Happiness.

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(...)

Ese estado emocional que entrega una sensación de bienestar, que surge a partir luego de alcanzar una meta, deseos o propósitos. Un momento efímero que quieres que dure para siempre, sin sufrimientos o pensamientos que te atormenten.

Felicidad.

Así se sentía Frank y Gerard con la compañía del otro. Todo era igual que antes, pero esta vez más maduros y comprensivos con el otro.

Por otro lado, Cherry y Bandit experimentaban pena, dolor y desagrado en consecuencia de su pelea, la cual era ridícula para ambas e incluso no entendían por qué se generó.

En la mañana, B espero a ambas gemelas en su auto como era de costumbre pero solo subió Lily, quien tenía unas nauseas matutinas horrorosas.

-¿Y Cherry? -Preguntó la Way. Ella aun sentía enojo porque su amiga tampoco le había confesado que gustaba de Aidan, y claramente, a B ya no le atraía el chico.

-Se fue en la mañana. -Respondió mientras bebía un té desde una pequeña botella de plástico.- ¿Qué paso entre ustedes?

-Nada...

Gerard y Frank estaban juntos desde el día anterior. Ninguno podía dejar de besar al otro y estar a su lado. Vieron películas toda la noche junto al pequeño Miles, quien amaba con todas sus fuerzas a sus hermosos padres.

-Las niñas ya se fueron. -Dijo Gerard entrado al cuarto de Frank con una bandeja.- Y le traje el desayuno al hombre más hermoso de esta vida.

Frank abrió sus ojos lentamente mientras sentía como las mariposas salían por sus extremidades, haciéndolo temblar de amor. No podía creer lo que estaba viviendo, al fin de muchos años estaba nuevamente con Gerard, su Gerard.

-Ven acá. -Gee dejó el desayuno en la mesita junto a la cabecera de la cama para abalanzarse contra Frankie y llenarlo de besos.

-Desayuna pronto, bebé. -Sonrió de oreja a oreja.- Tendremos un día muy ocupado. Miles está comiendo en su cama.

-Eres el mejor no... el mejor. -Murmuró Frankie al recordar que aún no eran nada serio.

...

Gerard se sentía impaciente. Solo quería escuchar a la enfermera salir de los laboratorio y que dijera el apellido "Iero" para que entregara los resultados. Frank y Miles estaban tranquilos, porque estaban casi seguros de que compartían la misma sangre, ademas, estaban muy entretenidos viendo videos en YouTube de conciertos de The Misfits como para prestarle atención a su alrededor.

Ambos adultos ya se habían contactado con una agradable maestra para que comenzara mañana mismo a enseñarle de todo a Miles.

Todo estaba saliendo a la perfección para ir donde el juez.

-¡Iero! -Exclamó la enfermera. Gerard corrió hasta ella y segundos más tarde, llegaron los aludidos.- Ja... que pequeño el mundo, ayer vino una niña con el mismo apellido.

-Que coincidencia. -Respondió Frank con una amable sonrisa- No es muy común.

-Síganme por acá... -La joven mujer los guió hasta una pequeña sala, donde había un sobre sellado arriba de la mesa.

Las blancas paredes iluminaban los cinco metros cuadrados. Era una salita amigable, pero no precisamente era un lugar para contar buenas noticias. Generalmente llevaban a las familias para notificarles las pérdidas de sus seres o para decidir cosas importantes.

-Los dejare solos un momento. -Ella sonrió y salió de la habitación, dejando a los tres desconcertados.

Gerard estaba más asustado que de un principio, contagiando a Frank con el sentimiento. Miles de veía sereno pero aun así sentía temor al pensar en que pasara si Frank no era su padre.

-No puedo, Gee... -Susurró Frank al borde de las lágrimas.

-Tranquilo, mi vida. -Gerard besó la sien de su vecino y tomó su mano con fuerzas.- Estoy contigo. Todo saldrá bien.

Frank respiro profundamente y tomó el sobre entre sus manos. Lentamente lo abrió con los ojos cerrados, para finalmente sacar el papel. Habían un millón de palabras pero solo fue a la parte más importante de todo el estudio.

