Crash.

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Los días seguían pasando y todo transcurría de la misma manera. Miles en sus clases desde casa, Frank componiendo música en el sótano, Gerard haciendo cómics y leyendo algunos que le enviaban para publicar, y por último, las chicas en la universidad.

No había mucho que contar además de las caricias y el amor que se entregaban a diario. Ambos pensaban que vivir en departamento era mucho más fácil que cruzar la calle en pijama, pero eso ya les daba igual.

Por otro lado, las noticias no tardaron en hacerse públicas. La mayoría de los periódicos y revistas musicales estaban explotando la información que tenían sobre la nueva pareja. Habían fotos de ambos tomados de la mano, caminando con Miles por las calles de Jersey.

Pero como todo, había un segunda cara de la moneda. No todo era felicidad para otras personas, como Bert por ejemplo. Le dolía el corazón ver cómo es que Gerard se había enamorado de otro hombre, ya que él había pensado que por fin estarían juntos debido a su madures. Creyó que era el amor de su vida.

Las clases fueron rápidas para las chicas y como estos últimos días, Bandit volvió solo con Lily a casa, ya que Cherry prefería estar sola.

-Hola mami. -Bromeó la gemela al ver a Gerard en su casa. Algo que la alegraba de todo el infierno que estaba viviendo, era que su padre estuviera con Gerard.

-Hola pequeña. -Respondió con una sonrisa.- ¿Cómo estuvo tu día? Tu padre está abajo por si quieres ir a saludarlo.

-Horrible. -Lily se sentó al lado de Gerard y se recostó, dejando sus pies sobre las piernas del Way.- Cherry y Bandit siguen enojadas. Me cansa estar contándoles todo lo de la otra y además tengo unas nauseas horribles... Estoy enferma del estómago.

-Oh, linda. -Gerard lanzó su mirada compasiva y acarició rápidamente la cabeza de la Iero.- El estrés provoca muchas náuseas. Te haré un té que le preparaba a Lindsey cuando estaba embarazada de B. Siempre me ha servido cuando estoy enfermo.

Al poco rato, llego Cherry y bajo de inmediato a hablar con su padre. Necesitaba apoyo en esto. Sabía que su amor por Bandit la estaba volviendo loca y no tenía ni idea que hacer.

-Papá... ¿como fue que conquistaste a Gee? -Preguntó sentándose sobre una caja donde el Iero guardaba los cables de las guitarras.

-No hice nada en realidad. -Rió mientras recordaba la historia con el amor de su vida-. Solo pasó... creo que ninguno se dedicó a conquistar al otro. Nos conocimos y nos enamoramos.

-Mmh... gracias, supongo.

La tarde no sé demoro mucho en pasar y Lily prefirió salir un poco antes al departamento de Aidan ya que el aburrimiento la consumía viva. Ninguna de las otras dos chicas se dignaba a levantarse de su cama para poder salir. Temían ver la cara de la otra y quedar cómo tontas.

-¿Hola? -Preguntó Bandit al contestar la llamada de Aidan.- No me siento muy bien...

-Bandit, sé lo que te pasa. -Respondió con tranquilidad.- No estoy molesto por lo que haya pasado entre nosotros, ¿está bien? No quiero que te sientas apenada por no gustarte...

-Gracias por entender, pero en realidad no me siento bien como para salir.

-¿Por Cherry?

-Algo así... es complicado y ni yo me entiendo.

-Bandit, todos sabemos que se gustan. Noté como la mirabas en su cumpleaños y como cambia tu sonrisa al estar con ella. Creo que eres la única que no se da cuenta. -Aidan se sentía feliz al ayudar a sus amigas, porque al fin y al cabo, eran las mejores chicas que él podría haber conocido.

-¡Ve por Cherry! -Gritó una voz en el fondo, que claramente era Lily.

-¿Es...estás seguro de eso? -Tartamudeó. En su interior pudo sentir calma y plenitud al descubrir sus verdaderos sentimientos. Se había enamorado de su mejor amiga.- ¿Y si yo no le gusto?

-¡Claro que le gustas!

Bandit sonrió y colgó la llamada para salir corriendo hasta la casa de los Iero. Necesitaba hablar con Cherry y expresarle todo lo que sentía. Se sentía como una idiota al pensar que la Iero estaba enamorada de Aidan, porque jamás fue así.

-¿Bandit? -Preguntó Frank al ver a la hija de su amor-. Lily ya salió y Cherry esta arriba...

-¡Gracias Frankie! -Exclamó y entró corriendo con la misma emoción. Subió las escaleras y sentía como su corazón comenzaba a aumentar de ritmo, y no solo por cansancio.

La castaña entró al cuarto de la gemela con una sonrisa al verla recostada en su cama con seriedad. Sus sentimientos delataban su verdadero sentimiento, estaba enamorada de pies a cabeza. Le encantaba su personalidad, su risa y cada vez quería conocerla más y más.

-¿Qué quie...? -Dijo Cherry pero fue interrumpida por un tierno y corto beso.

Ambas sintieron un click en sus corazones, mezclado con mágicos fuegos artificiales. Nada a su alrededor les importaba, porque estaba juntas, sin que su orgullo las detuviera y por sobre todo, estaban besándose lentamente.

-Lo siento mucho... -Murmuró Bandit cabizbaja con una pequeña risita.- Fue mucha emoción por un segundo.

Cherry le sonrió y nuevamente atrajo los labios de la chica que la volvía loca hasta los suyos.

-Creí que jamás te darías cuenta, B.

-Tengo que darle los créditos a Aidan... me ayudó. -Rió nerviosa al pensar que era igual de idiota que su padre.- ¿Nos vamos a pasar un buen rato?

Ambas bajaron corriendo tomadas de las manos. Gerard y Frank solo las observaron con una tierna sonrisa y las dejaron ir con su amigo.

Apenas se subieron al auto, Cherry llamo a Aidan para notificarle que iban en camino.

Ambas iban cantando a todo pulmón las cursis canciones que aparecían en la radio. Tenían que liberar su emoción y felicidad de alguna forma.

El semáforo marco el color rojo, por ende B detuvo el auto. La noche en Jersey estaba muy tranquila para ser verdad. Todo iba a la perfección.

-¡Me encantaaas! -Exclamó Cherry y besó nuevamente a B.- Realmente no puedo creer esto.

B le lanzó un beso a la corta distancia y apenas el semáforo cambió a verde, avanzó para que todo su mundo de volviera oscuro.

Vecinos | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora