| 18 | Skandar Keynes 1.1

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Miré por la ventana nuevamente, jalé las mangas de mi sudadera par cubrirme las manos en un intento de cubrirlas del frío. Estaba muy nublado y parecía que comenzaría a llover en cualquier momento, así eran los veranos en Londres. No era una partidaria de los días calurosos, en realidad los odiaba, pero a veces valoraba un poco de sol. 

El teléfono celular comenzó a vibrar, miré la pantalla y era Skandar. Mi corazón dió un salto y me emocioné, no dude en tomar el teléfono y contestar su llamada. 

-Hola-contesté emocionada. 

-Hola bonita.

Sentí como mi estómago se apretara. Lo extrañaba muchísimo. 

Skandar y yo teníamos dos años de novios. Nos habíamos conocido en la universidad y yo siempre me dije que lo nuestro había sido amor a primera vista. Nuestros amigos se reían de nosotros porque en menos de una semana ya habíamos salido dos veces en citas. 

A mí no me había costado trabajo enamorarme de él. Era guapo, inteligente, divertido y comprensivo. Me gustaba mucho que fuera tan maduro y serio, la forma en que me trataba era diferente a todos los demás. Siempre apostaba a que los dos éramos adultos, y que nuestra etapa de adolescentes tontos había quedado atrás, no había mentiras ni tonterías. Los dos realmente queríamos estar con el otro y eso se notaba. 

Cuando terminamos la universidad el futuro era incierto, los dos debíamos graduarnos y conseguir empleos y por un momento pensábamos que tal vez no seguiríamos juntos. Afortunadamente  tuvimos la oportunidad de seguir juntos, yo imaginaba mi vida con el. Quería compartirlo todo con él, y al parecer el quería lo mismo conmigo. 

Las cosas se complicaron cuando gané una beca para estudiar la maestría en Londres. Yo sabía que una oportunidad así no se iba a volver a repetir, pero estaba muy asustada. Dejaría todo lo que conocía por un año; mi familia, mi casa, mis amigos y sobre todo a Skandar. Dude mucho al principio y evite por dos semanas hablar de la situación, estaba muy asustada. Al final me di cuenta que no podía ocultarlo y debía hablarlo con Skandar para poder tranquilizarme y tomar una decisión. 

Contrario a todos los escenarios planteados en mi mente en donde me dejaba llorando en la puerta de mi casa con una canción del soundtrack de Grey's Anatomy de fondo, se había puesto eufórico. No paro de abrazarme y de felicitarme, solo me repetía lo orgulloso que estaba de mí y lo mucho que me merecía esa beca. En lugar de sentirme tranquila, mi mente solo empezó a pensar que estaba fingiendo para poder terminarme y comencé a llorar rogándole que no me dejará. Él solo río por lo dramática que estaba siendo y me prometió que no iba a dejarme.

Los dos sabíamos que sería complicado. Eran diferentes horarios, yo estaría ocupada y la distancia era demasiada. Pero al mismo tiempo sabíamos que solo era un año, el se concentraría en terminar su despacho y yo me dedicaría completamente a la maestría. 

Los primeros meses habían sido complicados. Estaba sola en una ciudad nueva, realmente no conocía a nadie y no me distinguía por ser tan sociable. Las primeras semanas lloraba en mi cuarto por la ansiedad que sentía, pero poco a poco todo fue mejorando. Skandar siempre estuvo ahí, me enviaba mensajes de amor y de lo mucho que me extrañaba.  En mi cumpleaños, logró enviarme mi regalo a la residencia junto con un pequeño pastel. Ya no estaba sola ni triste porque sabía que incluso a la distancia Skandar siempre estaba conmigo. 

La semana anterior lo había notado extraño. Parecía estar distraído y demasiado ocupado. No quería ser una novia absorbente y dramática, pero realmente extrañaba hablar con él. A la distancia sus mensajes se sentían como abrazos y era lo único que podía tener de él. 

-¿Cómo estás?- pregunté realmente interesada

-He estado mejor- dijo riendo- estoy muy cansado y sólo desearía estarte abrazando en este momento. 

One Shots | Varios|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora