Día 13. Gotas de miel

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Visión nunca había oído nada del truco de las tres gotitas de miel para poder dormir, pero escuchar a Wanda hablar de ello con Morgan lo tenía ensimismado. Siempre podía aprender algo nuevo de ella, se daba cuenta.

–Cuando era pequeña y mi hermano y yo no podíamos dormir, mi madre tenía un truco infalible que siempre funcionaba –Estaba contando ella–. Nos preparaba un chocolate caliente y echaba en la taza tres gotitas de miel.

Morgan, sentada en la cama, la observaba completamente asombrada. No solo por la historia, más bien porque Wanda estaba utilizando sus poderes para sostener en el aire una taza de chocolate caliente. Y a Morgan le encantaban esos trucos.

Con la mano que tenía libre Wanda lanzó un destello hacia el tarro de miel y lo movió hasta que quedó un tanto inclinado encima de la taza.

–Una gotita para alejar las pesadillas, nunca queremos tener malos sueños –Mientras hablaba el tarro se inclinó todavía más y permitió que una sola gota cayera sobre la taza–. Otra gotita para alejar los malos espíritus, así solo las almas buenas quedan junto a nosotros –Repitió el proceso nuevamente–. Y la tercera gotita, la necesaria para sanar el alma de sus preocupaciones y permitirle descansar hasta la mañana siguiente.

Cuando la última gota de miel cayó Wanda volvió a dejar el tarro sobre la mesa y le tendió la bebida a la niña, que la tomó aun sin dejar de observarla con auténtica sorpresa.

–Quema un poco –Se quejó la niña tras intentar dar el primer sorbo.

Wanda rio antes de acariciarle con suavidad el cabello.

–Acabo de preparártelo, es normal. Pero ya verás cómo duermes mejor a partir de ahora. ¿Vale? Tus padres vendrán mañana por ti y no queremos que piensen que no duermes bien.

–Siento haberos despertado, no me gusta tener pesadillas.

Visión se vio en la obligación de salir de su ensimismamiento e intervenir. Se acercó a la cama y se sentó en el hueco que había libre junto a la niña.

–No debes disculparte. ¿Sabes que yo también las tengo, Morgan? De vez en cuando me invaden los malos pensamientos y me hacen desesperar, pero con el remedio de Wanda duermo mucho más tranquilo.

Lo último no era verdad, Wanda nunca había usado aquel remedio con él. Pero quería tranquilizar a la niña aunque para ello tuviera que decir alguna mentira piadosa.

Morgan pareció mucho más satisfecha entonces.

Quedó prácticamente dormida incluso antes de terminarse el chocolate. La arroparon y salieron de allí con rapidez para no perturbar su sueño de nuevo. Ambos se habían asustado mucho cuando la habían escuchado gritar en mitad de la noche, incluso se habían preparado para enfrentarse a cualquier villano, lo cuál afortunadamente no había sido necesario. Esperaban que la niña durmiera bien en esa ocasión.

–Nunca me habías contado el remedio de tu madre –Comentó Visión, curioso, una vez estuvieron de vuelta en la habitación.

–Oh, no era verdad. Lo saqué de internet, pero quería que Morgan lo sintiera especial y se tranquilizara.

Wanda se acurrucó en la cama y cerró los ojos dispuesta a volver a dormirse. Pero Visión no estaba por la labor de dejar ir aquel tema, se sentía decepcionado de haber caído en aquella mentira.

–Le has mentido…

–No me juzgues, tú también lo has hecho –señaló–. Los dos queríamos calmarla, le hemos contado un cuento y lo hemos conseguido. ¿Y ha funcionado, verdad? Morgan no va a volver a asustarnos con gritos. En estos casos el fin justifica los medios.

–Supongo que a veces las mentiras inocentes pueden ayudar.

Aquello era confuso para su entendimiento, pero los humanos en general lo eran. Así que lo mejor era asumirlo.

–Y las gotitas de miel, no lo olvides –bromeó Wanda. Alzó un poco la cabeza para darle un beso en la mejilla y volvió a tumbarse–. Buenas noches.

–Buenas noches, amor.

Celebrando el año nuevo - Reto scarletvisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora