| 15 | Asa Butterfield

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Mis manos sudaban, esto era un error. Verlo de nuevo era un completo error. Lo miré sentado en la jardinera esperándome, sonrío cuando me vio y se levantó. 

-Hola- dijo queriendo acercarse.

Me quede quieta. No quería hacer las cosas incómodas. 

-Hola- contesté sin acercarme. 

Me miró extrañado.

-Entonces, ¿Quieres hablar aquí o quieres ir al Starbucks?. 

-El Starbucks es buena idea. 

Mi mente recordó varías tardes con él en nuestra mesa favorita. Cómo me había ayudado a terminar mi proyecto final de literatura. El emocionado explicándome teorías literarias y dando sugerencias de libros y personajes. Yo, sintiéndome abrumada por escuchar a alguien tan inteligente hablar de algo que me gustaba. Como cada que terminaba de dar una explicación y yo le daba un ejemplo me daba un pequeño beso en los labios.

-Vamos en mi auto.- dijo mientras comenzaba a caminar directo al estacionamiento. 

Lo seguí por inercia. Caminamos más de 100 metros cuando divisé el auto azul. 

Ese auto había sido testigo de nuestro primer beso. Cuando se negó a encenderlo hasta que no lo besará, me había reído hasta que noté que era enserio y lo besé. Las mañanas en las que nos habíamos quedado platicando en su auto no importando perder la primera clase, solo para compartir nuestro tiempo. Todas las tardes cuando salíamos de clase y nos quedábamos una hora ríendo de todas las cosas tontas que pasaban. Los días que habíamos discutido y nos negábamos a bajar del auto hasta resolverlo. Ese automóvil tenía muchos recuerdos, y honestamente hubiera preferido caminar hasta la cafetería. 

Caminó hacía la puerta del auto y tomé la manija. 

-No-dijo mientras quitaba mi mano- yo lo hago.

Sonreí internamente, me gustaba cuando hacía eso. 

-Sube.

Entré al automóvil y cerró la puerta. El auto olía completamente a él. Me miró mientras atravesaba el auto para poder subirse. 

-Entonces al Starbucks.

Introdujo las llaves y encendió el auto. Lo miré tomar la palanca de velocidades y sentí un nudo en la garganta. Siempre que manejaba tomaba mi mano izquierda y no la soltaba hasta que llegáramos a nuestro destino. Yo me giraba en el asiento para mirarlo y ocasionalmente besarlo en un alto. Ahora luchaba contra todos mis instintos y solo miraba hacía el frente. 

Llegamos al Starbucks y bajé rápidamente para evitar que abriera la puerta. Me miró y caminamos juntos a la entrada de la cafetería. Miré nuestra mesa ocupada, algo que agradecía bastante. Sin mucho pensar pedí un café frío y él pidió un café americano. Esperamos en la barra y cuando nos entregaron los cafés caminamos a la única mesa disponible. Nos sentamos frente a frente y deje caer mi mochila en el respaldo de la silla. 

-¿Cómo te va?-preguntó mirándome fijamente

Mal. Siempre estoy pensando en ti, ocasionalmente lloro recordando y aveces desearía no haberte conocido. 

-Bien- sonreí- Estoy muy ocupada últimamente. 

Sumergiéndome en mi miseria. 

-Me alegro

Sonreí queriendo llorar. 

-¿Y tú?

-Igual, todo va bien en la editorial. Tenemos mucho trabajo. La oferta sigue abierta por si quieres trabajar ahí. 

One Shots | Varios|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora