenía que salir de ahí, y tenía que hacerlo rápido antes de volverme loca. Tomé mi teléfono rogando que nadie se diera cuenta que estaba escapándome y salí de la habitación del hotel. Suspiré de alivio cuando nadie corrió detrás de mí. Paz y silencio, eso era todo.
Y él.
Miré mi celular para poder encontrar el chat que tanto buscaba y que se encontraba perdido entre felicitaciones y mensajes sobre cosas que no importaban en ese momento.
¿Puedo verte?
Nami: ¿Estás bien?
Sí, sólo necesito verte.
Nami: Estoy en el 302, te veo aquí.
Asentí guardando el celular en la bolsa de mi sudadera mientras corría al ascensor, en cualquier momento podrían darse cuenta de mi ausencia. Presioné el botón blanco con una flecha que indicaba el descenso, mis manos comenzaron a sudar y por primera vez en el día mi sonrisa se tornaba en angustia. Cuando las puertas del ascensor se abrieron sonreí al ver al muchacho con esa sonrisa contagiosa.
-¿Qué haces aquí?
-Nam me mandó a buscarte, pensó que te había pasado algo.-Hobi sonrió mientras yo entraba en el ascensor, las puertas se cerraron y dejé caer todo mi peso en la pared frente a él. El traje color azul marino le quedaba impecable, y por un momento me pregunté si Nami se veía así. -¿Es una locura allá dentro?
Asentí queriendo justificar todo lo que estaba sucediendo ahí, pero ninguna explicación me parecía lo suficientemente lógica para que yo estuviera al borde de una crisis y él se viera tan tranquilo.
-¿Ustedes qué están haciendo? Supongo que ya terminaron de arreglarse.
-Estamos jugando Mario Kart desde hace una hora.
Quería matarlos, a cada uno de ellos. Mientras ellos estaban teniendo la mejor tarde de sus vidas yo había estado escuchando gritos por más de dos horas. Hobie miró mi gesto y sonrió descaradamente.
-Si algo te consuela, Nam ha perdido todas las veces que ha jugado. Está bastante nervioso, por un momento creímos que iba a correr.
Sonreí mientras escondía mis manos en mi sudadera, las almas gemelas sí existían al parecer. El ascensor se detuvo y abrió sus puertas en el piso 3. Hobi estiró su mano para darme el paso y salir primero, yo salí de prisa buscando la habitación 302.
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One Shots | Varios|
FanfictionIf this love only exists in my dreams, don't wake me up.