Lo miré por la ventana. Estaba de pie frente a mi puerta. Su cabello peinado hacía atrás, su chamarra de mezclilla lucía desgastada y sus manos se escondían en las bolsas de su pantalón.
Sus brazos parecían tensos sobre la tela de mezclilla, su mandíbula se apretaba con fuerza. Miraba a todos lados queriendo encontrar ahí las palabras que necesitaba, ninguna pared iba a poder dárselas.
De pronto, miró hacía mi dirección. Su sonrisa nerviosa y un poco forzada hizo despertar algo en mí. Había evitado el pensamiento todo el día, pero ya era el momento de enfrentarlo. Cerré la cortina y caminé hacía la puerta para poder abrirla. Me miró queriendo encontrar respuestas en mí, yo tampoco las tenía.
-¿Puedo pasar?
-Es tu casa también.
Camino hacia dentro y cerró la puerta detrás de él. Me gustaba el silencio, no quería hablar. Romperlo significaba enfrentar la situación y no estaba segura de poder hablar sin estallar en llanto.
-Sólo vengo por mi ropa
Asentí sin mucho ánimo. ¿Así?, tan fácil sería la despedida.
-Adelante- contesté queriendo clavar mis pies al concreto para no salir corriendo a sus brazos.
Me miró nuevamente, fijamente. Sus ojos azules querían respuestas, me miraba esperando algún movimiento mío. Pero mi corazón me pedía quedarme quieta, no quería quebrarme. No después de todo lo que habíamos pasado.
Caminó hacía la puerta del cuarto que compartíamos recorriendo primero las paredes con sus ojos. Parecía que en las paredes intentaba encontrar el momento dónde nos habíamos perdido.
-¿Sólo así?- preguntó dirigiéndose a mí. - ¿Vas a dejar ir todo así de fácil?
Lo miré molesta.
-Esto ha sido todo menos fácil-contesté queriendo sonar fuerte
-Te pedí perdón __________-dijo mientras caminaba hacía a mi.
-Tu perdón no arregla nada. Tú tomaste una decisión, decidiste irte y ser infiel. Eso no fue un error como dejar la ropa en el piso. Lo hiciste con plena conciencia y sólo sientes el haber sido descubierto, si realmente lo hubieras sentido no lo hubieras hecho más de una vez.
Zac me miró como si le hubiera leído la mente. Él era un hombre muy transparente, no había sido nada difícil descubrir sus mentiras.
-¡Estábamos mal! No puedes juzgarme por haber querido a alguien que no discutiera conmigo.
-No me hagas ver como un monstruo, tú sabes mejor que nadie que yo siempre estuve aquí.-sentí el nudo en mi garganta crecer-Yo te amaba Zac, yo dejé todo por ti. Dejé mi vida, mis amigos, mi familia y mi carrera por seguirte hasta aquí. Jamás reclamé, jamás te culpé. Siempre estuve contigo aunque las decisiones no fueran lo mejor para mí. Si tú y yo peleamos fue porque nunca estabas aquí. Y no había nada de malo en querer a mi esposo en la casa. No había nada de malo en querer que estuvieras conmigo, para eso nos casamos.
Zac se acercó a mi y retrocedí.
-______________, escúchame.Prometo cambiar. Te daré todo lo que necesitas, no saldré de aquí a menos que sea necesario. Voy a renunciar al trabajo y regresaremos.Por favor, no me hagas esto. Sé que fue un error y no sabes cómo lo lamento.
-No Zac. Ya estoy muy cansada. Di todo de mi y ni así fue suficiente, te fuiste con la primer chica que te hablo bien. Tal vez debí aguantar más, no debí pedirte más tiempo, no debí mencionar el regresar, pero lo hice y eso te molestó. Lo hecho está hecho.
Zac comenzó a llorar y sentí como todo dentro de mí se derrumbaba. Yo amaba a Zac, lo amaba con todo mi ser y no quería separarme de él. Pero el verlo sólo me deprimía, siempre que lo veía lo imaginaba besando a aquella chica, diciéndole que la quería y prometiéndole cosas que a mí también me había prometido.
Siempre me preguntaba si habían compartido lo mismo que nosotros. ¿La llamaba igual que a mí?, ¿la trataba con la misma delicadeza?, ¿la abrazaba igual que a mi?. Esas preguntas nunca salían de mi cabeza y no quería las respuestas. Mi imaginación siempre suponía lo peor.
-Nunca la quise. ¿Entiendes eso?
-Si nunca la quisiste, ¿Por qué lo hiciste?
Zac respiró profundamente queriendo calmarse.
-Tu siempre fuiste tan comprensiva, tan tranquila e incondicional. Nunca me pediste nada y siempre me diste todo, ni siquiera lo pensabas. Cuando me pediste un hijo yo sólo me acobarde. No sabía si estaba listo para eso. Todo por fintaba en orden y un hijo significaba re acomodar todo. Sólo quería sentirme libre de nuevo.
Reí con un poco de dolor.
-Qué curioso. Yo quería un hijo para re acomodar todo también. Quería que regresaras temprano a casa, que me miraras con amor nuevamente al verme con nuestro hijo.Que fueras el mismo hombre del que me enamoré. Todo salió mal.
-Nosotros no estamos mal.
-Nosotros no estamos mal porqué ya no hay nosotros.
Mis palabras sonaron fuerte y claro en el eco de la habitación.
-No quiero irme de aquí. Yo no me quiero separar de ti.
-Tú ya no estas aquí desde hace mucho. Dejaste de estar aquí desde hace mucho tiempo, nosotros estamos distanciados desde hace mucho Zac, sólo te acabas de dar cuenta de eso. No quiero seguir jugando este juego. Por favor, toma tus cosas y vete.
Zac me miró y caminó hacía la recámara. Miré con cuidado cuando entró y me dirigí al baño. Cerré la puerta lo más rápido que pude, giré el seguro de la puerta para evitar que entrará. Me solté a llorar silenciosamente, no quería que me oyera llorando por él. Cubrí mi boca con mi mano para evitar que mis sollozos se escucharán. Me abrace con la otra mano queriendo darme consuelo. Estaba sola en un cuarto frío llorando porque el amor de mi vida estaba haciendo sus maletas en la otra habitación. Y no podía hacer nada para detenerlo.
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One Shots | Varios|
FanfictionIf this love only exists in my dreams, don't wake me up.