"Por su parte, la probabilidad de paternidad para este caso es de 99.999%, por ende, se confirma que el supuesto padre es el padre biológico de Miles".

Frank soltó un grito ahogado y de inmediato, sus ojos se cristalizaron para abrazar a su hijo. Gerard los abrazó con fuerza mientras besaba sus cabezas. Cada uno estaba más feliz que el otro.

Simultáneamente, Bandit se escondía de Cherry. No quería verla ya que la Iero la ignoraba de una forma rotunda, así que su única opción fue ir hasta la biblioteca para dormir un momento hasta que empezara su próxima clase.

Cherry se encontraba sentada en el verdoso pasto del campus al lado de su amigo Aidan.

-C-Cherry... -Tartamudeo el de ojos verdes mientras miraba el pasto. Hace días, él comenzó a sentir una vibra extraña por parte de Bandit, pero todo se esfumaba cuando la chica se acercaba a Cherry y así era viceversa. Aidan comprendía que Bandit ya no sentía nada por él y claro que hasta un tonto se daría cuenta.- ¿Te gusta B, no es así?

-¿Q-Qué? -La pelinegra intentó verse desentendida pero su corazón estaba a punto de salir de su sintonía normal.- ¿A mi gustarme Bandit? Pfff... estás loco. ¿Por qué? ¿Acaso yo también le gusto?

Aidan rió y pudo confirmar su teoría. Ambas chicas se adoraban...

Frank y Gerard estaban estacionando su auto afuera de la gran estructura que componía el Juzgado de Nueva Jersey. Faltaba menos de 5 minutos para que su cita con el juez comenzara, así que decidieron entrar y hablar con la recepcionista.

Ella, al igual que la enfermera, los guió hasta una sala pero esta vez tenía un color grisáceo, con sofas de cuero y alfombras costosas.

-Estoy nervioso. -Susurró Gerard mientras se sentaba a un costado de Miles.

-Tu tranquilo, papi. -Respondió el hijo menor de Frank mientras tomaba la mano de sus dos papás.

Un hombre ya mayor de edad, con un traje y canas de color blanco, entró por la puerta con una gran sonrisa al ver a la familia que los esperaba. Luego de presentarse, Frank le contó toda la historia, de como conoció a Miles hace unos días atrás, dando un salto temporal a su época que fue el esposo de Jamia para luego volver a la actualidad, de cómo lo ha cuidado.

-Y dime, Miles... ¿como era tu vida con tus otros padres? -Pregunto con una sonrisa comprensiva mientras le entregaba una paleta.

-Pues... era triste. -Respondió mirando al suelo.- No he visto a mamá de hace muchísimo tiempo y su novio, Josh, quien me hacía llamarlo papá, me golpeaba y a veces no me daba comida. Siempre le pedí un perrito pero él me decía que no y me decía que fuera a pedir dinero a la calle. Pero con mi papi de verdad soy muy feliz. -Sonrió mientras abrazaba a Frankie.- Ademas es dueño de sopita, un cachorro muy lindo.

El tatuado le entregó la prueba de paternidad y algunas fotos de Miles el primer día que llegó. Evidentemente, ya había subido de peso y se veía como un niño normal, con una vida repleta de amor.

-Entonces... si pudieran llenar estos papeles sería muy útil. -Dijo el anciano mientras le entregaba una pluma a Frank-. Se comenzará a investigar en las condiciones que vivía Miles pero mientras dura el caso, usted tendrá la custodia del pequeño. Todo está a favor en su caso, a excepción de no estar casado así que si el hombre consigue un buen abogado, será difícil... Así que eso. Les deseo una vida muy feliz.

-Muchísimas gracias. -Dijo Frankie con una sonrisa enorme-. ¿Escuchaste pequeño? ¡Viviremos juntitos!

Miles subió hasta la espalda de su papá mientras celebraba. Gerard los observaba con ternura y sabía que más que nunca, amaba su decisión de quedarse con Frankie.

Vecinos | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora