Día 30. Intento de cena romántica

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Habían pasado varios meses desde la última vez que Wanda y Visión se habían permitido tener un momento a solas. En parte por la familia, y en parte porque no tenían tanto tiempo libre desde que Wanda comenzó a estudiar una carrera de psicología. Quería especializarse en los traumas de guerra, lo que necesitaba tiempo. Visión la apoyaba en todo, y por ello había aceptado el rol de quedarse en casa con los niños y el perro.

Pero lo cierto es que Visión se sentía culpable por la situación y por la falta de intimidad. No es que fuera lo fundamental en su relación, pero sentía que estaba descuidado su matrimonio. Y eso era impensable.

Hablando con Tony al respecto se le ocurrió la idea de organizar una cena romántica. ¿Por qué no?

Wanda solía pasar las tardes en la biblioteca, por lo que aprovechó uno de esos momentos para prepararlo todo. Primero pidió a Natasha que cuidara a sus hijos y al perro por una noche, cosa que la espía aceptó encantada. Todos los Vengadores amaban a los niños, era algo positivo. Y después siguió con sus planes: compró flores, globos de corazones, champan, y pidió la comida del restaurante favorito de Wanda.

Ya lo tenía todo listo cuando llegó la hora a la que Wanda regresaba normalmente de la biblioteca. Flores en el suelo, la comida en los platos, la bebida bien fría... Pero los minutos iban pasando y ella no daba acto de presencia. Al principio no le dio importante, pero cuando vio que la hora de su llegada habitual quedaba muy atrás, comenzó a preocuparse. Decidió llamarla al móvil solo para asegurarse de que ella estaba bien.

-Hola, cariño -Respondió ella al tercer toque-. ¿Todo bien en casa?

-Todo perfectamente -Asintió Visión, lanzándole una última mirada al decorado y a la mesa-. Pero estás tardando un poco y... Supongo que es absurdo, pero me he preocupado.

-Eres tan tierno -Ella rio-. Lo siento, ha habido una avería en los ordenadores de la biblioteca y nos han permitido quedarnos un rato más. ¿Es mucho problema si llego un rato más tarde? ¿Están los niños bien? ¿Has dado de comer a Sparky?

-No, quiero decir, sí. Ellos están bien, y no hay problema en que llegues un poco más tarde. Te espero aquí, cariño.

-Adiós, amor.

Visión suspiró con resignación cuando colgó el teléfono. No importaba si ella se retrasaba un poco más mientras estuviera bien. No podía culparla, lo primero era su carrera. Eran los problemas de que aquella cena fuera una sorpresa.

Estaba planteándose cambiar los globos de corazones de sitio cuando su teléfono comenzó a sonar. Era Natasha.

- ¿Sí?

-Hola, Visión -Saludó la espía-. No queríamos molestarte en tu sorpresa romántica, pero Billy se ha puesto un poco enfermo. Parece que Thor le ha dado más golosinas de las que nos recomendaste y... -De fondo se escuchó la voz de Thor excusándose. Entonces Natasha comenzó a grirar-. ¡Sí, idiota! No le puedes dar al niño dos bolsas enteras de golosinas ni mezclarlas con huevo -Un silencio-. ¡Me da igual que sean sin azúcar! -Natasha volvió a centrarse en el teléfono entonces-. ¿Estás ahí, Visión? No para de vomitar. No sabemos qué hacer.

Sin duda no podía tener una cena romántica con uno de sus hijos enfermo, por lo que no se pensó dos veces lo que debía hacer.

-Iré inmediatamente.

-No. Basta con que nos digas qué hacer en estos casos. Nosotros nos encargamos. Ya sabes que nos encantan los niños.

-Si Billy está enfermo creo que preferirá estar en casa -Insistió Visión.

Se escuchó un ajetreo al otro lado del teléfono.

-No, papi, estoy feliz con la tía Nat -Se escuchó la voz del niño, aunque parecía estar recitando algo escrito-. No vengas aquí. Disfruta con mamá. Te quiero, adiós.

Celebrando el año nuevo - Reto scarletvisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora